¿A QUIEN LE TOCA DAR LA LUCHA?
En los últimos días le ha tocado al presidente de la República atizarle duro al fuego de la lucha contra la oposición, que al parecer, ha arreciado su campaña en contra el actual gobierno, para crear una percepción negativa y adversa, aunque las escuetas siguen favoreciendo por mucho a López Obrador.
No importa trucar la verdad, si se llega a cumplir el objetivo de desbarrancar a la actual administración, cuestión que les ha sido muy difícil y conforme pasa el tiempo, mayor desesperación le entra a la oposición, que le apuestan a volver al pasado en 2024. El tiempo se les agota y por más cosas inventan, no se les dan las cosas. De ahí la frase de López Obrador de que, “me hacen lo que el viento a Juárez”.
Lo más reciente fue el caso de la presunta casa texana del hijo mayor del presidente, situación que más temprano que tarde se vino abajo el montaje de una situación sesgada, que se suma como una pieza más de la fake news que pululan ahora en los medios de comunicación.
Por su parte, desde las mañaneras, el presidente se ha convertido desde el principio de su administración, en el definidor de la agenda nacional, al igual que lo había hecho en conferencias similares cuando fue jefe de gobierno del entonces Distrito Federal. Esto le ha permitido también reaccionar casi de inmediato a los ataques de la oposición, a veces a través de largas disertaciones.
Esto hace que se lleve a mayor atención no sólo de los medios de comunicación sino de los propios opositores en campaña. Esto debe ser considerado por los propios estrategas del gobierno de la 4T, pues aún las manifestaciones a favor, no pareciera haber una estrategia a implementarse también con objetivos precisos. Sobre todo considerando los puntos que pudiesen convertirse en flancos débiles del gobierno.
Porque así como López Obrador impone la agenda política, también es reactivo ante las acciones de la oposición y de la derecha, cuando también se debiera imponer el ritmo y la dinámica, en este caso en comunicación y debate político e ideológico.
El grupo en el gobierno debiera atender con mayor responsabilidad y miras, algunos puntos débiles que podrían ir creciendo, hasta convertirse en factores reales y determinantes en una merma de aceptación política y credibilidad. Atenderlos es fundamental para poder garantizar la continuidad del modelo más allá de las elecciones del 2024.
Algunos de estos puntos ya los he venido señalando en anteriores colaboraciones, de tal manera que ahora los reitero. El más visible es el de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, cuyo estancamiento se acaba de hacer evidente con las acciones implementadas por los familiares de los estudiantes; lo otro que empieza a crecer son los asesinatos de periodistas y luchadores sociales; tercero, el cuestionamiento al manejo tolerante hacia la cúpula del sindicato petrolero y la impunidad de sus dirigentes.
Estos son puntos donde la oposición no los ha considerado hasta ahora en su estrategia para minar al actual gobierno. Lo más seguro que ello se de así, porque está involucrada en los mismos, además de que la procedencia de estos lastres venga desde que fueron gobierno. Sin embargo, esto no quita que ahondándose estos casos, no pueda minar la percepción positiva del nuevo gobierno.
Aunque también hay que reconocer que aunque Morena sea una rémora en la lucha contra la derecha (como lo hemos venido reiterando), más allá de AMLO hay una cantidad considerable de youtuber, influencer en redes sociales, periodistas y académicos que sin duda están haciendo su trabajo en defensa de un proyecto en el cual creen.
Pero salvo excepciones, esto no ocurre en el movimiento social ni de masas, por una cuestión, aún cuando apoyan a la 4T, tienen una postura no entregada al estilo chairo, sino crítico. No están de acuerdo en todo y ubican algunas deficiencias que creen necesarias para resolver y superar. Lo predominante de la izquierda socialista se ubica aquí y sin referente político legal, ha sido más difícil que se manifiesten con mayor efectividad.
La lucha ideológica y política contra la derecha y el conservadurismo, más allá de lo hecho desde el ámbito de la 4T, debe tener otro flanco por el que se le ataque, y es el de la izquierda socialista, que en un futuro inmediato debiera incidir en la radicalización del proceso que hasta ahora se ha llevado a cabo. Es lo que he venido señalando como rebase por la izquierda.
Medio centenar de agrupaciones de izquierda socialista se reunieron los últimos días de enero en lo que se conoció como Encuentro del MAS-PP. Intento interesante, con ganas de avanzar, pero carente de propuesta política consistente (aun sus materiales que sumaban ochenta cuartillas). Aquí sobresalen dos necesidades por cubrir: Buscar la más amplia alianza, que no necesariamente tiene que confluir en un partido, y menos con aspiraciones electorales. Segundo, integrar una propuesta política congruente con la realidad nacional y con lo que necesita el país.
Ambos objetivos se debieran de tratar de cumplir a partir de varios ejes: la organización en la lucha, donde as reivindicaciones inmediatas debieran de transformarse a contenidos políticos globales y/o generales. Lo segundo s la formación política, que implica imbuir el pensamiento crítico que de paso al análisis y a la elaboración teórico/político. Y derivado de esto viene la elaboración programática para el México de los años venideros.
