NECESARIA TRANSFORMACIÓN

NECESARIA TRANSFORMACIÓN

El mundo sindical mexicano registra actualmente un enorme dinamismo y complejidad en su situación, pero ello no quiere decir que se exprese la necesaria transformación que se requiere en este ámbito, pues todavía lo caracteriza la abulia prevaleciente desde hace algunas decenas de años.

Aunque no es solo abulia, sino en el relajamiento de la cultura y transformadora de los trabajadores, donde sin duda hizo mella la desculturización política promovida por el más medio siglo del periodo priista, además del corporativismo imperante, que incluso prendió en el llamado sindicalismo independiente.

Perdieron el sentido de clase o como decíamos cuando iniciamos nuestra militancia política de izquierda, olvidaron la conciencia en si y para si. Y hablar de conciencia es ubicar la adecuación que tenemos con la realidad concreta, del momento, del aquí y ahora. No solo eso, sino perder de vista cuál es el papel jugado por los trabajadores en el mundo productivo y en la transformación social.

La lucha por la hegemonía ha dejado a un lado a los trabajadores, la clase dominante, que en este momento (aún la asunción al gobierno del progresismo), sigue siendo la de la oligarquía financiera, que sigue manipulando la conciencia de los obreros y los trabajadores, obnubilándolos en algo reiterado por Marx, en el sentido de que, “no es la conciencia de los hombres lo que determina su existencia; sino a la inversa, su ser social determina su conciencia.”

Salvo rasgos saludables, el movimiento obrero y sindical mexicano se encuentra postrado y arrinconado. De la población económicamente activa, apenas el diez por ciento se encuentra organizado en algún sindicato u organización de gremial y de éste, un porcentaje similar se encuentra integrado a organizaciones medianamente democráticas e independientes, ya que empiezan a prevalecer los sindicatos de protección.

El llamado sindicalismo independiente no ha tenido la capacidad movilizadora para poder oponerse a las regresiones laborales impuestas en el periodo neoliberal, destacadamente la contrarreforma del 2013. Por ejemplo, el aumento a la jornada laboral de 40 a 48 horas por semana, pasó de noche, sin la mínima oposición a la misma. Lo mismo pasó con el sistema de pensiones y más recientemente con la figura de outsourcing o tercerización en el trabajo, que no acaba por ser erradicada.

No por presión obrera mexicana, sino por lo planteado por Estados Unidos y Canadá, al probar el T-MEC, obligó a que nuestro país reformara el marco legal laboral, a fin de dar seguridad de equidad hacia los trabajadores de sus países. Así se impulsó una policía de nivelación sustancial en lo salarial, que todavía no acaba de llegar a su óptimo momento.

De igual manera, se ha impulsado la transparencia en la vida sindical, sobre todo en el manejo de las finanzas, o en la renovación de las dirigencias, que no obstante lo suscitado en la General Motors de Silao, Guanajuato, ha dejado mucho que desear, sobre todo el papel jugado por la dependencia federal a cargo de Luis Alcalde Luján, aunque un mayor cuestionamiento se ha visto en el proceso de renovación sindical en el sindicato petrolero, donde para la oposición a la cúpula de dicha organización, la STPS protege a las huestes de Carlos Romero Deschamps.

Quien fue excelente diputada federal, ahora es una cuestionada secretaria del Trabajo, donde se dice no decide ella sino los amigos del hijo del presidente, ahí empotrados y cuyo estilo no dista mucho del que se señala a sus antecesores del PRI y del PAN.

No por nada, uno de los principales críticos de la funcionaria de la 4T, provenga del mismo equipo. Nos referimos al líder minero, Napoleón Gómez Urrutia, que ante el conflicto con Germán Larrea en Cananea, tuvo que recurrir al Secretario de Gobernación y no a Luisa Alcalde, para llegar a un arreglo, que garantizara los derechos de los trabajadores. Hay que recordar que la propia dependencia federal había ignorado una recomendación para que se entablara el diálogo entre las partes, emitida por la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

Sin embargo, no sólo es la autoridad laboral mexicana, a la cual hay que dar una zarandeada para que asuma el papel que realmente le corresponda y se diferencie efectivamente las anteriores administraciones. Así como está hasta ahora, su balance será negativo.

Asimismo, debe iniciarse un proceso de renovación de la vida, pensamiento y conciencia sindicales, radical, nuevo, lo que no necesariamente quiere decir abandonar sus principios, aquellos que todavía en gran medida están plasmados en el artículo 123 Constitucional. Retomarlos como punto de partida, para entrar a adecuarse a las condiciones actuales.

Un nuevo sindicalismo trabajado desde las bases de los trabajadores, sindicalizados o no, donde se les imbuya del papel transformador que tienen como clase, como explotados del sistema capitalista y por ello, ir mucho más allá de la reivindicación de sus propias demandas inmediatas, para darles un sentido global a su postura política.

No es entonces sólo impulsar la lucha por sus derechos, de asociación y sindicalización, de huelga, de seguridad social, también es erradicar los vicios del pasado como era el corporativismo o la verticalidad y opacidad de sus dirigentes sindicales, a fin de transparentar la gestión gremial y democratizar la elección de sus dirigencias a través del voto directo, universal y secreto.

Es en suma, con las condiciones actuales, restituirles a los obreros y trabajadores su conciencia en si y para si.

Daniel Carlos García

Aguascalentense de nacimiento, comunista por convicción y médico por estudios en la UNAM. Militante activo de la izquierda marxista desde la década de los 70’s; fue miembro y dirigente de los partidos: PCM, MAUS, PSUM, PMS Y PRD. Periodista por vocación y colaborador de diversas publicaciones. Ha escrito diversos libros, entre ellos: “Fulgor rebelde. La guerrilla en Aguascalientes”, “El perredismo en Aguascalientes” y el “Diccionario de la Izquierda en Aguascalientes”, “Historia y situación del cooperativismo en el DF” y “Las mujeres en la Revolución Mexicana”. Fue Director de Capacitación para el Empleo del Gobierno del Distrito Federal (2000-2005); asesor del Srio. de Gobierno del GDF y Director de Estudios y Estadísticas del Trabajo (GDF 2007-2012). Actualmente es Gerente de Saludo en CENFES, AC, así como organizador y dirigente del Movimiento Comunista Mexicano (MCM).

Daniel Carlos García

Aguascalentense de nacimiento, comunista por convicción y médico por estudios en la UNAM. Militante activo de la izquierda marxista desde la década de los 70’s; fue miembro y dirigente de los partidos: PCM, MAUS, PSUM, PMS Y PRD. Periodista por vocación y colaborador de diversas publicaciones. Ha escrito diversos libros, entre ellos: “Fulgor rebelde. La guerrilla en Aguascalientes”, “El perredismo en Aguascalientes” y el “Diccionario de la Izquierda en Aguascalientes”, “Historia y situación del cooperativismo en el DF” y “Las mujeres en la Revolución Mexicana”. Fue Director de Capacitación para el Empleo del Gobierno del Distrito Federal (2000-2005); asesor del Srio. de Gobierno del GDF y Director de Estudios y Estadísticas del Trabajo (GDF 2007-2012). Actualmente es Gerente de Saludo en CENFES, AC, así como organizador y dirigente del Movimiento Comunista Mexicano (MCM).

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