Mujeres poetas: ALMA, organización que irrumpe con la palabra
Literatura, creación imprescindible
El mundo de la literatura es fascinante, suele transportarnos a lugares imaginados, nos da alas; también nos da la oportunidad de atenuar nuestro dolor y, otras veces, de agrandar nuestra felicidad. Hay quienes dicen que es un tema de supervivencia. Con la poesía, los cuentos, la novela y los ensayos el mundo se hace generoso y disfrutable, nos induce a caminar por senderos posibles e imposibles; de pronto, estamos en un pasado de neblinas que heredamos y luego en un futuro irreal, a veces deseable, a veces insoportable. Pueden ser una luz muerta apagada por un fuego abandonado o el canto de un pájaro enamorado, parafraseando a la poeta argentina Alejandra Pizarnik.
Las personas que la cultivan y la crean son privilegiadas como quienes la recibimos. Las y los escritores, se ha dicho, son dioses y diosas que crean mundos fantásticos y, por eso, la literatura se convierte para muchos en una respuesta a los tiempos aciagos en que vivimos.
De la literatura, en la poesía, particularmente, la realidad se vuelve luz generosa, porque ella, como lo dijera Paul Valery, es “la ambición de discurrir, que aspira a verse cargada de más sentidos y ungida de más música”, y esto no lo puede hacer el lenguaje ordinario, o como bien lo planteó nuestro escritor Octavio Paz: “La poesía es el eco de la melodía del universo en el corazón de los humanos”.
Y frente a ello, queda la contemplación, viendo que el poema -como resultado de una creación emblemática y singular- nos pueda dar oportunidades para ver los milagros de la vida y provocar, en consecuencia, el saber vivir con amorosa intensidad.
Por todo esto, vale acercarse a quienes cultivan la poesía. Y en nuestro estado, entre otros grupos, lo hace un colectivo de mujeres que se reúne en la Asociación Lectora de Mujeres de Aguascalientes, mejor conocida como ALMA, con esa fuerza simbólica que destella cuando se lee y se pronuncia.
Origen, integrantes y actividades
Gracias a las ventajas de la comunicación virtual, nos comunicamos con la maestra Martha Lilia Sandoval, quien nos comenta que la agrupación se creó hace ocho años, por iniciativa de Liliana Muñoz, Arlette Luévano, Lupita Montoya, Beatriz Córdova y ella. Comenzaron con reuniones mensuales en algún café y los primeros años compartieron sus gustos e impresiones sobre libros de cualquier género. Luego, se decantaron por la poesía.
Como parte de sus actividades, el grupo elaboró un proyecto de trabajo, según nos cuenta la maestra Martha Lilia, que consistió en investigar el estado de la cuestión sobre las poetas de Aguascalientes. Por lo mismo, procuraron responder a preguntas tales como ¿qué pasa con las mujeres que escriben poesía en esta entidad?, ¿cuántas son las que han publicado un libro o están presentes en alguna Antología?, ¿cómo ha sido su proceso? y ¿cuáles son sus proyectos, dificultades, fortalezas?
Para contestar a estas interrogantes las integrantes de la asociación se dieron a la tarea de investigar: se fijaron un “objeto de estudio”, consultaron bibliografía, hemerografía y recursos en línea sobre las escritoras líricas de Aguascalientes nacidas en la segunda mitad del siglo XX, y también realizaron entrevistas a poeta, considerando ciertos parámetros.
Quedaron incluidas en el corpus de la investigación las mujeres que cumplían algunos de los siguientes requisitos: 1. impresión de un libro, 2. obtención de un premio (local, estatal, regional o nacional) y 3. publicación de sus poemas en antologías y/o en revistas arbitradas de circulación nacional.
Las poetas entrevistadas a lo largo de estos años son las siguientes: Rosa Luz de Luna, Elisa Guerra, Arlette Luévano, Liliana Ramírez, Sofía Ramírez, Claudia Santa Ana, Patricia Ortiz, Thercy Arvizu, Yadira Cuéllar Miranda, Alejandra M. Vázquez, Liliana Muñoz Sandoval, Mariana Torres, Renata Armas, Giselle Ruiz, Martha Lilia Sandoval, Patricia Álvarez Tostado, Patricia Álvarez Avendaño, María Choza, Melina Guerrero, Ilse Díaz, Nancy García Gallegos, Arely Jiménez, Eliud Nájera, Ia Navarro, Patricia Vázquez, Alejandra García Díaz, Paloma Mora, Mónica de Luna, Itzamá Enríquez Iñiguez, Julia Cuéllar, Circe Vela, Fernanda Manzo, Alina Ramírez, Rocío Moreno Márquez, Celia del Carmen Brand, Sandra Moreno, Ana Belina Escobar, Kathia Arjona, María Ausencia, Mariana del Vergel, Marta Gallardo Topete, Carolina Castro Padilla, Magdalena Aranda, Claudia Quezada, Ángeles Montañez, Brigitte Nájera, Hilda Verónica Ramos Luevano, Mar González Huitrón, Andrea Pizarro y Ednna Cadena.
