LAS MAÑANERAS Y EL INFORME PRESIDENCIAL: CEREMONIA RIUTUAL POLÍTICA. Un análisis a partir de la antropología simbólica.
Usaré dos conceptos antropológicos provenientes de Víctor Turner para hacer unas caracterizaciones, que considero importantes, sobre la historia del los Informes Presidenciales y de las actuales “Mañaneras”. En primer lugar, señalaré porqué constituyen lo que podríamos llamar una ceremonia ritual. En segundo lugar, me referiré al papel que juegan en una sociedad los denominados símbolos. En tercer lugar, presentaré que las mañaneras son ceremonias performativas, es decir, que el aspecto teatral utilizando algunos conceptos teóricos de Rodrigo Díaz Cruz tiene un papel importante para tratar de fijar símbolos que se consideran primordiales para la legitimación del poder en turno.
A cada uno de estos temas dedicaré un apartado específico. Algunos de estos conceptos ya los he presentado en REFLEXIONES anteriores. En cada caso, expondré primero la teoría y luego presentaré su correspondencia con el Informe Presidencial y con las “Mañaneras”.
[bctt tweet=»Para Turner como para otros muchos autores, lo social contiene el conflicto, la pugna, el combate, la lucha y la competencia entre grupos de actores.» username=»»]
1. CEREMONIA RITUAL.
Comenzaré presentando lo que, desde mi punto de vista, es el concepto de rito; luego, pasaré al concepto de ceremonia y finalmente, al de una ceremonia ritual. Para finalizar este apartado explicaremos por qué el Informe es una ceremonia ritual.
Para Turner como para otros muchos autores, lo social contiene el conflicto, la pugna, el combate, la lucha y la competencia entre grupos de actores. Los ritos son así, mecanismos que han sido usados por muchas culturas para integrar y resolver los problemas y tensiones generados en los procesos sociales y en las relaciones simbólicas de los mismos. Un ejemplo de ritos son los que practicaban los aztecas quienes, frente a las tensiones y los problemas que vivía el sol en su desplazamiento diario y nocturno, realizaban un conjunto de ritos tendientes a establecer el equilibrio cósmico. Las curaciones mágicas son otro tipo de ritos en los cuales el enfermo vive tensiones internas, por ejemplo: porque se le escapó su alma y entonces, el chamán realiza un rito simbólico para reestablecer el arma al cuerpo del enfermo y así obtener la simetría que conduce a la cura; los ritos católicos buscan restablecer los equilibrios morales rotos por la presencia del pecado, lo cual se logra por medio de la confesión y de la comunión. El rito es así, un conjunto de procesos codificados y claramente ordenados que buscan un objetivo que, generalmente, es el de restablecer el equilibrio del cuerpo, del alma, de los procesos sociales o políticos. Hay que mencionar también la existencia de los denominados “ritos de paso” en los cuales se realiza un conjunto de procesos codificados para lograr que una persona o un grupo social pasen de un estado o estrato social a otro diferente, por ejemplo el paso de la niñez al estado adulto, el paso de la soltería al estado de ser casado. Otros tipos de ritos son los que se pueden denominar “ritos de consagración”: la consagración de un sacerdote, de un obispo, etcétera; dentro de estos ritos hay una variante que se puede denominar “ceremonias de investidura”, como la coronación de un rey en la cual, se le confirma el poder a través de lo que se denominó “el derecho divino”. Todo rito implica una relación simbólica con el más allá.
En un trabajo de divulgación como el presente, no es posible profundizar más en la teoría del rito.
