TRES CUESTIONABLES CUESTIONES DEL EJECUTIVO FEDERAL Tercera y última parte

TRES CUESTIONABLES CUESTIONES DEL EJECUTIVO FEDERAL Tercera y última parte

El último tema que quiero abordar en esta triada de cuestionables cuestiones de Andrés Manuel López Obrador, es la carencia absoluta de sentido autocrítico de lo que sucede abajo, en su equipo de trabajo, pues lo único que se acercaría a ubicarse en esa categoría, es su afirmación de que las cosas requieren tiempo para ser cambiadas, en lo cual tiene razón, aunque explícitamente no acepte ningún error cometido ni por él ni por sus subalternos.

O no quiere aceptar o no se da cuenta, que más allá de la mella que pudiese estar haciendo la campaña intensa en su contra la oposición y el conservadurismo, otro factor de descrédito en su proyecto, es la forma nada diferente a las administraciones anteriores como opera la estructura de mando debajo de él, muchos de ellos advenedizos, priistas y panistas convertidos presuntamente al espíritu de la 4T, con pleno convencimiento en el individualismo y no en la anteposición del bien colectivo.

La Cuarta Transformación, no son sólo un proyecto y una sucesión de programas, sino que, utilizando sus mismas palabras, es implementar una verdadera “revolución de las conciencias”, que si bien se espera debería cuajar y concretarse en los mexicanos, debería empezar por los servidores públicos, lo cual no es así. Me atrevería a decir, que salvo excepciones, son el principal obstáculo para que las cosas se lleven a cabo como se tiene ideado. Y no me refiero a los que vienen de anteriores administraciones, sino de aquellos que llegaron con el nuevo gobierno, pero actúan peor de quienes los antecedieron.

Autoritarios y déspotas, sin ligazón con sus propias bases, salvo de nombre no son conocidos ni conocen a una buena parte de sus colaboradores. Sólo su palabra es ley, aunque algunos de los que tienen abajo les de las buenas y las malas en capacidad y experiencia. Eso si, utilizan cotidianamente una fraseología sobre la 4T, que venida de quienes viene, nadie les cree. De esta manera, no predican con el ejemplo y su propia conducta diaria, va logrando que se vayan perdiendo adeptos. Al igual que la derecha, son de los principales promotores en contra.

Son aquellos que, bajo la convocatoria del Presidente de la República para que los funcionarios públicos aportaran a la atención de la pandemia con aportaciones económicas, la aplicaran con el criterio de “voluntariamente a fuerzas”, al mismo estilo del PRI. Así sólo provocaron repulsión y enojo, pero no el gusto ni convencimiento para cooperar. Con ello se hacen tontos solos y pierden simpatizantes.

Para darles el derecho de la duda, se convierten inconscientemente en quintacolumnistas, trasladando los malos resultados a otro lado, para ubicar la responsabilidad de una respuesta contraria, a quienes consideran como malagradecidos y poco aportadores al proyecto de la 4T. Como sucede arriba, en ellos no hay el menor viso autocrítico.

Hace algunos días en una mañanera, el Presidente de la República defendió por sobre todo a Sanjuana Martínez, titular de Notimex. No sólo eso, habló maravillas de ella. Para él no es muy relevante que esa agencia de noticias tenga más de un año en huelga. Pero una cuestión muy sencilla, alguien que no ha tenido la capacidad de acabar con este conflicto laboral, ni es eficiente en su trabajo ni tiene la voluntad política para hacerlo no sirve a la 4T. Yo no tendría un servidor con esas características, salvo que el propio López Obrador le haya dado alguna instrucción precisa sobre este asunto y esté saludando su disciplina, aunque no se transparente suficientemente el caso.

Similares situaciones encontramos en otras dependencias públicas, como la Función Pública, donde se ha dejado mucho que pensar con el tratamiento dado a casos denunciados que involucran a funcionarios del actual gobierno; el tortuguismo con que se actúa en la Fiscalía General de la República; las acusaciones de utilización corporativa en programas como Sembrando Vida o Jóvenes construyendo el futuro o el solapamiento en Pemex al exlíder Carlos Romero Deschamps, sólo por señalar algunos casos.

