¿GENTE BUENA? ¿ASÍ COMO PARA QUÉ? 1/2
Algún día, alguien, algún estudiante de doctorado en Estudios Culturales, debería tomar como tema para su tesis, este asunto del mito de la Tierra de la Gente Buena; analizarlo desde su fundación, hacia mediados de la década de los años cuarenta del siglo XX, y hasta nuestros días. Se trata de explorar unos 80 años de historia de Aguascalientes; una nadita, pero estoy seguro de que el resultado sería un trabajo de lo más interesantes de esta vida.
Recordar el momento en que dicho mito surgió y comenzó a brillar y a iluminarnos y, sobre todo y por encima de todo, a determinar nuestra conducta social, es decir, cuando comenzamos a creérnoslo y a asumirlo como verdad inmutable; indiscutible, parte de nuestra idiosincrasia; nuestra identidad, gracias a la adopción de semejante discurso por parte de líderes de opinión, autoridades de todo tipo, medios de comunicación, y de ahí para abajo, como en cascada, hasta el más humilde de los ciudadanos, etc., pero sobre todo, y por encima de todo, su significado profundo, esta implicación que todo el mundo negará, pero que está ahí, presente, y que identifica a gente buena como gente manejable, controlable, dejada; gente a la que se le pueden imponer cosas y por pudor; porque ¿qué van a decir los demás?, se quedará callada y apechugará.
El día que esto suceda; que surja el valiente que se lance al estudio de este discurso y lo procese de manera adecuada, hará sin duda una valiosa contribución al estudio de la historia de las ideas de este pueblo que nos vio nacer.
Semejante reflexión viene a cuento ahora porque el pasado 9 de marzo el doctor Andrés Reyes Rodríguez, que por cierto es doctor, presentó su más reciente publicación, bajo el sello editorial de la Universidad Autónoma de Aguascalientes. El texto lleva el sugerente título de “Rebelión Ciudadana y Justicia Fiscal. Movimiento Predial de 1948 en Aguascalientes,” y está aderezado con una fotografía en la que aparece un grupo de personas que sostienen una manta en la que se lee: “Sr. Srio. De Gobernación. Pueblo Aguascalentense reclama justicia”; nada más y nada menos.
La presentación tuvo lugar en ese espléndido edificio en que fue convertida la antigua rectoría, un espacio propicio para la convivencia en el que se puede consumir un tentempié, admirar la exposición del momento, adquirir libros universitarios, estimulante hervidero de muchachos que conviven, y a lo mejor hasta estudian.
Los presentadores tuvieron la rara cualidad; en verdad excepcional, por desgracia, de hacer converger en sus personas la militancia partidista -aunque no en este momento- y la vida académica, aparte de mantener una presencia pública en medios.
Fueron ellos Socorro Ramírez, en otro tiempo diputada federal priísta, y Noé García Gómez, otrora militante del PRD, partido que presidió en Aguascalientes hace algunos años.
Socorro recordó un dicho de Beatriz Paredes Rangel, ex gobernadora de Tlaxcala, ex presidenta del PRI, a propósito de la posible pasividad aguascalentense, debido a la presencia de “una extendida y conservadora clase media”. Teniendo en cuenta que la presentación del libro ocurrió el 9 de marzo, es decir, al día siguiente de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, en cuya manifestación habrían participado alrededor de 7,000 jóvenes, menores de 25 años, Socorro recordó que 10 años atrás habían sido unas 30, Socorro una de ellas. Desde luego esto da cuenta de hasta qué punto ha cambiado Aguascalientes, así como para suceda lo anterior.
Evidentemente toda investigación requiere de una serie de preguntas que desencadenen la indagatoria. En este sentido, Socorro trajo a colación algunos de estos cuestionamientos: ¿cómo fue que la ciudadanía se movilizó, en un momento de paz social en que estaba forjándose una estabilidad política que duró durante décadas?, cuando existía un partido hegemónico y el crecimiento económico estaba en proceso de convertirse en una realidad, transcurridas las turbulencias revolucionarias.
Por su parte Noé ponderó las virtudes del libro, como elemento para entender no sólo la historia política de Aguascalientes, sino también de la clase política, y señaló que en la investigación intervienen conceptos poderosísimos: rebelión, justicia, ciudadanía, fiscal, conceptos que sin duda han servido históricamente de motor de la acción ciudadana, y se preguntó, a propósito de las situaciones que disparan una movilización social: ¿cuántas veces nos hemos sentido fastidiados por alguna decisión que consideramos improcedente?
El conflicto a que se refiere el texto, en el que se incluye información procedente de los archivos de la Secretaría de Gobernación, algo vedado hasta hace poco tiempo, tuvo lugar entre 1947 y 1949, y tuvo como elemento central la negativa del pueblo organizado, de pagar el monto que el gobierno exigía por concepto de impuesto predial, pero ya entrado en gastos, la protesta se amplió a otros ámbitos de actividad pública criticados por los protestantes: el origen del gobernador; que supuestamente no era originario de Aguascalientes, el hecho de que trajera gente de otros estados para desempeñar cargos públicos, etc. (Felicitaciones, ampliaciones para esta columna, sugerencias y hasta quejas, diríjalas a carlos.cronista.aguascalientes@gmail.com).