La ceremonia es, en esencia, lo mismo que un rito sólo que en ella la relación con los seres de otro mundo no existe. En el rito de contenido religioso la ceremonia es fundamental. En la ceremonia (que por definición no es religiosa), también se procede por un conjunto de actos organizados, estructurados y codificados para la búsqueda de un objetivo, pero el objetivo se logra por procesos simbólicos que no hacen referencia a lo divino. Por ejemplo, un estudiante que se recibe de licenciado, maestro o doctor, logra su “ceremonia de investidura” por el conjunto de conocimientos que tiene y no por una relación mágica o divina. La ceremonia civil del matrimonio conduce el paso del estado civil al estado matrimonial por efecto de las leyes civiles.
[bctt tweet=»Siguiendo a Émile Durkheim, se puede decir que hay dos tipos de religiones: la religión que se funda en creencias con seres del mas allá (con Dios o con dioses) y, la religión que se fundamenta en creencias metafísicas del más acá, es decir, en creencias profanas.» username=»»]
Siguiendo a Émile Durkheim, se puede decir que hay dos tipos de religiones: la religión que se funda en creencias con seres del mas allá (con Dios o con dioses) y, la religión que se fundamenta en creencias metafísicas del más acá, es decir, en creencias profanas. En el caso del poder, que es lo que nos interesa para el análisis del Informe, se trata de meta-relatos, es decir, de relatos que dan fundamento y legitimidad a otros relatos. Son relatos en que se fundamentan, como la nacionalidad, la legitimidad, la sabiduría, etcétera. Toda nación tiene meta-relatos en el que se da cuenta de los principales hechos históricos y de los personajes fundamentales y heroicos que los generaron; el reconocerse hijo o descendiente de la historia contada por el meta- relato es sentirse parte de un grupo social que constituye la nación. Son relatos que dan legitimidad al personaje que ejerce el poder, no sólo porque el relato señala que el personaje es el representante democrático del pueblo sino también, porque el personaje que encarna el poder se le presenta como el conductor que resuelve los principales problemas de dicha nación. Son relatos que pretenden mostrar que el personaje que encarna el poder tiene sabiduría y que, por lo tanto conduce a que el pueblo que él comanda debe sentirse tranquilo y protegido.
Se trata pues, de ceremonias que contienen referencias a un sagrado que no se fundamenta en el más allá, sino que adquiere sus raíces en el más acá y por esto lo llamo un sagrado profano. Cuando la ceremonia se fundamenta en este sagrado profano, la denominaré una ceremonia ritual que se diferencia de la ceremonia normal porque ésta no hace alusiones a lo sagrado profano y, es distinta al rito, puesto que no tiene evocaciones místicas a seres divinos.
Hay que hacer una diferencia entre la ceremonia ritual que se implementa en los Informes Presidenciales (IP) y las ceremonias rituales que se establecen en las mañaneras. Los IP tienen alta pompa en el sentido que la define el diccionario RAE o sea, un gran aparato suntuoso, que implica fausto, vanidad y grandeza propio del ya viejo presidencialismo mexicano. Las mañaneras tienen la misma estructura que los informes pero con muy poca pompa y fausto.
Es claro que el Informe tiene un fuerte contenido hacia la “nación”. No sólo se liga a los poderes constitucionales, sino que se presenta como un Informe ante la nación en su conjunto. Es una ceremonia de legitimidad ya que primero realiza un Informe escrito ante el poder legislativo y luego, en una pomposa ceremonia ritual, se comunica hacia los poderes legales y fácticos tanto nacionales como extranjeros al tiempo que, por medio de la televisión y radio, se dirige hacia todos los mexicanos. Por este hecho se le reconoce al Presidente como hombre legítimo ante todos los poderes y ante el conjunto de la nación. En el Informe se establecen múltiples relatos en los cuales el Presidente, se presenta como un hombre sabio que sabe dirigir al país y resolver sus problemas.