Resultados loables
Con la información recabada en estas entrevistas y búsqueda documental, el grupo está realizando un estudio introductorio para una proyectada Antología de las poetas de Aguascalientes, que estamos seguros, será un excelente libro.
Las entrevistas a poetas vivas se están complementando -nos dice la maestra Martha Sandoval- con la investigación sobre la vida y obra de poetas fallecidas, como Dolores Castro, Asunción Negrete, Micaela Serna, María de la Luz Carrillo, Oliva Fernández de Córdoba, Teresa Alonso, María del Refugio Macías, Azul de Landeros, Lourdes de Santos, María Eulalia Chávez y Guadalupe de la Mora.
Los resultados de esta indagatoria ya se han venido dando y se han hecho públicos. Con esta última información, por ejemplo, se presentaron cuatro ponencias en el XV Seminario de Historia Regional, convocado por la Universidad Autónoma de Aguascalientes, en 2023.
La organización, de la cual la maestra Sandoval es presidenta y Arlette Luévano vicepresidenta, ha sufrido algunas modificaciones, la más señalada es que dos de las integrantes fundadoras se retiraron por motivos personales, y en este último año se ha integrado al equipo organizador Hilda Verónica Ramos Luevano, quien ha venido a ocupar la secretaría de organización.
ALMA ha realizado dos reuniones generales al año, una en el mes de marzo, con motivo del aniversario de la fundación, y otra en el mes de diciembre. El equipo organizador ha tenido reuniones mensuales en las que se planean actividades y se alimenta una página web que comparte información y fotografías de las poetas y los eventos realizados; también mantiene vigente un chat en WhatsApp. Sin duda, la tecnología ayuda.
Todo este trabajo ha sido para las integrantes de ALMA un incentivo importante, tanto de manera personal, para escribir poesía, como de manera colectiva, para estudiar y profundizar en este género literario, y comprender lo que significa la escritura de poesía como camino de realización personal y comunitaria para muchas mujeres de la entidad.
Las integrantes de ALMA forman parte de una corriente latinoamericana que recuerda la producción poética de escritoras, como Ida Vitale, Concha Urquiza, Juana de Ibarbourou, Gabriela Mistral, Rosario Castellano, Blanca Varela y Alejandra Pizarnik, entre otras. Poetas inteligentes y sensibles, que asumieron la herencia que, en el siglo XVII, dejó una brillante y rebelde religiosa de nombre Juan Inés de la Cruz.
Poemas de mujeres de Aguascalientes
María Choza, «Vinagre de madre», 2025. Flora de lengua y libo
Ya lo sabía desde antes:/ con miel se atrae al objeto amado/ Llené temprano un frasco/ Dentro de él, un nombre y un deseo y una lágrima y ese sueño/Entonces dije tu nombre muchas veces/ y en vez de ti, vino la miel a hablarme Pero no supe entender su flora de lengua y libo.
Patricia Vásquez, “Francisco Alejandro parece un bebé ratón” de, Bitácora de vuelos ediciones. VII Premio Internacional Bitácora de Vuelos 2023, poesía infantil.
Nos hemos preguntado todos/ (nosotros los adultos)/ de donde salió el nombre de mamá ratona/ para la abuela/ y bebé ratón para Francisco Alejandro.// Nos miramos sorprendidos/ porque nadie tiene/ la respuesta.// Y es importante que ustedes sepan/ que a mamá ratona/ y bebé ratón/ no les gustan los ratones que a veces se pasean/ en la cocina.// Mamá ratona/ y bebé ratón/tienen el cabello igual.// Sus chinos iguales/ se mueven con el aire/ de los molinos de viento.
Renata Armas, «Bisnácida, Contrasilencio», PECDA AGS 2024
Notas de periódicos de ayer que se repiten hoy y esperan la mañana, dan los buenos días a la suma de las almas, sin rostros, ni sonido, ni nombre, ni calma y se elevan por montones apenas se asoma el alba. Números registrados sobre manchas en planchas forenses, raíces de tierra foránea que se pudren entre vicios, sin razón, ni perdón, ni permiso, ni culpa, ni amor, ni habla y los árboles roban vidas, las vigas sostienen la nada, los clósets guardan los cuerpos y los escalones pasos que no vuelven esta semana y en la ciudad y su cielo se elevan sombras que arden en llamas […] y se apaga la luz de un cuarto cuando danza otro menguante, se vuelve deseo anhelante y se cumple al cantar del gallo.
Hilda Verónica Ramos Luévano, Frag. del poema Mujer …
Lírico es tu canto,/ manto sagrado tu chal,/ manos, cálido refugio,/ relucientes cristalinas, / entre dorados granos de nixtamal./ Turbante un rebozo en tu sien,/ ¡libres son tus manos!/ ¡Libres son tus brazos!/ por las labores en ruta de fe, que cubre el sereno a tu paso./ Y aunque quebradizos tus ojos,/ y tu mirada es palpitante,/ pensamientos inertes…/ ¡Sin cansancio! ¡Sin fatiga!
