Los niños envejecidos

Los niños envejecidos

Solo soy un niño envejecido, nunca dejaré la infancia porque sería un sinónimo de morir.

Quien deja de divertirse como niño deja de vivir. Quién hace todo por el deber deja de jugar por placer.

Los niños juegan y la vida les va en el juego, los niños aprenden a dejar de llorar y a sonreír por simplemente estar.

Los niños no necesitan nada mas, solo existir, solo ser, solo disfrutar y reír.

Y cuando los niños son adultos envejecidos, aprenden a sufrir sin llorar todo el tiempo, a no esperar el reconocimiento de los otros, prefieren comprar un pastel para celebrar a los que tienen el rostro mas joven que ellos sin saber que nadie deja de ser un niño: indefenso, absurdo, iracundo, un necesitado del reconocimiento de los demás.

Los adultos son niños envejecidos.

Los viejos que no supieron irse de aquí antes, todos aquellos que si llegaron a presenciar la decrepitud inevitable del cuerpo, en el fondo de todos ellos; nunca murió su mas pura curiosidad y asombro por la vida, su alegría no se transformó sin remedio en el árbol seco del deber y las culpas, sus motivos para seguir no se convirtieron en el nihilismo y la noche más oscura.

Alejandro Marengo

Mendigo de sueños, distópico, surrealista.   La enajeción desiderativa a la mercancía dinero, se paga siempre con libertad.

Alejandro Marengo

Mendigo de sueños, distópico, surrealista.   La enajeción desiderativa a la mercancía dinero, se paga siempre con libertad.

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