SCREAM 6
Ya con las intenciones bien planteadas y claras desde la película inmediatamente previa que fue “Scream (Grita)” (2022) se comienza el diseño de una nueva cadena argumental con éste eslabón que relanza conceptualmente el esquema creado por el finado Wes Craven en los filmes originales unificando los ingredientes clave de ésta exitosa serie (el villano adicto a las llamadas telefónicas Ghostface, la aparición de las estrellas originales, sus tropos característicos tanto de género como identitarios, etc.) con los de éste bien recibido reinicio ( o “reboot” en lingo millenial) donde nuevos personajes toman la estafeta beneficiados con matices psicológicos añadidos que los subliman de la clásica condición de víctimas o elementos pasivos. De nueva cuenta son las hermanastras Sam (Melissa Barrera) y Tara (Jenna Ortega) las protagonistas de ésta historia que se sale de los limitados confines del pueblito llamado Woodsboro donde acontecieron casi todos los filmes previos a las paradójicas calles estrechas que apuntalan a los impresionantes rascacielos de Nueva York donde el siniestro asesino afecto al cine de terror enmascarado buscará darle una sangrienta mordida a la Gran Manzana.
El núcleo dramático yace en Sam, por cierto hija del demente Billy Loomis (Skeet Ulrich) que le hiciera ver su suerte a la heroína de las cintas primarias Sidney Prescott (Neve Campbell, ausente de ésta producción al no llegar a un lucrativo acuerdo con los productores de la película), empeñada en proteger a su pequeña hermanastra Tara después de las violentas correrías de la película previa, hasta que Ghostface reaparece con un nuevo set de reglas para ésta historia que se ha graduado oficialmente a la categoría de franquicia según lo indica el personaje de Mindy (Jasmin Savoy Brown) quien ahora será quien explique cómo funciona en la “vida real” los lineamientos de la narrativa ficticia del cine de terror. Pero el camino a seguir en cuanto a discurso y argumento es el mismo de siempre: averiguar quién está detrás de la lúgubre investidura negra con desfigurada faz blanquecina que mata –y vaya que se incrementa el coeficiente hemoglobínico a cuadro- a todos los que de una forma u otra se ven relacionados con Sam y Tara ¿Será acaso Kirby (Hayden Panettiere) quien lograra evadir los embistes del maniático en la cuarta película y ahora es una agente del FBI? ¿O pudiera ser la rapiñosa reportera Gale Weathers (Courtney Cox) como un giro de tuerca maquiavélico después de aparecer en toda la saga hasta el momento? Tal vez sea el Detective Bailey (Dermot Mulroney), quien sufre en carne propia los efectos de la nueva carnicería o incluso el nuevo novio de Sam, Danny (Josh Segarra), siendo el interés amoroso de la protagonista tornándolo sospechoso de facto.
La construcción narrativa no se regodea en el metadiscurso como en los otros filmes sino que procura un hilado más serio en su estructura tipo thriller para llevarnos a un tercer acto que exige algo de renuncia a la lógica pero que sirve como entretenimiento de ésos que nos obligan a golpear nuestra frente en un acto de incredulidad.
El dúo cineasta de Matt Bettinelli-Olpin y Tyler Gillett obra con más tino en cuanto a la producción narrativa de la cinta predecesora mostrando mucha confianza e incremento de madurez en el trazo de la historia y los personajes sin abandonar la premisa de que esto es mero escapismo con incrementadas dosis de energía y entretenimiento salvaje que harán la delicia de los aficionados al gore.
Ésta serie –perdón, franquicia- aún tiene la muleta de esquematizar sus historias en base a todos los aportes de cada filme que se crean para idear la siguiente secuela, pero gracias a la fresca perspectiva de éstos dos directores que asimilan y replantean las fórmulas ideadas por el slasher ochentero y el mismo Wes Craven que está rindiendo frutos en taquilla y crítica parece que tendremos Ghostface para rato.