“TÁR”: La oscura voluntad del arte

“TÁR”: La oscura voluntad del arte

Música, poder y manipulación son el leitmotiv de una composición cinematográfica que no sólo realiza sus movimientos dramáticos con brillantez sino que también de forma ambivalente, exhaustiva y antipatética tal cual como lo es el personaje principal, la conductora de la Sinfónica de Berlín –la primer fémina con tal nombramiento- de nombre Lydia Tár que encuentra un nivel de interpretación tan armónico y sinuoso en ritmo como la conducción musical que el personaje ejecuta por la aplicadísima Cate Blanchett, quien durante el prolongado metraje (2 horas 38 minutos) encuentra variaciones y puntos de ajuste tonal en su interpretación que matiza su rol en una alegoría sobre el estado actual de la cultura del arte con engañosa facilidad.

Cate Blanchett
Cate Blanchett

Lydia Tár, de origen norteamericano pero avecindada en Berlín, lleva una vida dedicada en cuerpo, alma y mente a la música compartiendo su importante vida profesional con su hija adoptada Petra (Mila Bogojevic) y su pareja Sharon (Nina Hoss), primer violín de la orquesta. Lydia está presta para publicar su autobiografía y con la encomienda personal de dirigir la Quinta Sinfonía del compositor austríaco Gustav Mahler, pero éste extenuante proceso se complica cuando la naturaleza monomaniaca de la conductora la lleva a una adversa toma de decisiones donde su apego a la intelectualidad y a seducir talentos jóvenes como vía de acceso a la filarmónica la lleva a un jaque profesional y existencial donde su pareja y una voluntariosa ejecutante de chelo rusa llamada Olga (la chelista profesional Sophie Bauer) con quien emprende una relación se verán involucradas, así como la muerte de una antigua amante que la colocará en el foco de una investigación judicial que pondrá en riesgo su carrera.

El director Todd Fields (“Secretos Íntimos”) regresa después de 17 años de inactividad para empalmar ricas y variadas capas de lectura a ésta intrincada historia con un personaje que desarrolla una calculada estructura de comportamiento donde sus obsesiones, aversiones y manías determinan su rumbo y el de la historia, una enmarcada por cierta asepsia estilística que nos habla de un universo donde las emociones se congelan o permanecen varadas para su detonación, tal cual ocurre cuando Tár y un colega (Mark Armstrong) difieren en visión sobre la conducción de la obra de Mahler en una cáustica y visceral escena de conflicto. En apariencia la imagen de Tár es de una mujer pérfida que coloca sus exigencias creativas y apetito por esclarecer la naturaleza de la melomanía allende a los puntos pueriles que la cultura Tiktokera demanda, pero sus propias capas comienzan a disolverse conforme la calidad de los conflictos escala y la mujer que mora en la insondable directora de orquesta capaz de lidiar con una obra musical de la estatura del compositor Mahler sale a flote mediante arrimos a escenas simbólicas / oníricas como metrónomos que se activan solos o gritos femeninos lejanos que alteran su rutina del trote mañanero. “Tár” como película es un ejercicio preciso y consonante que encuentra un proceso análogo en ejecución con todo y un clímax in crescendo que nos ata a la pantalla con cualquier concierto ejecutado por cualquier orquesta. Simplemente melodioso.

Correo: corte-yqueda@hotmail.com

Juan Pablo Martínez Zúñiga
Juan Pablo Martínez Zúñiga

Juan Pablo Martínez Zúñiga

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