La reiterada frase de “no somos iguales”, que escuchamos prácticamente todas las mañanas en Palacio Nacional, requiere mayor soporte con hechos, no porque pensemos de que todo está mal, como si señala la derecha, sino porque precisamente por éstos, no hay que darles la menor oportunidad para que puedan llegar a las conclusiones que fomentan.

Otra frase que en su caso hay que modular o hacerla congruente en la mente de todos, no porque sea incorrecta, sino porque los que están abajo no la respetan, es que “el pueblo no es tonto, sino que el conservadurismo piensa que si lo son”. No sólo son éstos, sino algunos o muchos servidores del actual gobierno. Son mentalidades inadmisibles, que sin duda hay que cambiar.

El presidente debiera destinar más interés y tiempo en lo que sería lo que llama como “revolución de las conciencias”, que no debería ser expresión de su moralina Guía ética, basada en la Cartilla moral de Alfonso Reyes, sino en inculcar entre todos sus colaboradores del espíritu de lo que considera en la Cuarta Transformación y que conste, que no hablo de la concepción que podemos tener de ella desde la izquierda socialista, sino desde su propia idea. Cuando más pienso en esto, más recuerdo la validez con la que operaban los comisarios políticos al inicio de la revolución soviética.

El cambio de la mentalidad es lo más difícil. Al respecto siempre he citado a los teóricos de la revolución vietnamita, como el Tío Ho o Le Duan, que mencionaban que la revolución más difícil es la ideológica, que podría darse primero la política y económica, pero que la primera requería mayor esfuerzo. Sin duda tienen razón.

El problema es que prácticamente estamos a la mitad del periodo sexenal y queda poco tiempo para dar pasos en este sentido, aunque también, no hay el menor indicio que se tenga conciencia de esta deficiencia y por lo mismo, no se tendría la intención de implementar nada al interior del gobierno. No han entendido que el problema no está afuera, con el pueblo, sino adentro, con los funcionarios villamelones.

La poca izquierda empotrada en el actual gobierno, más allá de su función que institucionalmente tienen asignada, debieran empujar en el sentido anteriormente señalado, en el objetivo de una real “revolución de las conciencias”.

Daniel Carlos García

Aguascalentense de nacimiento, comunista por convicción y médico por estudios en la UNAM. Militante activo de la izquierda marxista desde la década de los 70’s; fue miembro y dirigente de los partidos: PCM, MAUS, PSUM, PMS Y PRD. Periodista por vocación y colaborador de diversas publicaciones. Ha escrito diversos libros, entre ellos: “Fulgor rebelde. La guerrilla en Aguascalientes”, “El perredismo en Aguascalientes” y el “Diccionario de la Izquierda en Aguascalientes”, “Historia y situación del cooperativismo en el DF” y “Las mujeres en la Revolución Mexicana”. Fue Director de Capacitación para el Empleo del Gobierno del Distrito Federal (2000-2005); asesor del Srio. de Gobierno del GDF y Director de Estudios y Estadísticas del Trabajo (GDF 2007-2012). Actualmente es Gerente de Saludo en CENFES, AC, así como organizador y dirigente del Movimiento Comunista Mexicano (MCM).

Daniel Carlos García

Aguascalentense de nacimiento, comunista por convicción y médico por estudios en la UNAM. Militante activo de la izquierda marxista desde la década de los 70’s; fue miembro y dirigente de los partidos: PCM, MAUS, PSUM, PMS Y PRD. Periodista por vocación y colaborador de diversas publicaciones. Ha escrito diversos libros, entre ellos: “Fulgor rebelde. La guerrilla en Aguascalientes”, “El perredismo en Aguascalientes” y el “Diccionario de la Izquierda en Aguascalientes”, “Historia y situación del cooperativismo en el DF” y “Las mujeres en la Revolución Mexicana”. Fue Director de Capacitación para el Empleo del Gobierno del Distrito Federal (2000-2005); asesor del Srio. de Gobierno del GDF y Director de Estudios y Estadísticas del Trabajo (GDF 2007-2012). Actualmente es Gerente de Saludo en CENFES, AC, así como organizador y dirigente del Movimiento Comunista Mexicano (MCM).

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