[bctt tweet=»El Tlatoani se quiere afirmar como hombre providencial; es decir, como un hombre que, a semejanza de Dios, encarna algo así como “la providencia divina” y además, el hombre predestinado a conducir a los pueblos hacia el bienestar y el progreso.» username=»»]
No es extraño que a esta ceremonia ritual se le conozca como “el día del Presidente”. Por medio de esta ceremonia el Presidente confirma y reafirma su condición de jefe de la nación; en términos mexicanos se puede decir que se instaura como “TLATOANI” en turno. El Tlatoani se quiere afirmar como hombre providencial; es decir, como un hombre que, a semejanza de Dios, encarna algo así como “la providencia divina” y además, el hombre predestinado a conducir a los pueblos hacia el bienestar y el progreso.
Se denomina Informe pero se trata de una ceremonia ritual de confirmación y legitimación del poder del Tlatoani como hombre providencial que resuelve los problemas, soluciona los conflictos y conduce el Barco con mano firme en medio de la tormenta hacia puerto seguro y dichoso.
Este meta-relato sirvió de fundamento durante varias décadas a lo que se denominó en México “el presidencialismo”, el cual dio fuerza y legitimidad al hombre fuerte y “providencial” y que fue un símbolo central y dominante durante la época del viejo priísmo y que luego hizo suyo el PAN y que MORENA ha recuperado a su manera. En la actualidad, este meta-relato ha sufrido el embate de la segunda ley de la termodinámica o sea, que su energía simbólica se ha desvanecido y desgastado y de esta manera, el último Informe del Presidente Peña Nieto pasó desapercibido para la inmensa mayoría del pueblo y logró poco o nada de sus objetivos como ceremonia ritual. Pero ahora ha recuperado fuerza ceremonial y simbólica. Durante el viejo priísmo la ceremonia rito del Informe presidencial, tuvo un contenido de drama y epopeya, luego tendió a convertirse en farsa y actualmente, recupera vigor.
La “mañaneras”, mantienen el hecho de hacer del presidente un hombre legítimo, fuerte, providencial y que ahora se le agregan las características de veraz y ético. En todo caso y al igual que los Informes son procesos del simbolismo presidencialista. Son ceremonias rituales que tiende a ser un teatro ritual político.
El antropólogo francés Marc Auge en su libro “Pour une anthropologie des mondes contemporains”, nos dice que los políticos hacen muchos ritos para promoverse a sí mismos y a sus ideas; para distinguir estos actos de los ritos (lo sagrado), de ceremonias rituales (lo profano); yo les llamo a estos actos “ceremonia-teatral-ritual política” al igual que lo he descrito en otras REFLEXIONES.
2. SÍMBOLOS DOMINANTES.
Siguiendo a Víctor Turner en su libro “La selva de los símbolos”, un símbolo es una cosa que por consenso, tipifica naturalmente a otro, es decir, que el símbolo representa y recuerda a otra cosa ya sea por efecto de analogía con la cosa representada o por una asociación de hechos llevada a cabo por el pensamiento. Para este autor los símbolos son un factor de acción social y conforman fuerzas en el campo de la actividad.
Turner agrega lo que es un concepto que, en mi opinión, es muy importante y que son “los símbolos dominantes”. Éstos son instrumentos o medios simbólicos que se utilizan para el cumplimiento de determinados propósitos; son valores que se consideran afines en sí mismos, es decir, que configuran valores axiomáticos. Los símbolos dominantes suelen gestarse en procesos rituales o ceremoniales y contienen interpretaciones dadas por los expertos, los religiosos y los fieles y se generan en contextos sociales que se consideran significativos. Pueden llegar a establecer modelos o ejemplos de ideas y de conocimiento y de ellos (los símbolos dominantes), se derivan los sentidos de otros signos y símbolos y son fuentes para crear pensamientos y actitudes en los individuos en la sociedad. Forman sistemas y éstos son partes centrales de tales sistemas de significación.
