El mundo de las comunicaciones digitales frente a una crisis
La realidad nos alcanzó como un efecto devastador. Si una crisis. Una más. Aquí podemos avizorar como el mundo dio tantas vueltas a lo inesperado, a lo incierto. Como lo menciona Nicolas Taleb en su obra Cisne Negro, una vorágine de acontecimientos impredecibles como lo es un tsunami, un terremoto o una debacle en la moneda local. El ser humano como siempre queriendo racionalizar un problema nuevo con un viejo sistema de creencias ha abusado de su propia lógica contra la novedad implícita sin saber que desde allí radica un prejuicio.
Actuar frente a lo extraño siempre es una tarea harto compleja, sobre todo cuando existe el miedo y la irracionalidad del comportamiento y la sobreoferta de explicaciones de “eruditos” en el tema.
[bctt tweet=»Es tiempo de poner reflexiones más agudas en lo que decimos en línea y preguntar a los interlocutores que es lícito u oportuno, en que horario y si nos gustaría iniciar o no una conversación» username=»crisolhoy»]
El exceso de información en el vertiginoso mundo virtual ha hecho de esta sociedad contemporánea una forma de crear estímulos de actuación o repliegue que no existían en otras épocas o sociedades. El mito de haber creado sistemas que lo pueden y analizan “TODO” ha caído de forma estrepitosa. Y aunque todos de alguna manera contribuimos a la viralización de la información del contenido lo que también nos es debido es la revisión de las fuentes, la contrastación de la información y sobre todo la crítica de lo recibido a diario de una forma más incisiva.
El uso de los buscadores, y por excelencia Google, refleja la incapacidad de otras respuestas a través de otras búsquedas menos sofisticadas. Las generaciones tempranas como la generación de cristal (los nacidos entre las décadas 2000 a 2020) son los más afectos a este tipo de comportamiento. La accesibilidad a la información y a la velocidad que la comparten no tiene igual. Y no sólo ellos, vemos a la generación Boomer excitados en sus grupos de whatspp compartiendo a diestra y siniestra información sin cotejo o verificación. Es decir, todas las generaciones caemos en comportamiento de compartir sin más que el ánimo de compartir. Ninguna se escapa a este neoser digital.
Lo importante es estar informado oportunamente, si, sin embargo, la ansiedad se antepone un gran número de veces para decirnos a gritos que lo quiero expresar y no me aguanto las ganas, ¿acaso será una nueva forma de comportarnos de manera exacerbada? Es tiempo de poner reflexiones más agudas en lo que decimos en línea y preguntar a los interlocutores que es lícito u oportuno, en que horario y si nos gustaría iniciar o no una conversación. Es terrible como por cortesía se debe entrar a un grupo o dejar un comentario, ¿has experimentado esta situación?, si es sí tu respuesta, es hora de ponernos de acuerdo de como compartir y permitir que información llegue a nuestra cabeza sin sentirnos agobiados.