Militarizar a México: La Renuncia de los Derechos Ciudadanos
En su obra “Estado, Gobierno y Sociedad” Norberto Bobbio retrata la permanente dicotomía entre el poder público y la libertad ciudadana; entre mayor sea el poder del gobernante, menores serán las libertades de los individuos y viceversa, a mayor libertad ciudadana, menor será el poder de la clase gobernante. Hoy nuevamente nos encontramos ante esta vieja dicotomía.
El argumento del AMLO Presidente, contra el AMLO candidato, es que no hay avances en materia de seguridad; cuando menos ya avanzamos reconociendo que las cosas no marchan bien y ha dejado de repetir que en México va de maravilla. Este es el sexenio más violento del que se tenga registro…
— Antonio Beltran
A medida que ha transcurrido el sexenio, no han dejado de sorprender los contrastes del AMLO candidato con el AMLO presidente y es que son tan diferentes que cuesta creer que se trate de la misma persona. El mismo hombre que se pasó años criticando que el ejército realizara tareas de seguridad pública y que durante su campaña repitió hasta el cansancio que regresaría a sus cuarteles a los militares; el que no paraba de denunciar los peligros de que el ejército desempeñara funciones de seguridad ciudadana, anunció hace dos días que emitirá un decreto para que la Guardia Nacional se encuentre bajo el mando de la Secretaría de la Defensa Nacional.
López Obrador pretende entregarles a las fuerzas castrenses la mayor corporación policial del país, 114,000 elementos bajo las órdenes del Secretario de la Defensa y a medida que AMLO facilita el empoderamiento del ejército, no dejo de preguntarme ¿qué pretende Andrés Manuel gobernando tan de cerca con el ejército? Su alta presencia en la vida pública no puede ser sana.
Tampoco deja de sorprender ese estilo unipersonal de gobernar y brincarse la legislación, porque pretende emitir el decreto aún contra lo que expresamente refiere la Ley; que la Guardia Nacional es de carácter civil, requisito que fue indispensable para que la oposición, en su momento, aprobara la creación de este cuerpo policiaco. Aún más, dice el Presidente que él emitirá el decreto y que si es inconstitucional, que la Suprema Corte lo resuelva, cuando el artículo 21 de la Constitución establece, reiteradamente, que la Guardia Nacional será de carácter civil y estará adscrita a la Secretaría de Seguridad Pública.
Ahora, el Presidente debió haber sido informado de lo que claramente menciona la Constitución (y si no, debería remover inmediatamente al titular de la Consejería Jurídica), lo que me lleva a pensar que más que de un esfuerzo para revertir la desbordada inseguridad que azota a la mayor parte del país, se trata de otro ejercicio de narrativa; impulsar una medida con la que asegura que existirá algo de orden, a sabiendas de que la oposición (civil y política) lo enfrentará y, cuando la Suprema Corte declare inconstitucional el acto, repartir culpas, revirando que los opositores no lo dejan trabajar y que prefieren ver a México arder antes que dejarlo gobernar.
El argumento del AMLO Presidente, contra el AMLO candidato, es que no hay avances en materia de seguridad; cuando menos ya avanzamos reconociendo que las cosas no marchan bien y ha dejado de repetir que en México va de maravilla.
Este es el sexenio más violento del que se tenga registro, pero el Presidente, como autonombrado fanático de la historia, debería conocer los motivos por los que históricamente se ha desestimado que la seguridad civil quede en manos del ejército; su propia educación no es apta para encontrarse en las calles, porque son formados para ser efectivos, no precisamente para respetar el Estado de Derecho y, por supuesto, todos los ciudadanos deseamos la paz, pero ¿hasta dónde estamos dispuestos a renunciar a nuestros derechos a cambio de que se garantice la seguridad?
