Hermilo Novelo: el violinista de México

Hermilo Novelo: el violinista de México

[bctt tweet=»El nombre de Hermilo Novelo jamás debe olvidarse, no únicamente por ser el gran violinista que fue, sino por la forma tan triste, dramática y mezquina en que murió. » username=»crisolhoy»]

Hermilo Novelo

 

México es y ha sido cantera inagotable de artistas en todas sus manifestaciones: la plástica, la música y las letras. Por mencionar algunos artistas plásticos de renombre internacional, Rufino Tamayo, José Clemente Orozco, Diego Rivera, Frida Kahlo, David Alfaro Siqueiros, José María Velasco,  Dr. Atl (Gerardo Murillo), Francisco Toledo, Fermín Revueltas, Remedios Varo, María Izquierdo, Jorge González Camarena. Juan Soriano, Saturnino Herrán, Miguel Covarrubias, Alberto Gironella, y muchos más, algunos todavía labrando su historia en el mundo del Arte plástico.

En la literatura, México ha levantado la mano para mostrar al mundo el talento creador de Octavio Paz, Amado Nervo, Ramón López Velarde, José Emilio Pacheco, Xavier Villaurrutia, Jaime Sabines, Carlos Pellicer, Alfonso Reyes, Salvador Novo, José Gorostiza, Rosario Castellanos, Sor Juana Inés de la Cruz, Efraín Huerta, Elías Nandino, Manuel Gutiérrez Nájera, Enrique González Martínez, Juan de Dios Peza, Renato Leduc, José Revueltas, Salvador Díaz Mirón, Pita Amor, Ignacio Manuel Altamirano, y mucho me temo, faltan de mencionar más nombres de los que cabrían en este espacio.

El arte de los sonidos, la más sublime de las manifestaciones espirituales, la música, ha sido pródiga también dando a nuestro país nombres tan importantes como: Manuel M. Ponce, Carlos Chávez, Silvestre Revueltas, Carlos Jiménez Mabarak, Miguel Bernal Jiménez, Candelario Huizar, José Pablo Moncayo, Luis Herrera de la Fuente, Gonzalo Curiel, Juventino Rosas, María Grever, Julián Carrillo, Blas Galindo, Arturo Márquez, y en la música popular han trascendido nuestras fronteras los nombres de Armando Manzanero, Roberto Cantoral, Alberto Aguilera, Ignacio Fernández Esperón (Tata Nacho), Alfonso Esparza Oteo,  Agustín Lara, y más. Eso en cuanto a compositores, que si hablamos de ejecutantes…

México puede presumir de ser cuna de grandes ejecutantes instrumentales como Jorge Federico Osorio, pianista internacional; María Teresa Rodríguez, Martha García Renart y Teresa Morales, pianistas consagradas; Carlos Prieto, cellista mexicano que se habla de tú con los mejores del mundo; Enrique Arturo Diemecke, que ha dirigido orquestas en casi todo el mundo; Juan Trigos, compositor y director de orquesta contemporáneo, y no alcanzaría el tiempo para mencionarlos a todos. Ocuparé el espacio restante para hablar de uno de los violinistas más importantes que ha tenido nuestro país: Hermilo Novelo.

El nombre de Hermilo Novelo jamás debe olvidarse, no únicamente por ser el gran violinista que fue, sino por la forma tan triste, dramática y mezquina en que murió.

Hermilo Novelo Torres, nació el 5 de octubre de 1930 en Veracruz, Ver. Hijo de una pianista, aunque lírica, heredó el talento musical y pronto mostró ser niño prodigio. Su padre era marinero, y eventualmente llevó a la familia al puerto de Tampico, donde el pequeño Hermilo empezó sus estudios de violín, pero aun siendo niño hubo de sufrir la pérdida del padre quien murió de forma trágica.  La madre decidió entonces ir con sus hijos a la Ciudad de México, donde Hermilo ingresó a la Escuela Nacional de Música, de la UNAM, donde tendría como maestro a Luis G. Saloma, quien lo pulió, y a la edad de 14 años, lo presentó en el Palacio de Bellas Artes, tocando como solista un concierto de Mozart, con la Orquesta de la Facultad de Música, el 26 de octubre de 1944. Aún vestía pantalones cortos.

Luego pudo estudiar con el violinista Henryk Szeryng, violinista polaco nacionalizado mexicano, y posteriormente fue becado para estudiar en la prestigiosa Juilliard School of Music de Nueva York, donde fue discípulo de Ivan Galamian, Louis Persinger, Joseph Fuch y Robert Koff. Se graduó con honores en 1953. Posteriormente, estudió dirección orquestal con Sergiu Celibidache, director checo que abominaba de la música grabada, pero de eso hablaré en otro artículo.

