Lo que me heredó la Revolución.

Lo que me heredó la Revolución.

[bctt tweet=»La única posible Revolución sería un crecimiento sustentable, una sociedad justa, un progreso dirigido a los desposeídos, lo demás es fatuidad» username=»crisolhoy»]

Revolución

Lo que me heredó la Revolución.

Tres artículos  de la Constitución mexicana que nunca fueron universales en la cotidianeidad de mi sociedad, resultaron meros supuestos escritos y referenciales para todos los ciudadanos, tres artículos que son una insignia para  los creyentes del orden constitucional y el progreso, para los servidores orgullosos de la patria, recordemos: “la patria es primero», tres artículos sobre los que deberíamos reflexionar:  

El artículo tercero sobre  la educación gratuita, el veintisiete  sobre la tenencia de la tierra, y el ciento veintitrés  sobre la regulación del trabajo, artículos que no fueron implementados en la sociedad mexicana más que como una farsa, no tenemos una educación igual para los individuos, la tierra la tierra pertenece a los  que la heredaron, o se la adueñaron, o tuvieron dinero para comprarla; el trabajo tiene asignado un salario mínimo comparable al de países de: África o Centroamérica, la mayoría de la economía es informal, ni prestaciones laborales tiene, pero si es gravada en el consumo (IVA), por el: “Estado” que dice esta al servicio de los pobres ¿Cuántos impuestos reciben de la economía informal por ejemplo? 

A mi bisabuela la despojaron sin motivo alguno  de su propiedad subdividiéndola en lo que el Estado dictó y ordenó, los papeles de propiedad anteriores a la Revolución no importaban, ni quien trabajaba esas tierras como Emiliano Zapata dejó advertido; los crímenes sucedían en todos los bandos, el odio se esparcía, sabotaje, abusos, asesinatos.  Condenaron a mi bisabuela Juana Miranda; a vivir en una pequeña propiedad, la despojaron de lo que con su trabajo había ganado a nombre de la Revolución. Las propiedades fueron divididas arbitrariamente, los recursos económicos centralizados, las rebeliones en las periferias reprimidas brutalmente a nombre de la gobernabilidad, la sangre que para muchos significó demasiado, terminó significando poco, cuando Álvaro Obregón gana la batalla de  Celaya; como resultado; instauró un nuevo régimen de sumisión. La riqueza no se repartió, la salud social no se instituyó, las condiciones de trabajo digno sólo quedaron escritas en un papel.

 Si, esos generales que crearon un Estado dirigido por un partido oligárquico y todopoderoso, esos caudillos;  ese Estado que a nombre de la justicia, disolvió el trabajo de años de mis ancestros, erosionó las causas originarias de la Revolución, ese Estado, hizo del sufrimiento y la sangre  de los combatientes, un símbolo insignificante ante la fiebre de poder de una sola clase política, la gobernante. Los explotadores cambiaban de turno, ahora el Estado miserable, al mando de unos caudillos que se protegían unos a otros, se pusieron a matar a todo el que protestara  en contra del mismo, obviamente el caudillo en turno tenía el: “monopolio democrático de la violencia”, esto es lo único que nos hacía una economía en desarrollo; quitarle las armas a los civiles para que no sean insurrectos e ingobernables; como en los tiempos de la Revolución. El principio para la paz era darle las armas al que iba a cuidar de todos , pero el Estado asesinaba quejosos a conveniencia, servía a los intereses de los poderosos, en detrimento de los débiles y necesitados. 

Revolución

 Y los nuevos ricos fueron reprimidos y explotados por el Estado también con sus debidas y amigables excepciones , y la libertad volvió a brillar por su ausencia; se prohibió escuchar la música rebelde y extranjera, mientras el  ejército mataba civiles desarmados como en todo el mundo, en aquel 1968. El frágil, progresista, y nuevo orden, estaba a punto de volver a quebrarse; pero ahora el partido de los caudillos, tenía licenciados fieles a la burocracia; al mando, y la democracia constitucional a su favor; a diferencia del pasado, a diferencia de otros tiempos, los rebeldes ya no podían vencer al ejército y tomar el poder, los poderosos tenían el monopolio de todo, la lección de la revolución fue que la gente puede hartarse y ser rebelde hasta la muerte; la gente que  murió por sus ideales, llenó cementerios muy grandes, el peligro de la rebeldía es demasiado, según el partido de los caudillos, todo pueblo necesita un padre represor. 

 La sumisión había triunfado, las televisoras y sus horarios estelares eran demasiado importantes para una sociedad incómoda pero entretenida;  el fútbol importaba más que cualquier revoltoso que anduviera interrumpiendo a los trabajadores decentes que sólo querían trabajar para progresar. Al Estado y al partido de los caudillos; nunca pareció incomodarles demasiado la ignorancia de sus gobernados, ellos, la clase gobernante, habían triunfado, ganaron la Revolución. 

