“HASTA LOS HUESOS” (“BONES AND ALL”)

“El mundo del amor no admite monstruos en él”. Y con éste diálogo se encapsula de maravilla la tesis de éste hipnótico filme dirigido por el especialista del lirismo visceral Luca Guadagnino (“Llámame Por Tu Nombre”, “Suspiria – El Maligno”) cocinando a fuego lento un romance enmarcado por el gótico americano en las entrañas de su “cinturón de óxido” pero con una variante: el amor ejercido a base de mordidas literales, no metafóricas, pues esto es un relato dramático que concentra su ejercicio en la relación de dos jóvenes que degustan carne humana para sobrevivir, lo que igual calza en el terreno de lo alegórico, mientras buscan su lugar en el mundo.
La película comienza en la década de los 80’s presentándonos a una adolescente afroamericana llamada Maren Yearly (Taylor Russell) quien de inmediato nos manifiesta su antropofagia en una pijamada con otras chicas. Su padre la abandona dejándole una grabación a modo de crónica sobre su condición de caníbal remontándose hasta su primera infancia así como dándole datos importantes para localizar a su madre. En su recorrido se topa con un extraño sujeto de nombre Sully (Mark Rylance) que desea guiarla a modo de mentor revelándose también como un “devorador” de humanos y suplir algunas carencias existenciales como la soledad y la paternidad. Ella decide seguir con su camino y recorre el nordeste norteamericano buscando a su progenitora hasta que se encuentra con otro joven caníbal de nombre Lee (Timothée Chalamet).
Él accede a acompañarla en su odisea por localizar a su madre y surge entre ellos un amor que se complementa con tiernos besos y fagocitando humanos, expresando un cariño genuino a través de sus palabras y el incontenible apetito que los posee tanto uno por el otro como por otros.
Guadagnino mesura toda estridencia gráfica o argumental que una historia como ésta pudiera precisar para destilar sus pretensiones dramáticas en un relato que apela a la cordura, ternura y sensibilidad que requiere su núbil romance protagónico mientras que los aspectos gore de la trama se reservan únicamente en base a la necesidad de la narrativa como interesante contrapunto del amor honesto que expresan nuestros inadaptados protagonistas.



Una historia bellamente fotografiada e histriónicamente bien aprovechada que juega sus cartas simbólicas con precisión discurriendo temas como la separación emocional, procesos de identidad y el querer, todo en un entorno que mezcla lo bucólico con lo adverso donde los cuerpos se unen en actos románticos o en actos degustativos. Un buen filme al que se le puede hincar el diente mental y emocional.