4 PINCELADAS SOBRE OSWALDO BARRA CUNNINGHAM EN EL CENTENARIO DE SU NATALICIO

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En la media noche del 30 de noviembre de 1956, el ingeniero Luis Ortega Douglas protestó como gobernador del estado de Aguascalientes para el sexenio 1956-62. En la mañana de su primer día de gobierno realizó una gira de trabajo en la que dio comienzo a una serie de grandes obras, que serían el signo de su administración.
Una de ellas fue, precisamente, la remodelación del Palacio de Gobierno, el edificio del siglo XVII construido en la plaza mayor de la villa, en su costado sur, que desde mediados del siglo XIX es sede del gobierno, y que en sus orígenes fue la casa urbana de la gran Hacienda de Ciénega de Mata.
Prácticamente cada gobierno ha dejado su impronta en este inmueble, pero indudablemente las obras realizadas en el sexenio de Ortega fueron las más profundas y duraderas. Tan es así que los trabajos duraron prácticamente todo el sexenio. Baste señalar que la fachada poniente de la construcción fue recortada radicalmente, para ampliar –alinear- la avenida José María Chávez, que justo ahí se convertía en un embudo, y que el espacio perdido en este lado fue compensado con la construcción de un segundo patio en la parte sur de la edificación, simétrico al primero, con sus correspondientes espacios para oficinas, y una escalera monumental al centro.
Precisamente cuando este segundo espacio tomó forma, apareció una gran pared, desnuda, en cuya superficie probablemente imaginó un mural el poeta Víctor Sandoval, entonces secretario particular del gobernador…
En otro orden de ideas, hacia 1960, el gobierno federal construyó una Casa de la Juventud, una serie de instalaciones deportivas, en terrenos próximos al gran taller del ferrocarril, en lo que el historiador Luciano Ramírez Hurtado interpretó como una especie de palmada en la espalda de los trabajadores del riel, luego de la represión del movimiento reivindicador de 1958-59. Uno de los elementos de esta institución fue un mural, que lleva el título de Las cárceles y el impulso revolucionario, fue realizado por los pintores Enrique Valderrama Anaya, Roberto Martínez García y Oswaldo Barra Cunningham.
No sería extraño que en el transcurso de esta estancia Barra hubiera conocido a Sandoval, o a algún otro intelectual de entre quienes formaban el inquieto Grupo Paralelo, que encabezaba el poeta estridentista Salvador Gallardo Dávalos, y que fuera entonces cuando surgiera en Sandoval la idea de decorar la principal pared del flamante segundo patio del Palacio de Gobierno, de unos 90 metros cuadrados, a decir de Luciano Ramírez. Sandoval la maduraría hasta presentarla al gobernador, quien desde luego aceptó.
No es ocioso señalar que estos personajes, y otros más que actuaban en la escena artística e intelectual de Aguascalientes en ese momento, se asumían como de izquierda, pero al mismo tiempo militaban en el PRI; en su ala izquierda, por supuesto. Desde luego no en el tolerado Partido Popular de Lombardo Toledano, y menos aún en el proscrito Partido Comunista Mexicano. Esto significa que aquella era una izquierda que difícilmente rebasaba los estrechos límites impuestos por las instancias encargadas de velar por la salud ideológica del país, pero sí se daba el lujo de defender la revolución cubana, o asumir posturas críticas, por ejemplo, de la versión oficial de la Historia, y más aún, de algunas prácticas empresariales e incluso el intocable clero, tal y como hizo Barra.
Como haya sido, el hecho es que hacia fines de 1960 Barra comenzó a plasmar el primero de cuatro murales que pintó en el Palacio de Gobierno, y el más importante, que entrelaza la historia de México con algunos momentos de la historia de Aguascalientes; da cuenta de los activos socio económicos y geográficos del estado; rinde un homenaje a nuestros artistas, por origen o adopción, y critica algunos aspectos de la vida social del estado. Esto último, más su interpretación de los momentos fundacionales de nuestro mestizaje, dieron pie a una serie de críticas en lo que se consideró como una visión equivocada.
Sin embargo es obvio que al gobernador le gustó el trabajo de Barra, puesto que pronto le encargó un segundo mural, ahora sobre la Feria Nacional de San Marcos, que el pintor realizó durante 1962 en la pared del Salón de Recepciones del Palacio de Gobierno, y que Barra terminó hasta 1963, cuando el gobernador era ya el profesor Enrique Olivares Santana, para luego desaparecer de la escena aguascalentense.
PARA QUE RECUERDE… O SE ENTERE
Carlos Reyes Sahagún
Cronista del municipio de Aguascalientes
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