¿Cómo y porqué ingresé al Partido Comunista Mexicano? 2ª. parte
Mi segundo ingreso
En los siguientes tiempos de 1966 y 1967, continué yendo a la Preparatoria y al Instituto de Intercambio Cultural Mexicano Ruso. Cosas que me hicieron avanzar teóricamente en mí formación política pues, en la escuela, bajo la influencia de maestros como don Juan Solorzano (Economía) y, Jaime Fajardo Alfaro (Ciencia Política) entre otros, tuve la noción de la base de la vida en la sociedad, de los medios y relaciones de producción y, de la lucha de las clases sociales, con la consiguiente ubicación personal de pertenencia en base a mis condiciones, al proletariado, el elemento conciente que lucha por transformar una sociedad injusta.
Estando en la Escuela de Filosofía y Letras de la U de G en 1967, fue que conocí a un singular personaje oaxaqueño que asistía a clases de la carrera de Filosofía (aparte de las de Historia y de Letras que también existían). Tal personaje José Tiburcio Cruz Sánchez venía de la UNAM y que había participado en el movimiento que culminó en la renuncia del Rector Chávez, por lo cual quedó excluido o auto separado de dicha casa de estudios.
Tiburcio había militado en la Liga Comunista Espartaco, participado en el equipo de lucha olímpica de la UNAM y, andaba a la caza de nuevos elementos para su (entonces indefinida) causa, según se vió después. Por tal motivo ingresó a la JCM y, tal vez, a Filosofía y Letras.
O sea que «el karateca» o «el chaparro» como se le conoció entonces y después, me reclutó por segunda vez a la gloriosa Juventud Comunista de México, alma de la Central Nacional de Estudiantes Democráticos (CNED), excelsas organizaciones que batallaron antes y después del Movimiento Estudiantil y Popular de 1968. Como tampoco se logró conjuntar organismo de base en dicha escuela, fue un tanto por casualidad, que estando el local del PCM (y de la JCM), en las cercanías de mí domicilio (casa de mis padres Pedro Hernández y Elvira Castillo), me integré a algunas actividades políticas con motivo de la Campaña Nacional Económica del PCM: asistí a mítines en la Colonia del Fresno y en Las Juntas.
Una vez dentro de la organización juvenil comunista me encontré que el comité estatal JCM de Fabián González, Rosa Rojas P., Antonio Medina, Pacheco, Yolanda Robles Garnica, muy bien apoyados por el PCM de Jalisco (Gilberto Enríquez, Manuel Jauregui, Luciano Rentería, Felipe Espinoza, Alfonso Partida Labra, Héctor Guillermo Robles Garnica, etc.), venían desarrollando fructífera labor organizativa. Tiempo en que José Flores había sido golpeado (y prácticamente expulsado), de la Escuela Politécnica, desbaratando el gran club de la JCM que allí existía, que fue la plataforma de la campaña por la Presidencia de la FEG 2-3 años antes en 1965.
Respaldados todos por una extensa (?), red de simpatizantes y donantes: don Francisco Briseño A., don Jorge Delgado, Miguel Paz, Rafael Espinoza B., Hernández Aguilera, Alfredo Castellanos, los licenciados Jesús Gutiérrez Marin, Victoriano Flores Ramos, Alejandro Herrera Anaya, Molina, Ramírez Campos, Pedro Paz, etc, etc. También los hermanos Rentería Estrada: Luciano, Apolinar y …? Algunos de los cuales eran o habían sido militantes activos. Sin hablar de que buena parte de los militantes y dirigentes de dichas organizaciones sufragaban de sus bolsas parte o la totalidad de los gastos que las actividades (mítines, propaganda, locales, sueldos, etc.) conllevaban porque el «el oro de Moscú» no llegaba…
Aparte de atender a los grandes clubes comunistas de la Normal (femenil) de Atequiza del Centro Regional de Enseñanza Normal (CREN) de Ciudad Guzmán, se habían creado algunos de barrio y de escuela: el «Nguyen Van Troi» de la colonia Morelos, el … de los hermanos Bautista (Efraín, Cándido, Demetrio y Estela) y, el «Octubre Rojo» (Raymundo Rubén Hernández Castillo, Héctor Heladio Hernández Castillo, Luis Hernández C, Rosa Pérez Lemus, Enrique González Negrete, Beatríz Lemus, José Tiburcio Cruz Sánchez, Luis Jorge Meléndrez Luevanos, etc.) y, existió también el encabezado por Crisanto Pérez Oquendo. Se creó también club en la Preparatoria #2 U de G (a iniciativa de A. Pacheco) donde militó A. Martínez Moya; en Economía debió de haber otro organismo con Amalia Meléndrez, Rosas y «Chito» y, algunos otros de la ZMG y del interior del estado que no conocí, como el que funcionaba en el movimiento juvenil de los Vikingos integrado por Arnulfo Prado Rosas «el Compa», «el Chacho» y «El Borrego» que siguió siendo atendido por José Flores a distancia y, el de los hijos de Luciano Rentería, encabezados, tal vez, por Armando Rentería.
El Club Octubre Rojo fue creado con base al reclutamiento de mis hermanos Héctor y Raymundo por «el chaparro» JTCS, con los que se relaciona por las veces que lo invité a comer en casa. Y aprovechando el carisma que le daban sus conocimientos de defensa personal, porque teóricamente no recuerdo haya destacado, desplegaba las banderas del antiimperialismo, en los tiempos del recrudecimiento de la guerra de Viet Nam, de la solidaridad con Cuba por el bloqueo gringo y, más adelante, por la muerte y «elevación a los altares» del Che Guevara (cuestiones estas que enarbolando la JCM y PCM no había porque disentir), por lo que fueron los argumentos de los que se valió, para navegar como dirigente, junto al señalamiento de las fallas y errores inherentes a toda actividad. «Johnny» pronto me le aparté, por no estar de acuerdo, en aquélla temática pro belicista, guerrillera que ya insinuaba y, después, para bien y para mal, practicó.
Cuestiones aquéllas que impactaron profundamente a dicha generación que, enseguida, vivió el Movimiento Estudiantil y Popular de 1968 y, en Guadalajara la represión al movimiento del Frente Estudiantil Revolucionario en 1970, sin hablar del sangriento 10 de junio de 1971 con el que se estrenó Luis Echeverría Álvarez y, cuyo inadecuado tratamiento por el gobierno, dio lugar al movimiento guerrillero urbano más importante de la República.
Así fueron algunos rasgos de los tiempos en que reingrese a la JCM-PCM. Tiempos en que estas organizaciones lucharon abnegada, tesoneramente, por variedad de demandas que eran desatendidas por los gobiernos contrarrevolucionarios, autoritarios y despóticos de A. López Mateos y Díaz Ordaz (y de Gil Preciado y Francisco Medina Ascencio en Jalisco). Situación que puso en duda la eficacia de la lucha política política (Vía Pacífica), para la resolución de los problemas del pueblo mexicano en general y, de Jalisco en particular.
Tiempos en que sectores de la sociedad mexicana (principalmente parte de la juventud estudiosa), pensaron en la lucha con las armas, ante la cerrazón de gobiernos antidemocráticos y antipopulares, con las características arriba descritas.
Atentamente: hernandez.castillo24@hotmail.com
Zapopan Jalisco, a 23 de enero 2021.