Un pueblo infernal de ángeles

Un pueblo infernal de ángeles

Viví en una ciudad que tenía más iglesias que creyentes, rodeado de unos habitantes que preferían la moral de la esperanza a la empatía del hacer por el otro como consigna de la espiritualidad .

Foto: Puebla por Mariana Ablanedo
Foto: Puebla por Mariana Ablanedo

Viví contemplando el estertor social de la cristiandad.

Crecí en una ciudad que transformó su arquitectura de colonial a minimalista , y las casas porfiristas devinieron en edificios parecidos a Miami, y las enormes construcciones coloniales se convirtieron en modernos centros comerciales , y la biblioteca Palafoxiana dejó de ser el lugar más atractivo para visitar.

Vivo en una ciudad repleta de habitantes que dejaron de sentirse del tercer mundo que comercia en plazas pueblerinas y ahora suponen los supermercados son el reflejo de su vida de primer mundo.

Vivo en una ciudad en la que todo lo sucio es señalado, en la que el crimen pretendió refinarse con lujos y automóviles, y las pirámides estorban para la vista minimalista y la modernidad.

Vengo de una ciudad repleta de habitantes cristianos pero muchos de ellos son clasistas, vengo de una ciudad de comerciantes pobres que pretenden sus negocios influyen en el destino de los millones de necesitados, vengo de una ciudad que cree que el progreso de la historia se mide por la expansión sin sentido de lo nuevo y no puede llegar a conocer la historia que pisa, ni el porqué destruye lo que entienden como viejo y obsoleto.

Alejandro Marengo

Mendigo de sueños, distópico, surrealista.   La enajeción desiderativa a la mercancía dinero, se paga siempre con libertad.

Alejandro Marengo

Mendigo de sueños, distópico, surrealista.   La enajeción desiderativa a la mercancía dinero, se paga siempre con libertad.

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