Lo políticamente incorrecto del feminismo

Lo políticamente incorrecto del feminismo

[bctt tweet=»Una única definición sobre ¿qué es feminismo? no existe. De ahí el problema. Para ejemplificar el hecho podemos encontrar definiciones de izquierda, derecha, liberales y totalitarias.» username=»crisolhoy»]

Feminismo

Nota: Comentarios relacionados por la publicación del texto de Sergio Eduardo Peregrina Castañeda, Hablemos De Feminismo Moderno.

Ovejuna muchas gracias por tu mención y comentario. Tratare de dar solución a algunas de tus apreciaciones sobre el feminismo y tus apreciaciones  sobre el texto de Sergio Eduardo Peregrina Castañeda: Mucho del problema que haces mención surge por la existencia de varios grupos de poder y grupos intelectuales que dicen definir el feminismo. 

El problema para delimitar ¿qué es el feminismo?, radica desde una teoría de la producción de <<signos>>, en el punto de partida del actor fuente de origen del mensaje, mismo mensaje que por su origen indica hacia donde va dirigido “consciente o inconscientemente” el sentido de interpretación del mensaje. El sujeto productor se encuentra influenciado como diría Pierre Bourdieu, por el cúmulo de sus capitales simbólicos, económicos, políticos y sociales, más su experiencia sensible. Su percepción va relacionada con el quehacer de su vida diária, organizando sus acciones, conductas y pensamientos por medio de sus relaciones sociales en donde actúa como agente mediador e integrador de la conducta,  las creencias e ideología que posee el sujeto.  

Una única definición sobre ¿qué es feminismo? no existe. De ahí el problema. Para ejemplificar el hecho podemos encontrar definiciones de izquierda, derecha, liberales y totalitarias. Todas ellas pueden o no tener contradicciones en sí mismas, al momento de juntarlas en un solo grupo: que es lo que normalmente ocurre ya que socialmente solemos clasificar como feminismo todo <<hecho social>> que se manifiesta como movimiento social de reivindicación de la mujer en el espacio social público y privado, sin percatarnos por su origen de clase y relación con los campos de la reproducción social (capitales simbólicos, económicos, políticos y sociales), terminamos por construir un sistema de pensamiento abstracto que no resiste por ejemplo a los ataques del “tren del meme”.  

Simone de Beauvoir
Simone de Beauvoir

Diría yo: no existe un movimiento feminista; sino varios movimientos sociales que han sido agrupados por sus semejanzas en hechos e ideas, al estar motivados en su origen en el deseo de reivindicar el papel de las mujeres dentro de la sociedad en diferentes formas y alcance material e intelectual. Por ejemplo si se compara a Simone de Beauvoir con Simone Weil, ambas estudiosas de la materia que  se suele englobar como feminismo, poseen orígenes diferentes. Sus análisis varían desde su posición en los campos de la reproducción social. La primera con fortísima influencia en el <<existencialismo>> y <<estructuralismo>> francés, mientras que Simone Weil construye su análisis filosófico partiendo de su origen de clase económicamente acomodado e influenciada por su fe católica, adoptó matices para definir su feminismo que se podrían decir son más adecuados para la religión católica. Si se mezclan ambas teorías sin agentes de mediación que permitan establecer objetividad y relaciones de cercanía y lejanía, puntos medios, premisas mayores y menores, etc, se corre el gran riesgo de generar un sistema abstracto de análisis y pensamiento que en su interior sufrirá de contradicciones que poco ayudará a esclarecer el problema. ¿Cúal de las dos autoras tiene razón?, la respuesta puede no gustar, pero las dos tienen cierto grado de razón en lo que afirman, ya que el análisis social es multifactorial e intervienen “N” cantidad de relaciones que escapan a la percepción, por lo que cada análisis hay que ubicarlo en las coyunturas que le dieron origen y la forma en la que aborda el hecho, para poder encontrar los puntos de mediación que permitan observan de lo particular al campo general de la relaciones sociales. 

Simone Weil
Simone Weil

Considero que  Sergio Eduardo Peregrina Castañeda, en Hablemos De Feminismo Moderno, no hizo más que plantear dudas sobre este gran problema ocasionado por este principio de agrupación de diferentes demandas sociales en un solo plano expresivo, lo cual  no ayuda a esclarecer el problema si nos quedamos en el comentario anecdótico. Siguiendo los textos de Peregrina Castañeda, se observa un estilo literario provocador basado en la construcción de contradicciones para provocar el análisis. En su texto no hizo más que presentar en un plano expresivo una importante relación de <<paradigmas>> o <<memes>> que manifiestan lo políticamente incorrecto de las manifestaciones públicas de las masas que sin distinción y matices homogenizan en un solo campo discursivo. Supongo de ahí el malestar de Ovejuna, al no encontrar matices que expliquen el surgimiento de estas contradicciones y cómo se entrelazan con su fuente de origen. Reitero, no existe un solo grupo de Feminismo, como no hay una única demanda social que reclaman las defensoras y defensores del sexo femenino, así como más de una estrategia para lograr sus fines reivindicatorios.   

