Criminalidad: lo que se requiere no son abrazos o balazos, sino análisis y estrategia.
PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA.
Vivimos en un mundo con mucha violencia, pero sobre todo en un país en donde la violencia nos amenaza constantemente. La pregunta que nos hacemos en esta REFLEXIÓN es: ¿Se ha diagnosticado adecuadamente el problema?; ¿Se ha implementado una estrategia apropiada para corregirla?. Nuestro resultado es que tanto en gobiernos pasados como en el actual, se ha atacado el problema en forma satisfactoria.
El lema que ha seguido el gobierno actual de “abrazos, no balazos”, ha sido muy eficiente en términos políticos publicitarios pero el caso es que, el problema de la violencia criminal en México es un aspecto social muy complejo que se encuentra muy lejos de este postulado publicitario. Por ningún motivo justifico lo que hicieron los gobiernos anteriores, los cuales no sólo implicaron un deficiente diagnóstico sino también corrupción. Pero lo mal hecho por unos y la problemática herencia recibida, no legitiman para nada las graves deficiencias del gobierno actual.
Desde mi perspectiva, que es limitada, el problema de la violencia en México obedece no a una causa sino a varias que se entrelazan y se condicionan recíprocamente (causalidad recursiva) en un sistema complejo y adaptativo.
Mi análisis se fundamenta en conocimientos limitados sobre el problema y por eso comienzo esta REFLEXIÓN, señalando tres niveles de razonamiento: opinión, criterio y conocimiento, para ubicar este artículo en el nivel de criterio. Por esta razón, pienso que se requiere de una reflexión y discusión colectiva para la cual yo ofrezco varios elementos sobre los que agradeceré tanto las críticas positivas, las negativas y todos los posibles enriquecimientos, para poder así construir lo que se necesita, o sea un conocimiento social.
Establecido un diagnóstico sobre el problema de la violencia, lo que sigue es cómo enfrentarla y lo que propongo es que se necesita de una estrategia. Pero, como la palabra estrategia se suele utilizar en forma superficial y por ende engañosa, propongo un concepto más elaborado ya que, sin una estrategia y tácticas adecuadas, que hasta hoy creo no se han implementado, toda lucha contra la violencia criminal es simplemente ineficaz.
OPINIÓN CRITERIO, CONOCIMIENTO.
Se pueden distinguir tres niveles de discernimiento: la opinión, el criterio y el conocimiento.
Opinión, es un juicio o parecer que nos formamos sobre algo (cosa o problema) en base a algunas informaciones. Todos tenemos opiniones sobre muchas cosas, temas o problemas; esto es un acto muy saludable. Todas las opiniones políticas, religiosas, sociales, son respetables por principio. Pero, opinar sobre algo, no significa saber sobre ese algo, aunque de hecho, al opinar se obliga a informarnos someramente y a realizar una pequeña reflexión y por lo cual, representa un primer paso en el discernimiento.
El Criterio es algo distinto y por tanto, constituye un segundo nivel de reflexión. El criterio implica hacer un juicio basado en una reflexión más profunda y en informaciones más amplias y sometidas a juicio crítico y a tomar en cuenta además, la experiencia y el estudio.
El Conocimiento se basa en el trabajo profundo sobre la relación entre pensamiento y hechos (que hoy denominamos como ciencia) y es un nivel más elevado que el correspondiente al de los criterios.
Para configurarnos un juicio adecuado, sería indispensable que contásemos no sólo con criterios sino también con estudios científicos. La cuestión es que casi todo se discute a nivel de opinión, con cierto fundamento en algunos casos y con simples opiniones recibidas.
CAUSAS DE LA VIOLENCIA
No dispongo de conocimientos sobre la violencia en México, pero mi análisis está muy lejos de una opinión, aunque aún no configure un conocimiento, he seguido y reflexionado el proceso durante muchos años y creo tener un criterio con ciertos fundamentos.
La violencia en México proviene de ocho causas que se interrelacionan e influyen unas sobre otras en forma compleja y adaptativa. Ellas son: pobreza y exclusión; falta de respeto a la dignidad, vacío espiritual, falta de esperanza; cantidades de dinero que dan poder y despiertan sueños e ilusiones; paso por la prisión, drogadicción, vacío de poder legal, corrupción e impunidad; lujo y privilegios de los poderosos; deseos gigantescos y frustrados, sociedad que no premia ni el mérito ni el esfuerzo. Todos estos factores generan odio social y anomia.
La siguiente figura representa estos elementos que explicaremos a continuación.