Arlette Luévano, “POEMA”, de Postales en Antología Contorno del fuego.
I
La alegría es una cosa pequeña:/ una flor en el cabello/ la posesión de una llave/ una roja línea dibujada en el rostro./ Y más pequeña y refulgente/ cuando sucede a pesar de las ramas secas de los árboles/ inclinadas por el fuego del poniente/ de que las aves azules/ que no encuentran dónde descansar/ en los invernales cuencos de la noche. […]
III
Tiene debilidad la belleza/ por esconderse en los surcos de las manos./ Se acurruca ahí, se pone de cabeza/ desciende, se concentra/ parece un pequeño animal rosado./ Quien no mira a la belleza/ quien no la siente, quien no quiere conocerla/ corre el riesgo de estrujarla como se estruja una hoja/ y perderla para siempre sin haberla liberado, hecho crecer,/ ver cómo con el agua se agiganta y te envuelve, cariñosa,/ cómo te besa con su lengua suave./ Pero puede, sí, descubrir un día cualquiera/ que entre los pliegues de su mano está el rastro de una estrella/ y se quedará la noche entera contemplándolo./ Es una luz cruel que le dirá/ que jamás podrá conocer lo que no sabe que perdió.
Elizabeth Gori, “Nuestro refugio” poema de su libro Pandilla Punk, Premio Dolores Castro, 2023
Charlotte,/ con tu llegada,/ dejamos la madriguera/ para desplazarnos a un nuevo mundo,/ donde construimos,/ con arcilla y aliento,/ una solidez que no conocíamos:/ distopía en las paredes pintadas/ en nuestro refugio:/criaturas de tiza, aerosol,/ viseras de un esténcil de cartón/ (desecho de un empaque de cerveza)/ trepaban las paredes/ salpicadas del caos en polvo húmedo/ y piernas como tabiques abriéndose paso entre los colores;/ criaturas gráciles pero constantes,/ como vainilla degustada en lecturas de salmos./ Figuras irremediables en punta/ construidas con cientos de líneas./ Oraciones de un jardín de tinta,/ fresco,/ tiránico,/ guiado desde los pinceles de Gorand./ Flores dentro y fuera:/rezos en los callejones/ y en la sala de espera de la estación Morelos/—declaraciones de una soledad a la espera de tranvías—,/ en los pasillos tomados por habitaciones,/ en los contenedores de basura/ acicalados por pepenadores/ —ocupados en devolver la basura a la calle—,/ incluso en el suelo donde encontraba mensajes/ de otro tiempo y de otra forma.
Sandra Moreno, “DIA147”, de su libro Diario de una madre imperfecta.
Perdonar a mamá, / decía mi hijo,/la abuela que él conocía no era mi madre,/ella no me quería./Perdonar a mamá,/decía mi hijo,/ él no la vio convulsionar,/ para no irnos de casa.//Perdonar a mamá,/decía mi hijo,/pero él no tenía la nariz rota por el padre,/que nos había elegido mi madre.// Perdonar a mamá,/ decía mi hijo,/ pero yo no sabía cómo,/ porque ella no me mostró de qué manera/ perdonar.// Perdonar a mamá,/decía mi hijo,/ yo siempre tuve que levantarla del piso,/ decirle que todo estaría bien.// Perdonar a mamá,/ decía mi hijo,/ nunca supo el daño que me había hecho,/ era yo por su culpa un ser imperfecto.// Perdonar a mamá, gritó el hijo, entendí.//No habló nunca de la abuela,/ no hablaba conmigo,/hablaba de su madre, hablaba de mí.
María de Lourdes de Santos, “La salamandra” de su libro Rapallo.
La salamandra se arrastra entre las matas/ mira desde el tronco de un árbol/ Brilla en ese lucero y desde ese hoyuelo/ bebe agua,/ qué lentamente: es la salamandra,/ es fuego/ y el ala de un ángel/ Ah, la noche, locamente metida en las raíces/ en los frutos/ en el agua de la fuente que cae./ Como un follaje indescriptible, ama cada una/ de sus hojas.
Arely Jiménez, “Sutra de la amistad”
A veces pienso en los afectos/ que las personas tienen por mí/ como en mis flores/ sus pétalos iluminan un tiempo prudente /mi ventana/y no se sabe si el Sol, el aire, la gravedad,/ mi mano negándoles el agua,/ o simplemente las flores siendo flores/ las deja secas, /las hizo caerse,/ marchitarse,/ incluso las personas cuando se alejan/ te dejan algo./Como la avenida principal de esta ciudad/ que antes fue un río y con cada lluvia resucita/ aunque ya no sea lo mismo./ Esa es la lógica de las/ amistades:/ dejar surcos/ donde agua y flores/ y también el corazón/ crecen conforme se horada/ se penetra, se llega al fondo.
