Entrevista a Yolanda Padilla Rangel: Quinto Plan Diocesano de Pastoral: propuestas y desafíos
INTRODUCCIÓN
El pasado mes de agosto de 2024 el obispo de la Diócesis de Aguascalientes, Juan Espinoza, promulgó el V Plan Diocesano de Pastoral, que guiará el camino pastoral durante nueve años. El primer año terminará en agosto de 2025 y es nombrado Año de la Esperanza. Así, cada año tiene un nombre diferente, que pretende iluminar el sentido místico que se le dará a ese año, culminando el Plan en agosto de 2033, con el año de la Redención. La promulgación del Plan se hizo durante la conmemoración de 125 años de la fundación de la Diócesis (nota: la diócesis abarca todo el estado de Aguascalientes y partes de Zacatecas, Jalisco, Guanajuato y San Luis Potosí).
El proceso de planificación pastoral participativa inició en la Diócesis de Aguascalientes a mediados de 1987, cuando el P. Ricardo Martín del Campo se dio a la tarea de intentar que las decisiones pastorales estuvieran fundamentadas en un análisis de la realidad social y eclesial, y teniendo objetivos claros para un trabajo en conjunto que fuera más eficaz y eficiente. Esto dio como resultado el Primer Plan de Pastoral, seguido de otros tres, en el inicio de los cuales se evaluaban los resultados del plan anterior.
Para hablarnos del quinto plan, en esta ocasión contamos con la colaboración de Yolanda Padilla Rangel, quien participó en algunas partes de la elaboración de este documento.
¿QUÉ ES EL V PLAN DIOCESANO DE PASTORAL?
Es un instrumento que fue elaborado por la Iglesia católica diocesana en conjunto, para facilitar el trabajo pastoral marcando primero un diagnóstico de la realidad social y eclesial, después un marco doctrinal, luego unas prioridades pastorales, objetivos, políticas y estrategias para lograrlos. Es como una brújula que indica el camino a seguir, también es un mapa que ilustra toda esa ruta, y que la desglosa, indicando los sitios a los que se pretende llegar cada año, o sea los frutos pastorales.
¿QUIÉNES LO ELABORARON Y CÓMO?
El plan implicó un proceso participativo muy amplio, en el que intervinieron sacerdotes, seminaristas, religiosas, religiosos y laicos de todos los niveles de la Iglesia local. Tuvo varias fases. La primera fue de sensibilización y capacitación. En la segunda fase se elaboró el marco referencial, que comprendía el marco de la realidad en la que desde las parroquias y decanatos se recogieron diferentes diagnósticos, y también comprendía el marco doctrinal, que pretendía iluminar precisamente el marco de la realidad. La tercera fase consistió de una asamblea (en dos sesiones) en la que se elaboró un diagnóstico pastoral que señalaba las urgencias pastorales, las prioridades, los objetivos, las políticas y estrategias, el curso de acción y el marco organizacional. Con eso ya se promulgó el plan, y ahora se está en la cuarta fase, que es elaboración de las programaciones anuales de todos los equipos de las diferentes pastorales.
¿CUÁLES SON ESAS PASTORALES?
Hay varias y se agrupan en la Pastoral fundamental que comprende la pastoral profética, litúrgica y social. Luego la pastoral diversificada que comprende familia, adolescentes, jóvenes, comunicación, la pastoral de agentes que comprende a presbíteros, vida consagrada y laicos. En el interior de esas pastorales están muchos equipos de trabajo. Luego está la pastoral vocacional que es transversal a todas. Pero el eje fundamental es el trabajo que tiene que ver con la comunión, o sea aquél que comienza en las familias, pequeñas comunidades, áreas y sectores de las parroquias, las parroquias mismas, los decanatos, etc. (arriba están las instancias que coordinan todo el trabajo pastoral, encabezadas por el obispo).
¿CUÁLES SON LAS URGENCIAS PASTORALES Y EN QUÉ SE BASARON PARA ESCOGERLAS?
Las urgencias pastorales se fueron consensando entre todos los participantes de la asamblea, con un método muy interesante llamado “conversación en el espíritu” en el que, primero a nivel personal y luego por pequeños grupos, se escogían los hechos más significativos, y luego un equipo especial hacía una redacción y al día siguiente se aprobaba. Así fue que la problemática más importante que se escogió fue la que se refiere a la familia, es decir a cómo las familias están viviendo procesos de desintegración, donde se han perdido valores humanos y espirituales.