1. POBREZA Y EXCLUSIÓN SOCIAL.
No sólo existe una pobreza fuerte en una parte importante de la sociedad, sino que a ésta se le une la exclusión social. La pobreza sin duda, da lugar a uno de los orígenes de la violencia social, pero ella por sí sola, no necesariamente genera violencia: La época de Colonia fue escandalosamente desigual pero relativamente pacífica. La violencia después de la Independencia fue muy elevada aunque las causas principales de dicha violencia fueron la lucha por el poder ligado a interpretaciones de la religión. El Porfiriato fue profundamente desigual pero pacífico; la violencia venía de los hacendados hacia los peones y campesinos, no al revés. La pobreza jugó un papel en la Revolución, pero conjugado con otros factores. Después durante décadas, hubo mucha pobreza, pero poca violencia ligada a ella. La pobreza es un factor que, cuando se liga a otros elementos, induce la violencia. Es indispensable luchar contra la pobreza y la desigualdad social, pero esta lucha aislada no arregla la violencia social.
2. FALTA DE RECONOCIMIENTO SOCIAL, VACÍO ESPIRITUAL, FALTA DE ESPERANZA.
Los seres somos totalmente individuos y totalmente sociales. Nuestro cerebro es muy complejo y tiene miles de posibilidades de hacer diferentes mapeos neuronales que integran entre otras cosas: memorias, emociones, creencias, placeres, creencias, deseos, ambiciones, etcétera. Cada cerebro en el transcurso de la vida, va elaborando estos mapeos que dependen de la vida de cada individuo; incluso un mismo acontecimiento vivido por varios individuos generará sentimientos, emociones diferentes, que conducen a diferentes vivencias de una misma circunstancia social; somos totalmente individuos. Pero al mismo tiempo somos totalmente seres sociales; reflexionamos por medio de un lenguaje y formas de razonar que aprendimos socialmente. Tenemos una ética aprendida en lo social, nacemos en una familia, aprendemos en una escuela, jugamos con amigos surgidos de la sociedad, trabajamos en una organización social, vivimos bajo un Estado que implica derechos y obligaciones; somos totalmente sociales. En esta sociedad hay jerarquías que implican respeto y todos aspiramos a que haya un reconocimiento social que nos sitúe en el interior de la sociedad y que nos otorgue el respeto que creemos merecer. El problema es que, en sociedades tan profundamente desiguales, los de arriba suelen despreciar y no reconocen a los de abajo, lo cual conduce a rencores que pueden desencadenar violencias. Además, la riqueza y el poder que viene del dinero y la jerarquía de las organizaciones criminales, suelen generar un reconocimiento social al que se envidia y se aspira. El camino de la violencia lo es también al reconocimiento.
La fuerza de los rituales y creencias religiosas o profanas, de los símbolos sagrados y profanos, de las representaciones sociales que alimentan al espíritu o mentalidad y nutren el orden social, se ha desvanecido. La moral (proveniente de lo religioso) o la ética (proveniente de lo social) que nos induce a un comportamiento adecuado con nuestros semejantes y permite una adecuada reproducción social, se ha desvanecido y pulverizado. Los mitos, ritos y ceremonias, contribuyen a un orden interno en las organizaciones, por esta causa, algunas organizaciones criminales suelen establecer ritos que generan creencias y símbolos de lo más extraño pero efectivas para darle un contenido y aprovechar la tendencia al vacío espiritual existente.
La esperanza es una creencia y una ilusión en un futuro que nos conduce a una vida mejor en donde nuestros deseos pueden ser satisfechos y nuestras aspiraciones realizadas; los problemas mundiales y nacionales actuales, además de la de la pobreza y la exclusión social, reducen fuertemente las esperanzas basadas en la legalidad al tiempo que el auge de la violencia y el narcotráfico ofrecen una esperanza de dinero, poder y reconocimiento.
La falta de reconocimiento social, el vacío espiritual y la falta de esperanza, afecta no sólo a los pobres sino a las clases medias e incluso, a sectores de las clases altas. Estas son una de las causas por la que la criminalidad crece en todo el ámbito social.
3. CRÍMENES Y NARCOTRÁFICO QUE DAN CANTIDADES DE DINERO, QUE DAN PODER Y DESPIERTAN SUEÑOS E ILUSIONES.
El narcotráfico, la corrupción y el dinero sucio, generan enormes cantidades de dinero en todo el mundo y en México. Con el dinero se adquiere poder, prestigio y reconocimiento al que aspiran muchos jóvenes de todas las clases sociales. Para ellos el camino de la ética y la legalidad o bien se hace estrecho o bien únicamente lleva a la pobreza o mediocridad y, en cambio sienten que el del dinero sucio o del narcotráfico, es un camino lleno de posibilidades y esperanzas, por lo que es casi la única posibilidad de ascender en la escala social. Por ello esa posibilidad imaginaria pero con ciertos fundamentos reales, les generan sueños e ilusiones que los hacen propicios a incorporarse al crimen.
