Dios nació mujer: el desarrollo de los dioses en la historia de la humanidad.
Pepe Rodríguez nos presenta el resultado de su investigación sobre la invención, despliegue y conversión del concepto de Dios narrando en su libro: Dios nació mujer (1999), en el cual presenta el desarrollo biológico de las especies en las ramas de los primates y principalmente el levante de los «Homos», estos últimos distinguidos personajes, que al ser expuestos y sometidos a procesos de evolución generaron eslabones que trasformaron el orden biológico, potenciando boyantes estrategias de adaptación nunca antes florecidas en la historia del tercer planeta del sistema solar, desencadenando, hace ya hace más de 70 mil años, la aparición de una especie biológica con la capacidad de producir sistemas simbólicos y campos de significación el «Homo Sapiens».
En la historia de dicha especie; hace 30 mil años generó nuevos controles para la organización, basados en lo que otros antropólogos como Roger Bartra llaman «el exo cerebro», basándose en la capacidad cognitiva de la especie, se llegó al pensamiento simbólico fuente generadora de la <<Cultura>>.
El pensamiento simbólico —aquél en cuyos dominios la magia es operativa— parece poner todos sus dispositivos al servicio de la restauración de los déficits del pensamiento «racional»». Y, siguiendo a Lévi-Strauss, añade que «el mundo no se puso a significar poco a poco, sino de una sola vez. Se pasó de golpe de un mundo en que nada tenía sentido a otro mundo en que todo lo tenía. Se constituyeron en el momento en que el mundo quedó dividido por la acción de la cultura, en dos categorías, la del significado y la de lo significado, con el inconveniente de que, a pesar de la vocación complementaria de ambos, el nexo destinado a unir esos dos continentes del lenguaje—lo que damos en llamar el conocimiento— habría de resultar del todo insuficiente. Pepe Rodríguez: Dios nació mujer (1999)
Así los «Homo Sapiens», el último invitado en las ramas de los «Homos», desplaza y lucha por la vida colaborando en la extinción de otras especies (incluidas otras ramas de «homos»), ante el desarrollo de su arma de adaptación más poderosa dada por sus 46 cromosomas inscritos en su ADN: la cultura y los sistemas de significación (Revolución Cognitiva).
Pepe Rodríguez coincide con Claude Lévi-Strauss en los principios del pensamiento salvaje y realiza conexiones teóricas con los arquetipos de Carl Gustav Jung, estableciendo la idealización de la Diosa como Madre sobrenatural y generadora del universo, iniciada por las potencialidades de la naturaleza y sus fuerzas físicas, que fueron agrupadas y significadas por los «Homo Sapiens» hace 30 mil años dejando de ser fuerzas cósmicas aisladas de la deidad naturaleza, para adquirir formas antropomórficas, resultando así las primeras deidades representadas en arcillas y pinturas rupestres; las cuales se han encontrado en restos arqueológicos en el mediterráneo y el cercano oriente. En dichos restos arqueológicos, ampliamente distribuidas en varios territorios del mediterráneo, se puede observar elementos sobre la creencia y culto a la DIOSA MADRE. Representaciones que se asocian también (por restos arqueológicos), en procesos de significación con las «serpientes», «cuevas», «humedad», y que plantean que nuestra primera Diosa probablemente también fuera de raza NEGRA.
El «Homo Sapiens», organizado en bandas de recolectoras, donde las mujeres eran el centro de la organización y reproducción de la especie, junto con la Diosa Madre se ven envueltas en un proceso económico que trasforma las relaciones del grupo y establece un nuevo sistema de control y sometimiento los cuerpos, al instante conjunto en el que la humanidad desarrolla la agricultura (20 mil años), comenzando a generar excedentes en la producción de alimentos. La Revolución Agrícola más la domesticación del ganado, actúan como agentes catalizadores de trasformación. Son los excedentes agrícolas que hacen que el grupo se plantee nuevas estrategias de organización, así la deidad femenina se ve sometida y dominada al igual que las mujeres al momento de aparecer la institución del matrimonio, el incesto y las reglas de parentesco, cambiando del sistema matriarcal a los sistemas patriarcales pensados en la posesión, dominio y control de los recursos y descendencia de los varones en detrimento del poder femenino, surgiendo así también, los sistemas de organización y control políticos hereditarios. En este proceso como ya se mencionó la Diosa Madre es sometida por los hombres al tiempo que surgen los sistemas religiosos politeístas, que apoyaron el derrocamiento de la Diosa Madre y la aparición de deidades masculinas para justificar la creación de instituciones religiosas basadas en el nuevo sistema de control por la división biológica y social del trabajo mediante el sexo de los individuos; pasando de bandas a jefaturas, villas a ciudades. Rodríguez nos presenta varios mitos occidentales y del cercano oriente, para demostrar el proceso de pensamiento hacia la dominación masculina, asentada en el control de los excedentes y la familia. Es la familia y sus concepción la que más trasformaciones sufre; donde los mitos de los sistemas religiosos que Rodríguez nos presenta dan muestra del desarrollo y analogías del sistema familiar, político y cultural con los elementos de las nuevas religiones politeístas para justificar la dominación femenina y la transexualidad de Dios, reflejado todo ello en los dramas míticos.
Alrededor de los años 5 mil al 3 mil A.C., surgen los primeros dioses varones monoteístas, estos muestran en su proceso cognitivo nuevos elementos para justificar los nuevos sistemas de organización política, surgen así el «estado«, organización más especializados al tiempo que adapta los poderes celestiales para que surja la concepción de la deidad única y creadora de si misma, justifique el absolutismo y las monarquías.
El nuevo Dios varón unificador de todas potencialidades y poderes de los anteriores sistemas religiosos crea un pacto nuevo con los hombres por medición de rituales como la circuncisión, dejando clara su relación falocéntrica y justificando la dominación masculina. Al tiempo que la oposición a Dios se asocio lo femenino.
Hay que hacer notar que Rodríguez es el mensajero, y en su forma de presentar los datos desde la parte biológica, antropologíca, psicológica y sociológica, explica los motivos y formas estructurales de pensamiento que van dando la evolución cognitiva del fenómeno religioso. Rodríguez traza su tema desde la evolución de la deidad en occidente, pero los elementos que señala como característicos en el sistema de trasformación también pueden ser encontrados en otras tradiciones religiosas, donde al igual que en el mediterráneo la Diosa Madre se vio sometida a los procesos de dominación masculina generando caminos similares en la evolución del pensamiento religioso por principios económicos. La lectura de Dios nació mujer nos da elementos para entender los proceso cognitivos de nuestra especie, bajo que bases se asentó su organización actual. Un sistemas de dominación y control para someter a los individuos al poder político de instituciones y de sus hombres. Pero este poder no es para cualquier varón, sino para el que poseyera el control de los modos de producción, en otras palabras para la élite económica, política e ideológico de los varones.