La recesión y la crisis capitalista ¿Tendrán solución?

Durante su desarrollo y desenvolvimiento, el capitalismo genera contradicciones a su interior, que se ve obligado a superar. No puede permanecer estancado por periodos largos. Es como el agua, que si no está en movimiento, empieza a descomponerse.
La actual crisis económica mundial hasta ahora es una de las más largas (2008-2025) en extensión de tiempo, mas no en profundidad. Sin embargo, hay personas expertas que consideran la posibilidad de que esta crisis se viva la etapa terminal de este sistema. Algunos estudiosos se atrevieron a diagnosticar el fin de este modo de producción, pero fallaron en su pronóstico, pues el capitalismo se reajustó a sí mismo y sobrevivió.
No queremos cometer esa misma falla teórica. Lo que el método científico ordena, para tener un correcto acercamiento al problema en su esencia es, la necesidad de un detallado y completo diagnóstico de tipo estructural.
Debemos empezar por hacer análisis al tipo de crisis que condujeron al capitalismo a su condición actual. Existe debate por su caracterización, financiera, sobreproducción y finalmente la de sobreacumulación, para nuestra posición teórica, esta última es la que define el proceso, la cual se presenta cuando se invierte más capital que el que el propio sistema puede procesar en condiciones normales. Hubo un exceso de inversiones que obtuvieron sus ganancias a corto plazo, pero sin consolidarse en la realidad productiva, y sin beneficiar a todas las cadenas productivas o de servicios. Al darse un exceso de inversión, sin que ésta arrastre a un desarrollo regional o sectorial, caen la tasa de ganancia y el incentivo para reinvertir, y para seguir creciendo de manera continua.
En el tomo Tres de “El Capital”, cuando Marx habla ya de precios, y no de valores, explica al proceso tendencial de caída de la tasa de ganancia, que siempre debe ser contrarrestada para evitar obstáculos al desarrollo del sistema. Pero como el supuesto “libre mercado”, o la mano invisible de Adam Smith, son los que le regulan, finalmente el capitalismo llego a este momento, en que carece de opciones de autoregulación, en una recesión y crisis que al parecer, el capitalismo por sí mismo ya no puede superar.
La economía se desarrolla por ciclos. Al agotarse un ciclo, la economía se reestructura y se prepara para iniciar uno nuevo. En el transcurso de esa crisis, los capitales más fortalecidos absorben, o se comen, a los pequeños, lo que provoca una nueva composición de los capitales para reiniciar el nuevo ciclo de crecimiento.
La crisis actual, sin embargo, trae acumuladas varias contradicciones, y por lo tanto, tiene procesos cíclicos pendientes, de renovaciones y de cambios de carácter estructural, necesarios para que toda esta maquinaria pueda seguir funcionando.
Algunos teóricos reconocidos aseguran que ahora sí, la crisis es demasiado complicada, y que ya se ameritan cambios de fondo, tanto en el plano del proceso de producción, como en el terreno de la distribución global de los ingresos entre los factores de la producción, o de lo contrario, la maquinaria no podrá adaptarse ni proseguirá con el ciclo que sigue para superar a la recesión posiblemente definitiva.
Esas reestructuraciones vitales no se han hecho, y están trabando el reinicio del nuevo ciclo, que se supone debe ser en condiciones renovadas y con nuevo ímpetu.
Para las últimas crisis del capitalismo, las cuales los economistas de derecha han minimizado al describirlas como crisis estrictamente financieras (queriendo ignorar sus componentes productivos y estructurales), solo se han realizado arreglos superficiales, o de maquillaje, pero esta crisis ya expresa el inmenso tamaño de la renovación estructural que sigue pendiente, que repito, debe traer cambios profundos en el proceso productivo, y sobre todo en la distribución de los productos del proceso en su conjunto, la que debe ser más equitativa. Pero los capitales actuales sólo quieren ganancias rápidas y jugosas. Eso ha complicado a una posible salida del ciclo de crisis y el inicio de una nueva etapa de crecimiento a escala mundial.
Lo anterior demuestra lo equivocada de la supuesta “estrategia” de Donald Trump, quien, angustiado por una falta de capitales productivos, procede a bajar los impuestos a las empresas más grandes, con la ingenua esperanza de que éstas se animen a invertir, lo cual es otro gran error, pues esta crisis se explica por el exceso, y no por la falta, de capitales, y porque además, los ricos beneficiarios de Trump no quieren invertir sin ver una ganancia segura.
Es difícil poner de acuerdo a los diversos capitales para iniciar su necesaria reestructuración, sin embargo, es la necesidad la que les está orillando a considerar a modelos como el de China, que en rigor es cercano o construido bajo las mismas premisas que el Alemán de hace 120 años, el soviético de hace 90 años, y el mexicano de hace más de 60, que buscaban acelerar su crecimiento con un fuerte intervencionismo estatal, que han demostrado ser mucho más eficientes y exitosos.
De cualquier manera, esperamos ser testigos de estos cambios….
velagj@economía.unam.mx