Recorrió todo México cosechando éxitos y reconocimientos. Fue asistente del concertino de la Orquesta Sinfónica Nacional, y posteriormente concertino de la misma; fue primer violín del cuarteto de Bellas Artes, en 1953 obtuvo el 1er. Lugar en el concurso Pablo Casals, en 1965 la “Lira de Oro” de la Asociación de Cronistas de Teatro y Música de México.

Fue también profesor de violín en la Facultad de Música de la UNAM.

Hermilo Novelo fue solista en grandes salas de concierto del mundo, como el Carnegie Hall, en Nueva York; las salas Pleyel y Gaveau, en Paris; el Kennedy Center (Washington); la Casa de los Artistas (Praga), la Grossen Salle del Musikverein (Viena); la Sala de la Alcaldía de Bruselas. También tocó en ciudades como: Amberes, (Bélgica), Los Angeles, Baltimore, Flagstaf, (EE.UU); Guatemala; Caen, Lille, (Francia); Milán, Roma, Torino (Italia); Lima, Ayacucho (Perú), Cracovia, Gorzow, Katowice, Kielce, Lodz, Pabianice, Rybnik, Tarnow, Varsovia, Wroclaw (Polonia), Bucarest (Rumania); Bolinas, Gavle, Hudiksval, Soderhamn (Suecia) y Belgrado (Yugoslavia), entre otras.

Fue el Director fundador de la Orquesta de Cámara de Bellas Artes, en 1977.

En su honor se celebra cada año el concurso de violín Hermilo Novelo, organizado por la Facultad de Música de la UNAM, y en el Centro Cultural Ollin Yoliztli, hay una sala que lleva su nombre.

En 1983 se dirigía a la ciudad de San Miguel Allende, en Guanajuato junto con la pianista búlgara Violina Stoyánova, para el segundo de una gira de conciertos por todo el país, pero el auto en que viajaban, conducido por el maestro, tuvo un accidente. La pianista murió en el acto, y el violinista, mal herido, en vez de ser auxiliado por un Federal de Caminos que llegó al sitio del accidente, se dedicó a saquear el auto, apoderándose del violín del maestro, valuado en varios millones de pesos, y de su identidad. Fue llevado a la Ciudad de México, en calidad de desconocido por la Cruz Roja, y gracias a la TV, su viuda da con él, pero falleció tras 9 días en coma, el 25 de marzo de 1983. Al difundirse la noticia de su muerte, y dar cuenta del saqueo, su violín “apareció” misteriosamente.

Todo esto es narrado con detalle en la obra teatral: Camino al concierto, de la escritora Marcela del Río Reyes, viuda del maestro, escrita al año siguiente, en 1984.

Jesús Consuelo Tamayo

Estudió la carrera de música en el Conservatorio Las Rosas, en Morelia. Ejerce la docencia desde 1980 Dirigió el Coro de Cámara Aguascalientes desde 1982, hasta su disolución, el año 2003. Fue Coordinador de la Escuela Profesional Vespertina, del Centro de Estudios musicales Manuel M. Ponce de 1988 a 1990. Ha compuesto piezas musicales, y realizado innumerables arreglos corales e instrumentales. Ha escrito los siguientes libros: Reflejos, poesía (2000); Poesía Concertante, (2001); Guillotinas, poesía (2002); A lápiz, poesía (2004); Renuevos de sombra, poesía (inédito); Detective por error y otro cuentos (2005); Más cuentos (inédito); Bernardo a través del espejo, teatro (2006); Tarde de toros, poesía (2013).

Jesús Consuelo Tamayo

Estudió la carrera de música en el Conservatorio Las Rosas, en Morelia. Ejerce la docencia desde 1980 Dirigió el Coro de Cámara Aguascalientes desde 1982, hasta su disolución, el año 2003. Fue Coordinador de la Escuela Profesional Vespertina, del Centro de Estudios musicales Manuel M. Ponce de 1988 a 1990. Ha compuesto piezas musicales, y realizado innumerables arreglos corales e instrumentales. Ha escrito los siguientes libros: Reflejos, poesía (2000); Poesía Concertante, (2001); Guillotinas, poesía (2002); A lápiz, poesía (2004); Renuevos de sombra, poesía (inédito); Detective por error y otro cuentos (2005); Más cuentos (inédito); Bernardo a través del espejo, teatro (2006); Tarde de toros, poesía (2013).

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