Marcelo Ebrard
A finales de la semana pasada se suscitó una confrontación entre el Presidente y el Senado de la República por el tema del INAI. La resistencia de la oposición por mantener como una estructura operativa al Instituto de acceso a la información puso en alerta al Presidente. Lo puso a pensar como sería el proceso electoral en el 2024 contra la oposición con una fractura interna.
Se reunió con los Senadores de Morena y los partidos aliados para transmitirles su opinión respecto al papel que juega esta institución en relación al combate a la corrupción. Independientemente de lo que podamos opinar a favor o en contra de su permanencia como una estructura institucional, lo que se derivó de esta situación fue una alerta del Presidente por cuidar el proceso interno dentro de su Partido.
Una primera medida fue reunir a todos los aspirantes con los Senadores que iban a participar en la votación. La prensa recoge incluso la invitación a Ricardo Monreal que no había sido incluido a los eventos del Presidente desde diciembre de 2020.
Hoy se percata que si no se cuida la contienda interna entre los candidatos, va a ser muy complicado mantener el proyecto iniciado por AMLO si las cosas se salen de control. Esa es una de las preocupaciones centrales del Presidente que con toda seguridad le pondrá atención.
Cuando Andrés Manuel compitió por segunda vez en contra de Enrique Peña Nieto, el proceso interno fue entre Andrés Manuel López Obrador y Marcelo Ebrard que concluía un exitoso ejercicio de gobierno en la ciudad de México y estaba muy bien evaluado.
Entre los dos acordaron que la candidatura se definiera por el sistema de encuesta. En ese momento se aplicó la encuesta con tres preguntas; En la primera que era de conocimiento la ganó AMLO. La segunda pregunta la ganó Marcelo. En la tercer pregunta la ganó con muy poquísimo margen Andrés Manuel. Hubo una propuesta de correr una segunda encuesta a lo que Marcelo se negó y acordaron que Andrés fuera el candidato. Lo hicieron como caballeros, con lealtad a la amistad y con el total respaldo del uno al otro.
Siempre se dice que cada proceso electoral es único y que está dado a partir de las circunstancias políticas del momento. Pero hay comportamientos y responsabilidades que han generado molestias por la forma de hacer las cosas y asumir la competencia con ventajas.
En esta ocasión la Jefa de Gobierno de la CDMX tiene meses exponiendo su nombre y figura en bardas, mantas y espectaculares haciendo despliegue excesivo recursos fuera de los tiempos de campaña. Construyendo la imagen de que ella es la elegida por AMLO, y presionando a los sindicatos de Pemex, IMSS, ISSSTE, SNTE etc., Gobernadores de Morena y beneficiarios de las becas y programas sociales para que parezca que no hay otra opción mas que votar por ella.
Sin negar la valía de la contendiente, estas actitudes no abonan a la buena fe y la responsabilidad por llevar una contienda mesurada y de altura de miras como lo fue en el pasado entre Andrés y Marcelo.
Ojalá que el Presidente use la fuerza de su innegable liderazgo, para que el resto de los contendientes puedan competir en condiciones que les permita una mayor justicia y equidad. @normaglzz
