Entre las encuestas y el voto real
Antes de iniciar el tema quisiese hacer un comentario sobre la apreciación que alguien me hizo sobre mis textos publicados en varios medios. Me comentaba que un buen analista es objetivo e imparcial y yo no lo era. Le respondí que tenía razón en una parte, no en todo. Efectivamente quien quiera que haga o trate de hacer análisis debiera ser objetivo y yo trataba de serlo, primero, le subrayaba, porque estaba educado en el pensamiento crítico y segundo, ponía en práctica la autocrítica. Pero en lo segundo no tenía razón, que viera a los comentaristas televisivos que se jactan de su presunta imparcialidad pero no la aplican, casi todos ellos responden a los intereses del sistema. En el fondo y en la superficie son unos hipócritas. A mi no me interesa esa falsa virtud de la imparcialidad, no me interesa ni la asumo, tengo un punto de vista particular, parcial (lo que no lo divorcia de la objetividad) y por ello escribo, para decir y difundir lo que pienso, que no necesariamente es lo que concluyen los demás.
Ahora si al tema. A fines de abril arrancaron formalmente las campañas locales. El pasado domingo 26 de este mes asistí al mitin de apertura proselitista de los candidatos de MORENA en Coyoacán, donde por cierto, la mayoría de ellos son exmilitantes del PRD: María Rojo, Pablo Gómez, Alejandro Encinas y Leticia Varela.
En el acto, abierto con la intervención del exjefe de Gobierno capitalino Alejandro Encinas, este afirmó que las encuestas no daban votos, para subrayar que había que redoblar esfuerzos para asegurar que la gente saliera a votar masivamente el próximo primero de julio.
Reflexioné sobre lo dicho por Alejandro. Tiene razón, por lo que decidí escribir sobre el tema (de ahí que esa haya sido la propuesta de Editorial para Tribuna Comunista y para mi colaboración en Crisol Hoy) pero sobre todo, para plantear qué hacer al respecto en mi organización, el Movimiento Comunista Mexicano y en los frentes en los cuales actuamos.
Entre aquellos que están convencidos en votar por AMLO y el frente que encabeza, “Juntos haremos historia”, hay mucho entusiasmo por los resultados de las encuestas, las cuales no se han modificado sustantivamente a dos meses de la jornada electoral, de tal manera que ya consideran ganador al tabasqueño. Todo ello aún la exacerbada guerra sucia desplegada por el resto de los candidatos presidenciales y el PRIAN, entre ella la campaña de miedo que propalan.
La derecha está haciendo lo suyo, sea ético o no, es secundario considerar los medios si cumplen con el fin trazado. No sólo es la guerra sucia, las fake news (muy popularizadas por Donald Trump); el mentir a la manera goebbeliana para convertir en verdad lo que no lo es; desplegar campañas al viejo estilo de compra de votos y utilización de los programas sociales y presupuesto público (ahí está el caso de La gran estafa); preparar el fraude por los medios que se requieran; construir instituciones a modo para que formalicen lo irregular, como sería el caso del Tribunal Electoral, que ya enseñó el cobre en las elecciones mexiquenses y de Coahuila, además del aval al Bronco. Aún la voluntad popular pretende no entregar tan fácilmente el gobierno y si pueden, arrebatarlo.
Por ello la afirmación de Encinas es un llamado a dejar la contemplación y las cuentas alegres, para hacer más, mucho más, en el ánimo de contrarrestar la campaña de la derecha expresada en los frentes que encabezan el PRI y el PAN, además de los dos candidatos independientes, que también representan al conservadurismo y el atraso.
También hay que convencer a los dudosos y dúctiles, a los indecisos y a los que hasta ahora mantienen la postura de la abstención o el voto nulo, que creo que no son pocos y podrían determinar el resultado o ante una elección segura pero cerrada, podría poner en entredicho la mayoría en las cámaras, con lo cual haría tambalear la gobernabilidad requerida para concretar todo lo que se mencionó en la campaña.
Hay otros pasos más, no es sólo desbordar las urnas para asegurar un triunfo holgado, sin dudas y pretextos, también hay que defender el voto en la casilla. Un objetivo tiene que ser cubrir el cien por ciento de ellas, no dejar ningún resquicio a través del cual se pueda manipular el resultado. A quien de este lado le haya tocado en la insaculación del INE ser funcionario de casilla, tendría que aceptar la responsabilidad y desde su función garantizar la imparcialidad de la mesa directiva y el respeto al voto. Y ante cualquier irregularidad que pudiese presentarse, denunciarlo, ahora hay formas efectivas e inmediatas de difusión, gracias a las redes sociales.