Lo que esconde la mirada que sabe su destino es ninguna parte
La tragedia esta detrás de nuestras pupilas ya qué nunca queremos reconocer la despedida qué implica cada instante.
Solo queda la poesía para consolarse, ese raquítico arte de inventarse.
¡Que horror significa alcanzar la belleza y tener que despedirse de ella cada instante! Solo queda el consuelo de atraparla con el arte.
No existe forma ni objeto permanente, lo que quiero decir es que estamos condenados a parecernos al viento o a las olas, las metáforas perfectas del espíritu.
Todo lo que creemos supera la muerte debe hundirse en ella, inclusive la trascendencia, el destino es el olvido.
Renuncio al consuelo de la metafísica, la vida está repleta de ficciones e inventos del pensamiento, nunca se podrán adivinar los supuestos de la materia, no soy quien para entender al mundo y a los vivos.
La razón es una ebria rencorosa qué delira por las noches el mito de su origen.