Las dudas de Peregrina Castañeda son tan legítimas como las de Ovejuna. Las ciencias sociales se construyen por aproximaciones y cada generación aporta elementos que van esclareciendo la situación, al tratarse de agentes o sujetos vivos, estos continuamente cambian, se transforman y modifican el campo de la reproducción social, lo que dificulta el poder delimitar en una sola definición el campo de acción de estos grupos feministas y otros. Sergio Eduardo que es de naturaleza provocador, supongo en próximas colaboraciones retomara sus argumentos y construirá definiciones más detallados sobre su tema visto desde su óptica y experiencia de vida. 

También en estas páginas invito a leer las colaboraciones de Itzel Acero, que son muestra de un tipo especifico de movimiento social de género y feminismo que se vive en Aguascalientes, que definen la escena de nuestro acontecer diario revitalizando la pluralidad de la cultura hidrocálida. 

Lo cierto es que en cualquier análisis de movimientos o hechos sociales, lo importante es evitar las pasiones, ya que ellas ciegan y nublan el juicio. 

En cuanto a lo ocurrido en la ciudad de México, (16 y 17 de agosto 2019), en las marchas de manifestantes que buscaban visualizar la existencia de asesinatos de odio en contra de mujeres en la ciudad de México, los hechos de violencia que surgieron en torno a las marchas, nublaron y escondieron el problema, evitando que el mensaje de visualización que se le exige a la Jefa de Gobierno sea activo y real y no de simple discurso. Es verdad que en México, un país de tradición Católica, por cada DIEZ asesinatos de hombres existe UNO de mujeres. La diferencia es que a ninguno de esos DIEZ hombres los mataron por ser hombres, mientras que a las mujeres, muchas de ellas, fueron alcanzadas por familiares, amigos, conocidos tanto en lo privado como en lo público por la violencia de género que  se vive y se ejerce en contra de las mujeres en México. Es decir a las mujeres si las matan por ser mujeres, mientras que un hombre no se le asesina por ser hombre. Eso acerca a la sociedad mexicana a estados de reproducción social semejantes a los que se pueden vivir en lugares del mundo islámico. 

La dominación masculina es históricamente desde el surgimiento de la sociedad. Si es patrilineal o matrilineal, no se está definiendo si la sociedad es dirigida por hombres o mujeres, si no que se establece porque rama de una de los siete tipos de familias existentes es la que tiene dominio sobre los hijos y el establecimiento de la casa. 

Si es patrilineal  se está diciendo que el control de la familia y los hijos es por parte de la relación paterna. Si se es matrilineal se está afirmando que la relación de control y poder de la familia y los hijos se ejerce desde la rama de parentesco de la mujer, pero eso no quiere decir que la mujer sea la que decida, gobierne o mande, ya que en los sistemas matrilineales existe la figura del “avunculo”, que es el hermano de la mujer, tío de los hijos, quien tiene el control y dominio de la familia y los hijos. 

Claramente los términos de patrilocalidad y matrilocalidad, no han sido comprendidos por el grueso de la población, por lo que es muy fácil decir que el problema es el patriarcado pero al ser sustituido por un matriarcado no quiere decir que la relación de dominación masculina desaparezca.

México ha construido un sistema de familia de patrilocalidad con una fuerte influencia de matriarcado violento que discrimina a la mujer y pone en posición de privilegio al hombre en detrimento de la mujer. Para evitar ello el estado mexicano ha intentado crear leyes que equilibren la relación pero en muchos casos lo que se ha generado es una discriminación positiva que somete y vulnera lo que dice que está defendiendo. Desposeer al varón de privilegios para transferirlos a la mujer es el error común del legislador, ya que no se tratar de transferir sino de compartir en igualdad las oportunidades de desarrollo y toma de decisiones sin importar si se es hombre o mujer. Para mí la verdadera lucha del feminismo es el alcanzar esa igualdad de derechos entre hombres y mujeres, rompiendo la relación de dominio existente sin invertir el rol de sujeción de uno al otro. ¿Cómo lograrlo?, es un ejercicio de ensayo y error, el cual se verá gradualmente en sus avances o retrocesos y se debe estar pendiente para evitar los abusos y contradicciones del sistema de reproducción en marcha. No es tarea de una generación o nación, es la labor de una humanidad que está en continua transformación y movimiento. 

Nota: Sobre ese México profundo que se disputa entre la barbarie y la modernidad Alejandro Marengo Pérez Duarte, en México, Su Sociedad Y La Barbarie, hace una buena aportación reflexiva para delimitar el problema. 

Diego de Alba Casillas

Dr. en Ciencias Antropológicas por la UAM-I. Sociólogo de profesión por la UAA. Aprendiz de reportero.

Diego de Alba Casillas

Dr. en Ciencias Antropológicas por la UAM-I. Sociólogo de profesión por la UAA. Aprendiz de reportero.

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