La amenaza de prisión o de muerte, se vive como pequeña, dado el alto grado de impunidad existente y la posible compra y/o amenaza a jueces. Había y creo que todavía existe un dicho muy pregonado: “más vale vivir 10 años como un rey y no 50 como un buey”.
4. PASO POR LA PRISIÓN.
Muchos jóvenes van a prisión por delitos menores; muchos sin ser inculpados por efecto de la “prisión preventiva”. Para una buena parte de ellos la prisión no sólo es un castigo sino una escuela. Ahí conocen a delincuentes mayores con conocimiento y experiencia y éstos los integran y enseñan la manera de cómo conducirse en el crimen organizado. Al salir lo hacen con conocimientos y ya ligados a una organización.
5.- DROGADICCIÓN.
Las formas de hacerse drogadicto son muchas y muy variadas. Puede comenzar tomando alcohol, luego mariguana. El alcohol no genera una dependencia rápida; pero ya con algo de alcohol en la cabeza, es más fácil aceptar el cigarro de mariguana que le ofrecen sus compañeros. La mariguana también tarda en provocar adicción importante; de hecho, hay muchos estudios que muestran que uno o dos cigarros de marihuana de vez en cuando, tienen pocos efectos; el problema es que se comienza con pocos cigarros y luego se fuma más y más y lo peor es que suele conducir hacia drogas más fuertes, algunas de las cuales crean una adicción muy rápida. Lo que puede comenzar como un “vacilón” entre amigos suele terminar como adicción a las drogas.
El adicto necesita la droga incluso más que la comida o el sexo y hace lo que sea para conseguirlas. Por eso es muy propenso a que los grupos criminales lo integran. Esto es válido para cualquier clase social. Posiblemente, el adicto de clases altas sea menos propenso al crimen organizado, pero lo es más al dinero sucio.
6. VACÍO DE PODER LEGAL, CORRUPCIÓN E IMPUNIDAD.
La aplicación de la justicia no debe ser vista como un acto de venganza sino como una necesidad de que la ley se aplique para que la sociedad se pueda reproducir adecuadamente.
El apegarse a la ley puede provenir de una consciencia social de respeto hacia los otros y hacia la sociedad, o puede provenir del miedo. El miedo está en la naturaleza humana y es necesario para la vida; sin miedo saltaría por la ventana o cruzaría la calle con poca precaución, o estudiaría poco por no tener miedo a reprobar.
La ley y la justicia son indispensables a la reproducción social. Pero las leyes deben elaborarse adecuadamente y la justicia debe aplicarse con justicia.
En México muchas de las leyes se elaboran con intenciones y en procesos muy controvertidos y el sistema tiene corrupción, sumisión al poder y deja mucho que desear. La desconfianza en la ley y en la justicia está muy generalizada. El ciudadano no le tiene confianza y el criminal supone que puede amenazar y/o comprar a los jueces. No sé cual sea el grado de validez de esta visión pero es una realidad que está muy generalizada.
7. LUJO Y PRIVILEGIO DE LOS PODEROSOS.
Los poderosos siempre han vivido con lujo exorbitante para su época. La diferencia está en que actualmente, la prensa, el cine, la radio, la TV, las redes sociales, hacen patente este lujo frente a toda la sociedad y genera deseos, envidias y rencores. Se busca cualquier camino que pueda conducir a lo mismo y, el camino de los carteles de drogas y de la criminalidad, es uno de los que se presentan con más posibilidades.
8. DESEOS GIGANTESCOS Y FUSTRADOS, SOCIEDAD QUE NO PREMIA NI EL MÉRITO NI EL ESFUERZO.
La publicidad, las redes sociales, generan deseos y fetichismo. En muchas sociedades anteriores, pero más en la sociedad actual, somos lo que consumimos. Se suele valorar poco la calidad humana de una persona y mucho se la suele valorar por cómo viste, dónde vive, qué coche maneja, dónde vive, etcétera. Las mercancías nos visten y nos hacen a los ojos de los demás. Somos el producto de las mercancías que consumimos; somos mercancías de las mercancías producidas; estamos en estado de ser ajenos a nosotros mimos, estamos enajenados. El fetichismo de la mercancía domina.
