AMLO, EL MEJOR PRESIDENTE Y ADEMÁS LA TIERRA ES PLANA
Cuando mi nieta Isaura tenía alrededor de dos años una de su gracias era hacer “enojitos”. Enarcaba la ceja, fruncía el ceño, torcía lo boca y fingía estar malhumorada, los cercanos hacíamos como que tomábamos en serio el disgusto que finalmente le festejábamos y no pasaba nada. Algo así como el más reciente “enojito” del presidente que declaró poner en “pausa” las relaciones con Canadá y EEUU lo que significa que el presidente finge su berrinchito, nadie lo toma en serio y al cabo de unos días se le pasa, en esta ocasión el mohín no podrá durarle arriba de treinta y cinco días que es lo que le queda en la presidencia. A la mañana siguiente tal como acontecía en la novela de Luis Spota, “El primer día”, Andrés Manuel se encontrará sin Congreso, sin Ejército, sin alfombras, sin tapetes, sin simulacro de esposa, sin Mañanera y camino, sino de plano en la Chingada. No será fácil, pero la Calca Shiquitibaum la tendrá sin duda más difícil. En la política, se ha dicho hasta la saciedad, los amigos son de mentiras, pero los enemigos son de verdad.
Lo de la pausa en las relaciones internacionales es algo tan sin sentido, tan ridículo, tan sin efectos, como la mueca de un payaso: ningún efecto, ninguna consecuencia, tan sólo el hecho de decir miren que enojado estoy y los interlocutores contestar: mira como tiemblo.
Pensar que a estas alturas el desplante presidencial pueda tener alguna consecuencia sería como pensar que el rompimiento con la no primera dama, pudiera cismar la estabilidad matrimonial de los mexicanos. Nada.
Por otra parte, el origen del reclamo es tan poco valedero frente a las actitudes que el presidente mexicano ha tenido en relaciones internacionales. La reticencia a felicitar por su triunfo a Biden, la excitativa a los mexicanos en EEUU a votar por un candidato, el enviar un avión para poner a salvo a su cuate Evo, gesto que de pilón ni le agradeció, los cuestionamientos al gobierno de Perú, el dar alojamiento y no asilo en la embajada mexicana a un convicto ecuatoriano, las descalificaciones al gobierno y al presidente argentino, esos sí son despropósitos injerencistas, no una advertencia medida y sensata de los socios comerciales de México en el futuro de sus relaciones comerciales comunes, a partir de un cambio en las condiciones en que se suscribieron los pactos. “Rebus sic stantibus” es un principio jurídico de aplicación general en el cumplimiento de los compromisos, que complementa al “Pacta sunt servanda”.
En tanto el presidente se entretiene en encender chinampinas, hace caso omiso de los signos que factores reales de poder lanzan como advertencia ante el fortalecimiento de las estructuras del poder presidencial y el debilitamiento concomitante de los controles que nos habíamos dado los mexicanos para acotar la fuerza y la figura presidenciales. Resulta ridículo escuchar las consignas como “2 de octubre no se olvida” o contra la “dictadura perfecta” por las mismas personas que encumbran al autócrata, intransigente y sátrapa, Andrés Manuel. La alquimia electoral y las interpretaciones pro poder que realiza el INE se justifican en la máxima mínima “pero el PRI robaba más”.
El punto fundamental para el futuro inmediato del país es la llamada sobrerrepresentación, La interpretación que realizó el Consejo General del Ine es una de las posibles interpretaciones, Sin embargo una consejera presentó antes de la votación otra posible interpretación que se desechó porque “no hubo tiempo” para estuidarla, ni siquiera para leerla, según las palabras de la consejera presidente Guadalupe Taddei. Ante una confesión de este tamaño, de tal cinismo, desvergüenza, irresponsabilidad, antipatriotismo uno no puede menos de quedarse perplejo. ¿De verdad fue capaz de decir eso? ¿De verdad los consejeros no pudieron darse el tiempo de leer una propuesta de una de sus compañeras que planteaba una interpretación más congruente con un sistema de representación mixto?.
Aunque seguramente el amable y despistado lector ya tiene sufieciente elementos en cuanto a este tema, merece la pena puntualizar algunas circunstancias para recordar el contexto. La democracia es un sistema político en el que por medio del voto los ciudadanos eligen a sus gobernantes, Hay sistemas directos como el caso de México y hay sistemas indirectos como en el caso de EEUU en el que mediante el plebiscito se designan delegados que a su vez votan por los candidatos, así, puede darse el caso que aún cuando un candidato tenga el mayor número de votos personales no tenga el mayor número de distritos y no sea el ganador.
En nuestro país, luego del abrumador dominio del PRI, a partir de los sesentas se optó porque además de la representación directa, se tuvieran representantes (diputados y senadores) electos de acuerdo con un sistema que toma en cuenta el porcentaje de votos, independientemente de su número total. En teoría sin representación proporcional un partido que tuviera el 51 por ciento de la votación podría tener el total de los representantes populares. El sistema mixto lo que pretende es que se refleje de la manera más real posible las diferentes corrientes políticas del país. La interpretación que aplicó el INE y que seguramente ratificará el TRIFE también coptado por MORENA, darán a la coalición del presidente poco más de un 20 por ciento más en diputados y senadores que el porcentaje de su votación, Es claro que hay, no sólo sobre representación sino excesiva sobre representación.
En mi opinión lo más grave, lo gravísimo, es que la mayoría de los mexicanos no votamos por Morena, y sin embargo el presidente y sus secuaces tendrán, gracias a la alquimia electoral bien pensanda y mejor instrumentada, avalada por sus incondicionales del INE y del TRIFE tendrán seguramente los suficientes votos en las dos cámaras en el Congreso Federal para modificar a su capricho la Constitución.
Queda un reducto, la posiblidad de que la protesta de los integrantes del Poder Judicial retrase los cambios constitucionales para otro momento, pero será un mejoral para un cáncer. Insuficiente cuando una mayoría de mexicanos, ignorantes e indolentes, no mueven un dedo para evitar la debacle democrática.
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