Siguiendo a Turner, estos símbolos centrales tienen tres características:
1. Compensación. O sea, que representan muchas cosas y acciones.
2. Polarización de sentido. Por lo general suelen existir dos grandes órdenes de significación; una de orden moral social, es decir normas, valores, deseos, sentimientos, y otro orden que se refiere a procesos naturales, fisiológicos y sociales. Los símbolos dominantes tienden a generar procesos que polarizan la significación moral social frente a la natural y fisiológica. Son símbolos que suelen implicar la unión de cualidades opuestas como por ejemplo, la unión de lo alto y lo bajo.
3. Son unificadores de significados dispares e interconexos. Unifican y condensan cualidades emocionales y referencias múltiples.
Dese mi punto de vista, los símbolos dominantes son ejes claves en la configuración de la cosmovisión de los grupos sociales.
[bctt tweet=»La historia de México ha tenido cuatro procesos esenciales, ellos son: la conquista, la independencia, la reforma y la lucha contra el imperio y, la revolución.» username=»»]
La historia de México ha tenido cuatro procesos esenciales, ellos son: la conquista, la independencia, la reforma y la lucha contra el imperio y, la revolución. Durante muchas décadas el PRI y el Presidente, se trataron de presentar como los símbolos dominantes que encarnaban los tres últimos períodos mencionados y hay que aceptar que, en buena medida, lograron este efecto entre una parte de la población que se los creyó, luego se presentó entropía (decandencia del Presidencialismo) que culminó el sexenio pasado, pero ahora resurge con algunas modificaciones y adaptaciones el simbolismo presidencialista.
La idea de nación constituye un imaginario social por medio del cual, todos aquellos que participan de él, se sienten miembros de un grupo social específico y constituyen lo que se denomina una nación. Durante el presidencialismo previo el Presidente se presentó como el símbolo central de la nación, como el sostén de la misma, como el timonel que la dirige en medio de tormentas. Todo ello hacía de él un símbolo central y un héroe de la epopeya de la nación.
La ceremonia ritual del Informe tendía a confirmarlo como encarnación del proceso histórico, como centro de la nación y como héroe del proceso epopeya nacional.
La figura presidencial era así, un símbolo dominante con todas las características que he presentado en este apartado.
Los relatos, historias y creencias que conformaban el imaginario nacional se desvanecieron; la bandera y el himno perdieron bastante de su fuerza simbólica y la tríada: nación, bandera e himno, dejaron de ser símbolos dominantes. Son referencias con alguna importancia y altamente líquidas.
El nuevo símbolo que la clase dirigente pretendió hacer dominante, es decir, el mercado, no logró ni de lejos, tener la fuerza simbólica que provenía de la historia, de la nación, del himno y la bandera. El mercado es un símbolo dominante central para la ideología neoliberal propia de la élite dominante, pero significa poco y además tiene una fuerza simbólica sumamente reducida para el grueso de la población. El mercado sólo se ha constituido como símbolo dominante en algunos pocos países como EU.
En realidad en México ya casi no quedan símbolos dominantes. Podría decirse que la Virgen de Guadalupe es el único símbolo dominante que queda con vida y con fuerza.
3. ALCANCE COMO CEREMONIA PERFORMATIVA.
Sigo a Rodrigo Díaz Cruz tanto en un artículo académico denominado “La celebración de la contingencia. Sobre la antropología de la perfornance” (www. Jurídicas.unam.mx), como en su libro de reciente aparición “Los lugares de lo político, los desplazamientos del símbolo. Poder y simbolismo en la obra de Víctor W. Turner” (UAM-I y Gedisa México, 2014).
De acuerdo con el artículo mencionado, el hombre es un ser de narrativas; nos contamos historias y las dramatizamos.Todos tenemos una tendencia y disposición a organizar nuestras experiencias según formas narrativas. Una narrativa teatralizada configura lo que Víctor Turner denominó “performance”. Se trata de una puesta en escena para resaltar en forma dramática: emociones, valores, intereses y actitudes; es una forma de presentación del guión en la vida social o sea una teatralización en la actuación de los papeles que representamos y sociedad. Por medio de la performance los sujetos significan el mundo y sus condiciones particulares y establecen esquemas culturales, simbólicos y rituales.