Además, el ver a otros consumir, genera un deseo de consumir. Con las diversas comunicaciones y la publicidad, la sociedad se ha convertido en un sistema generador de deseos gigantescos e insaciables.
El problema es que, al mismo tiempo que se generan los deseos, la mala distribución del ingreso y la explotación provocan la incapacidad económica de satisfacerlos. Tómese en cuenta que en México no se suele premiar (o se premia poco), el esfuerzo y el mérito. Por eso los jóvenes no ven camino a la satisfacción de sus necesidades crecientes por la vía del trabajo, la preparación y el esfuerzo y en cambio es claramente visible la forma de vida del narcotráfico y del dinero sucio. Así que muchos escogen la vía de la violencia, el narcotráfico y el dinero sucio, como la vía más accesible, viable y eficaz.
RELACIÓN COMPLEJA ENTRE LOS OCHO FACTORES
La sola pobreza o exclusión no es generadora de violencia, pero sí se relaciona y convive con el vacío espiritual, con la falta de esperanza, con la drogadicción, con la visión del lujo y privilegios a los poderosos, con las cantidades inmensas de dinero proveniente del narcotráfico, etcétera, y todos ellos retroalimentándose con la anomia o drama social por tanto, la pobreza y exclusión es uno de los elementos de la violencia.
La drogadicción crece considerablemente en una sociedad sin esperanzas, con el vacío espiritual, con vacío de poder, con corrupción e impunidad, con deseos frustrados, con la pobreza, etcétera.
El vacío de poder legal, la corrupción y la impunidad, se alimentan de las cantidades inmensas de dinero que proviene del narcotráfico ya que ellas son un instrumento de corrupción y además, dado el poderío del narcotráfico, las amenazas de muerte a los familiares de jueces o a los mismos jueces, generan condiciones de premio o amenaza que suelen ser muy eficaces. Los deseos de riqueza por parte del sistema jurídico y policial se alimentan de las expectativas creadas por una sociedad enajenada al dinero y al poder y que además, no premia ni el mérito ni el esfuerzo.
Así, los ocho factores se relacionan todos con todos, en un sistema complejo adaptativo
ANOMIA O DRAMA SOCIAL.
Vivimos en una sociedad que en forma creciente tiende a la anomia. La anomia es una enfermedad social estudiada por el sociólogo Emile Durkheim hace muchos años y que desgraciadamente, se ha instalado en México. Una sociedad anómica es una sociedad predispuesta a la violencia.
Siguiendo a Emile Durkheim, por anomia entendemos una situación en la cual, los procesos sociales tienen problemas para poder reproducirse adecuadamente; la anomia viene de varias causas, ya sea por una fractura en el proceso de comunicación social o por rupturas en la misma estructura social. La anomia social tiene su origen en la relación entre el individuo y el proceso social en su conjunto. La anomia es una enfermedad del proceso social. Lo social es así, ese elemento que, aunque las personas no lo tengan claro a nivel de su conciencia, contiene los principios claves que conducen a cada sociedad a especificar qué es lo que significa y qué es lo que debe operar como la razón considerada válida desde un punto de vista colectivo, así como cuáles son los elementos y el sistema que establecen la moral en una colectividad determinada. Cuando estos elementos fundamentales que configuran el lazo social se pierden, entonces se tiene la anomia.
En cierta medida, la anomia corresponde a lo que el antropólogo Víctor Turner denominó “drama social”, o sea, un proceso en el que las referencias simbólicas y las reglas del juego necesarias para la reproducción social se han perdido.
Desde mis análisis y siguiendo a Durkheim, la anomia es una sociedad enferma con varas características; menciono a continuación algunas de ellas.
- 1. Pérdida de referencias simbólicas. Borrosidad en el sentido de lo social.
- 2. Pérdida y/o confusión de valores. Existencia de valores contrarios a la reproducción social. Borrosidad ética y/o existencia de una ética antisocial.
- 4. Pérdida del lazo social; del cemento social.
- 5. Incapacidad de la sociedad de reproducirse en términos adecuados.
- 6. El individuo busca mecanismos de supervivencia antisociales ante la carencia de expectativas internas al cemento social.
- 7. La energía social se volatiza; se hace entropía.
Nótese que los ocho factores enunciados sobre la violencia en México corresponden claramente a una situación de anomia o de drama social. La relación entre los factores de la violencia y la anomia o drama social es de causalidad recursiva, es decir, los factores de la violencia son generadores (causa) de la anomia y viceversa, la anomia alimenta y es causa de todos los factores de la violencia. No es de extrañar que el conjunto de este proceso produzca rencores y odios sociales muy importantes.