También se escogió la problemática de los jóvenes que, a raíz de esta desintegración, se están viendo afectados por todo tipo de adicciones y condiciones mentales como ansiedad, depresión, etc. De allí que en las urgencias pastorales quedó fortalecer la pastoral familiar. También se escogió como urgencia pastoral la de coadyuvar a la transformación de la realidad social desde los valores cristianos, revitalizando la vida cristiana. Esta palabra de “revitalizar” fue la que quedó como central en el objetivo general del plan.
¿Y CÓMO SE PRETENDE HACER TODO ESO?
El primer año se va a dar el conocer el plan, bueno, eso ya se está haciendo, se está intentando que cada parroquia se lo apropie. En el interior de cada parroquia está una instancia que se llama Consejo Pastoral Parroquial, en la cual están representantes de todas las pastorales. Este consejo está, vamos a decir, operacionalizando los objetivos del plan, en programaciones particulares que implican definir metas alcanzables, precisas, concretas, a nivel parroquial, con responsables bien definidos, en lugares y fechas bien concretas. Aquí juegan un papel central los párrocos y los agentes laicos. Después se evaluará cada año el plan y se irán haciendo nuevas metas.
En la Iglesia se manejan conceptos bien interesantes que describen el tipo de participación de todos. Se habla, por ejemplo, de vocación, de ministerios, de carismas. En la vocación, a lo que entiendo, están (estamos) todos los bautizados, pero cada quien, de acuerdo a su estado, por ejemplo, si eres laico, religiosa o religioso o sacerdote. En los ministerios está pasando algo muy interesante, pues se están diversificando, entonces tú puedes ejercer un ministerio según una misión o carisma que te confíen, que puede ser temporales o permanente. Los temporales entiendo que pueden ir variando, estos ministerios pueden estar relacionados con la liturgia, la caridad, la evangelización. Los carismas pues son los dones y talentos que te han sido concedidos y que se espera que pongas al servicio de los demás. Entonces vemos que dentro de la Iglesia se abre una infinidad de opciones de participación en las que se puede participar de acuerdo a la vocación, talentos y tareas que se encarguen a las personas.
¿CÓMO HA SIDO LA RECEPCIÓN DEL PLAN?
Pues variada, pero aún es muy pronto para hacer juicios. Hay parroquias muy organizadas que enseguida dieron a conocer el plan e hicieron sus programaciones. Hay otras con menor grado de organización, pero a las cuales se pretende apoyar para que no se queden atrás. Hay otras que, aunque organizadas, se les atravesaron las fiestas patronales, luego vino la Navidad y otras festividades que hacen difícil la planeación en tiempo y forma.
¿QUÉ RETOS PLANTEA EL PLAN?
Pues muchos. Por ejemplo, este de la organización. Cada parroquia es diferente, en el medio rural, hay parroquias que están compuestas por localidades muy dispersas en el territorio por lo que los párrocos no se dan abasto visitándolas, y las distancias dificultan un poco la organización comunitaria. Hay parroquias en las que abunda la población trabajadora, que no tiene mucho tiempo para participar en actividades de la Iglesia. Hay parroquias como las del centro, formadas por casi puros adultos mayores, que también tienen dificultades para lograr la participación organizada. En muchas parroquias se ve la apatía de los jóvenes. Este es un reto importante, el de atraer a los jóvenes a vivir una vida espiritual y de participación comunitaria.
Otro reto es el de que la Iglesia realmente incida en la resolución de problemáticas sociales y comunitarias, pues la gente no tiene tiempo, ya que o vive o trabaja, y pues lamentablemente la vida apenas les da para trabajar, y, cuando trabajan ambos padres de familia, muchas veces los hijos quedan un poco sueltos, aunque a veces bajo el cuidado de los abuelos, los vecinos, algún otro familiar.
Tal vez, el principal reto es lograr la participación de los católicos en un contexto social en el que están luchando por cubrir las necesidades materiales, y además están expuestos a los medios de comunicación y redes sociales, en los que circulan muchos valores diferentes a los defendidos por la Iglesia católica.
Otro reto importante es enfrentar la situación que dejó la pandemia, que impactó mucho en la salud mental de muchas personas, generando situaciones de ansiedad, depresión, angustia. Esto, aunado en algunos casos con las adicciones, pues da un panorama difícil de atender. Ante estos problemas ya no es suficiente solo la acción eclesial, sino que han de intervenir otras instancias, tanto civiles como gubernamentales, se requieren proyectos muy amplios en los que participen varios actores.