Las historias y las narrativas las dramatizamos con cantos, teatro, danza etcétera y por eso, Rodrigo Díaz Cruz siguiendo a Víctor Turner, señala que el acto de dramatización se llama performance. Son rituales con eficacia simbólica, fiestas, carnavales, desfiles, ceremonias, inauguraciones, festividades, conciertos, mítines, etcétera. Los enunciados per-formativos no se evalúan según su validez sino por su adecuación y relevancia para la cultura, la sociedad y para el poder. La performance busca representaciones estigmatizadas para convencer, seducir, engañar, ilusionar, encantar, divertir, aterrorizar. La performance no busca ni la verdad ni la comunicación de la misma.
Rodrigo Díaz subraya que según Turner, el hombre es un animal auto-per formativo, ya que al actuar revela su propio yo y además, el actuar tiene un fuerte contenido teatral. Hasta aquí el artículo de Rodrigo Díaz Cruz y el concepto de performance según el análisis antropológico.
[bctt tweet=»la palabra performance tiene otro sentido y significado de realización, es decir, la capacidad que tiene una organización, una empresa o un individuo de realizar actos económicos de manera eficaz en cuanto a sus resultados monetarios.» username=»»]
Considero que desde el punto de vista económico, la palabra performance tiene otro sentido y significado de realización, es decir, la capacidad que tiene una organización, una empresa o un individuo de realizar actos económicos de manera eficaz en cuanto a sus resultados monetarios.
Es evidente que los Informes Presidenciales trataban de ser performance no sólo en el sentido antropológico y buscaban una performance en el sentido económico.
En el sentido económico se pretende convencer que el gobierno ha hecho un uso óptimo de los recursos recibidos y que, gracias a esto, todos los miembros de la nación han recibido beneficios monetarios. También trata de legitimizar los impuestos cobrados y de esta forma, hacer legítimos el conjunto de impuestos recibidos y dar legitimidad a la Ley de Ingresos que el gobierno suele mandar al Congreso durante el mes de septiembre.
Desde el punto de vista antropológico, el Informe es una representación performativa ya que es una ceremonia ritual en la que se presenta un largo discurso narrativo y dramatizado en términos de las urgentes y vitales necesidades que se resolvieron gracias a la intervención eficaz gubernamental y con el cual se busca convencer, seducir, ilusionar, no sólo a la oligarquía dirigente sino a la ciudadanía en general.
Se trata de encontrar una eficiencia simbólica para reforzar y legitimizar el poder en turno. No se busca la verdad sino adecuar las conciencias a la relevancia institucional cultural del poder. Si se hiciese la historia de México solamente a partir de las narrativas discursivas contenidas en los Informes presidenciales, veríamos un México pleno de gloria, en donde año con año se resuelven los problemas, se avanza en el proceso económico, se distribuye la riqueza, se mejora la salud, se harán pasos importantes hacia la educación, se establecen estrategias eficaces contra todo tipo de criminalidad, se configuran planes y proyectos magníficos que abren una perspectiva futura y maravillosa al país. Todo esto se establece no sólo por la solemnidad performativa del discurso sino también, por las abundantes cataratas de cifras económicas. No estoy hablando del último discurso sino de todos los que se han dicho desde hace más de 70 años. El México de los Informes, excelso, glorioso, siempre en el camino del progreso y la grandeza y siempre apegado estrictamente al estado de derecho.
El México narrado en los Informes presidenciales corresponden plenamente a la teatralidad performativa de la cual nos habla el antropólogo Víctor Turner. Aunque han sido de una ceremonia –ritual eficaz, tendieron a ser una farsa u ópera bufa. Hoy recobran fuerza como símbolos dominantes, no sólo como Informe Presidencial, sino como “mañaneras”.