ESTRATEGIA.
Establecido el diagnóstico del problema lo que sigue es realizar un conjunto de acciones que conduzcan a su solución. Para ello se requiere una racionalización de la relación entre la magnitud del problema, la fuerza de los adversarios, los medios disponibles, la forma de usarlos eficazmente, la posible reacción de los adversarios, etcétera.
Se requiere de una estrategia. El problema es que la palabra estrategia se ha usado falazmente como instrumento de comunicación política. Por eso requiere de una aclaración.
Se puede decir que la estrategia implica: “Decisiones para lograr posiciones fuertes y defendibles que implican un objetivo o un beneficio y que toman en cuenta los riesgos de tales decisiones. La Strategie. Jean-Paul Charnay PUF. Paris 1995.”
Para H. Mintzberg (“El proceso estratégico” H. Mintzberg y J. Brian. 1991), la estrategia implica 4 elementos:
- 1. Es un plan o pauta de acción.
- 2. Es un patrón, un modelo, un flujo de acciones que contiene consistencia en el comportamiento.
- 3. Es una posición, es decir, una relación entre la organización y el medio ambiente; entre el contexto interno y externo.
- 4. Es una perspectiva, una manera particular de percibir el mundo, una visión del mundo, una intuición colectiva de cómo funciona el mundo y de lo que es el mundo.
Después de leer varios libros sobre estrategia, resumiendo mi punto de vista sobre el concepto de estrategia puedo establecer los siguientes puntos:
- 1. Establecer un diagnóstico claro sobre el problema a resolver.
- 2. Conocer las fuerzas del adversario y sus puntos débiles.
- 3. Clarificar los objetivos a lograr y los posibles tiempos para hacerlo.
- 4. Conocer los medios, recursos y capacidades disponibles para lograr los objetivos.
- 5. Establecer un plan de acción.
- 6. Precisar los medios logísticos necesarios.
- 7. Establecer las maniobras a realizar.
- 8. Prever las reacciones y maniobras del adversario.
- 9. Implementar un sistema de organización para implementar los procesos de acción.
- 10. Revisar periódicamente la marcha de los procesos y corregir y adaptar los objetivos, los mecanismos y la organización del proceso.
La táctica consiste en establecer la mecánica de acción para implementar la estrategia.
Toda estrategia dee estar basada en la ley y la justicia
CONCLUSIONES.
Si no hay un diagnóstico adecuado y una estrategia correctamente establecida, todo proyecto de lucha contra la violencia va al fracaso.
Además, la violencia y el narcotráfico, son procesos mundializados que no se pueden resolver desde un solo país. Se necesitan diagnósticos y estrategia mundiales o internacionales. Sin embargo, desde México sí se puede disminuir en cierta medida significativa, el proceso de violencia si se tuviese un diagnóstico y una estrategia adecuada.
“Abrazos y no balazos” suena bien, pro no conduce a nada. Dar una cuota de dinero a los jóvenes es una mediada correcta pero por sí sola, no resuelve nada de la violencia que es mucho más compleja.
El conocimiento es más rico cuando es colectivo. Espero comentarios y críticas tanto positivas como negativas.
Muy interesante lo que expone profesor Castaingts sobre las posibles causas de la violencia.
A manera de complementar lo expuesto, le comento que posiblemente falta ahondar más en el caso de la migración (forzada o no). En Michoacán, por ejemplo, la incidencia del narcotráfico es tal, que muchas personas que cuentan con un negocio propio optan por migrar a Estados Unidos en lugar de darles cuotas de dinero o unírseles (o para evitar que los puedan asesinar). Prefieren salir de sus pueblos y municipios sin tener alguna VISA de trabajo, residencia (green card) o la ciudadanía –prefieren irse de mojados. Esto además pasa en más estados del país. Y justo hace unos días, salió una noticia de que la ONU reportaba que la frontera de México con los Estados Unidos ha sido de las más letales del continente: “de 2014 a la fecha más de 6 mil 500 migrantes han muerto o desaparecido en condiciones por demás infrahumanas” (La Jornada: México SA)
Tal cual comenta, la estrategia actual seguida para reducir la violencia -incluyendo las estrategias seguidas en sexenios anteriores-, debería ser puesta en entredicho.
Totalmente de acuerdo. La migración tiene como una de sus causas el huir de la violencia criminal de los narcos