¿QUÉ LE FALTÓ AL PLAN?
De personas que sí lo han leído todo, han llegado por lo menos dos observaciones que parecen significativas. La primera es que, en el marco de la realidad faltó considerar la realidad de los indígenas, pues, en Aguascalientes, según el censo de 2020, ya hay más de 5,500 indígenas, en su mayoría wixaritari (huicholes), que se dedican a la venta de artesanías, y también mazahuas, que se dedican a la venta de flores procedentes del estado de Puebla. Algunos de estos indígenas son temporales, pero muchos otros ya se han quedado a residir en lo que es el territorio diocesano y no cuentan muchas veces con vivienda, servicios, etc.
Otro gran ausente del plan es un recuento de las Iglesias protestantes que existen en la diócesis, porque como ya se mencionó, hay problemas sociales que requieren acciones en las que intervengan muchos actores, uno de esos actores son las otras Iglesias. Creo que la Iglesia católica tiene que tener abierta la posibilidad de crear lazos fraternos con los grupos evangélicos, para coadyuvar en acciones comunes, por ejemplo, el combate a las adicciones, la erradicación de la violencia de género y la violencia intrafamiliar, la promoción de los jóvenes, la asistencia a los adultos mayores, a los discapacitados etc. Aquí incluso también se requiere el apoyo de otras religiones, que ya están en la diócesis.
La Iglesia también tiene que tener mayor relación con las instituciones educativas, así como con organizaciones sociales y las diferentes instancias del gobierno. Los problemas sociales son tantos y graves que se requiere de trabajar conjuntamente con quienes también están haciendo algo para su solución. Hay que buscar la colaboración con otras instituciones.
¿CUÁLES CONSIDERAS QUE SON LOS RETOS PRINCIPALES DE LA IGLESIA CATÓLICA AL INTERIOR DE LA MISMA?
Pienso que a nivel universal esta iglesia se está planteando ser más flexible e incluyente. Flexible en sus estructuras, porque a veces se vuelven rígidas. Entonces, hay que flexibilizarlas, y que el centro gravitacional no sea la estructura misma, sino Cristo. Si consideramos un poco la metáfora biologicista de la Iglesia como cuerpo de Cristo, creo que la estructura serían los huesos, que no los podemos cambiar, pero sí podemos tener articulaciones flexibles. Justamente, este Plan enfrenta este problema de cómo articular y, a la vez, flexibilizar las diferentes instancias y niveles eclesiásticos, entonces hay que articular, facilitar la comunicación, quizá con espacios nuevos para eso (no físicos, sino darse tiempo para eso). La verdad es que es un problema difícil de resolver.
Otro reto importante es el de la inclusión de los vulnerables, entre ellos los migrantes, las personas con discapacidad, los niños, las mujeres. En el caso de las mujeres ya están (estamos) siendo incluidas, sí, pero falta mucho camino por recorrer. Las mujeres muchas veces llevan la carga principal en los pequeños grupos, en las parroquias, en la Iglesia, pero a veces sus opiniones no son consideradas. Para la sinodalidad nadie tiene que ser invisible, y caminar todos más o menos al mismo ritmo. Difícil, ¿eh?
¿CUÁLES SON LOS RETOS DE LA IGLESIA CATÓLICA AL EXTERIOR?
Creo que el trabajo pastoral tiene que anunciar una vida digna, pero también denunciar algunas situaciones que no la propician. En nuestra realidad social local, destacan la inseguridad pública, la corrupción, la falta de conciencia ecológica, la precariedad laboral, la pobreza y otros. Pienso que tal vez la Iglesia podría incidir un poco más en la apertura de espacios humanitarios para atender a las víctimas de violencia (pública e intrafamiliar), a los migrantes, a los indígenas, a las personas en situación de pobreza, discapacidad, enfermedad, adicción.
No digo que la Iglesia católica tenga que resolver todas estas situaciones, pero sí incidir en ellas. No digo que no lo esté haciendo, pero es quizá el dolor que me causan todas estas situaciones el que me hace desear mayor participación, no sólo de la Iglesia, de todos los grupos eclesiales, sino también de todos los actores civiles de la sociedad. Pero bueno, no niego que este Plan es un excelente intento de lograr una acción eclesial más organizada, más eficaz, más eficiente, para una vida digna de todos.
MUCHAS GRACIAS.
A ti.