Se llenaron los caudillos  mexicanos de poder e impunidad, lo que no quería la sociedad era más violencia; México se resignaba a tener  un padre brutal y represor de nombre Estado, que como padre alcohólico y golpeador, tenía que maltratar a la patria  entera hasta casi matarla a golpes, para hacerle entender sobre su: “demagogia revolucionaria, sobre su deslealtad.” 

(Toda revolucion es demagogia para la clase gobernante; excepto aquella que defienda al capitalismo liberal afirman los:《analistas que aman las corporaciones y el orden.》Defender al capitalismo no puede llamarse revolución, porque este último tiende a ser absoluto desde hace siglos: la Unión Soviética colapsó  porque se convirtió precisamente al capitalismo, sus militares buscaron otro tipo de privilegios y mando, su sociedad quiso vivir de otro modo, de un modo donde el Estado no interviniera en sus decisiones, aunque después tuvieron otro amo, otro tirano, otro represor, ellos simplemente se cambiaron de bando, nadie conquistó la capital de la Unión Soviética, y los hizo recapacitar por la fuerza.)

 Ni explotadores, ni explotados, podían con los militares del Estado, y con el despilfarro atroz de los recursos en México, y para acabarla de joder; el narcotráfico y diversos grupos de poder también comenzaron a armarse hasta los dientes. El resto fueron civiles desprotegidos que además del horror; fueron arrojados a la sumisión de pagar impuestos y a su normalidad indefensa. En este país desde tiempos de José Alfredo : la vida no vale nada, aquí es mentira que la patria haga algo por sus hijos, aquí la patria no sirve más que a los políticos, a los caudillos de la revolución, a los nuevos amos.

En este país desde antes de los  tiempos de la Revolución existen clases económicas, sólo que ahora la masividad ama el status y el confort de la clase pequeño burguesa, ama tener pequeños negocios y mandar, detesta pagar impuestos, menos al Estado corrupto en turno;  la Revolución tiene cáncer terminal. La sociedad que la celebra es por mera tradición; no tiene un carajo de revolucionaria, el espíritu que le quedaba de rebeldía , fue puesto al servicio de la esperanza de un orden económico y moral tardío, traído de una forma pacífica y democrática, a nombre de otro partido que habla a nombre de la revolución, pero en lugar de tener varios  caudillos, como Kafka brillantemente afirmó:《sólo trae consigo una estela de burocracia.》 ¿Cuál transformación del orden económico sucedió en 2018? ¿Cuál Estado resolvió los profundos males de la sociedad? ¿Qué individuo asume todo el poder del Estado ahora y quiere decidir todo a nombre de todos? ¿Qué amigos empresarios que tuvieron monopolios tiene el nuevo Estado Mexicano?

La única posible revolución sería un crecimiento sustentable, una sociedad justa, un progreso dirigido a los desposeídos, lo demás  es fatuidad. Nuevos poderosos jugando a ser nuevos amos del Estado, empresarios conservando sus millonarios negocios, encima de todo les debemos reconocer su altruismo por enriquecerse y ser: “benefactores sociales”, aliarse sabiamente con el poder. La nueva transformación no quito el poder a ningún oligarca, no cambio el orden económico, no extinguió el obscuro poder del narcotráfico, la nueva transformación no estaba en ningún mexicano amante del: confort, del trabajo ideologizado y sencillo para el partido, en ningún rentista sindical de la explotación, el consumo, amantes de la imagen y el  prestigio, de la riqueza honrada y no juzgada como la de Bartlett. La nueva transformación solo cambio el poder político de manos, los violentos siguen matando, los impunes siguen escapando, las prisiones están repletas , los ricos siguen siendo ricos, los pobres siguen siendo esperanzados, el ambiente continúa dirigiéndose a la extinción, la riqueza sigue en manos de unos cuantos, el continente entero arde en llamas mientras en México: “estamos curados y transformados de la ambición del dinero fácil, ensangrentado, aquí la corrupción no fue culpa del pueblo, y el capitalismo no nos transformó en una sociedad sumisa y comodina que continúa encumbrado partidos de caudillos que juran defender la miseria de su pueblo desde un palacio,  el poder está en manos de aquellos que transforman la sociedad antes de comenzar a gobernar, que educan sin libros que contradicen lo que afirman, que no dudan de si mismos, la transformación nueva consiste no se en que, parece que en ser un militante que repite consignas repetidas cada mañana por un líder que no se equivoca, ni tiene errores. Un líder impoluto e incorruptible, un líder que no merece la crítica de nadie, que es ajeno al error, se quiere ejercer el poder culpando al pasado de un presente que sigue deteriorándose. 

Alejandro Marengo

Mendigo de sueños, distópico, surrealista.   La enajeción desiderativa a la mercancía dinero, se paga siempre con libertad.

Alejandro Marengo

Mendigo de sueños, distópico, surrealista.   La enajeción desiderativa a la mercancía dinero, se paga siempre con libertad.

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