Entre la cultura general y la educación formal

Entre la cultura general y la educación formal

[bctt tweet=»Ningún profesionista podía esperar ser bueno sin una cultura más allá de lo que se supone aprendió en las aulas universitarias. » username=»crisolhoy»]

Jack London

A los gobiernos en turno no les interesa fomentar el pensamiento crítico entre los estudiantes

El pasado sábado 27 de octubre iba a Ocoyoacán, Estado de México con Andrés Peñaloza, director de la Escuela de Administración montada por MORENA en la Ciudad de México. Se estaba poniendo en práctica un experimento similar en dicha población. Su promotor me había invitado a dar una conferencia a los alumnos sobre el escritor socialista norteamericano Jack London.

En el camino me iba contando preocupado que, había un grupo en su escuela al cual le había preguntado quien sabía quién era Carmen Aristegui. Igual situación sucedió, me contó, cuando preguntó sobre qué era el FOBAPROA, sentenciando que ningún profesionista podía esperarse ser bueno sin una cultura más allá de lo que se supone aprendió en las aulas universitarias.

Le conté por mi parte algo que me había sucedido cuando daba clases de historia en la Universidad Autónoma de Aguascalientes y cuando un estudiante el primer día del curso me cuestionó qué utilidad podía tener para un comunicólogo conocer la historia. De inmediato le comenté que con esa mentalidad sería al final un mal comunicólogo y que la utilidad era toda, pues para interpretar el presente había que conocer el pasado y así incluso prever el futuro.

También pensé que la situación de falta de cultura general de varias generaciones entre ellas de las que provenimos el mismo Andrés y yo, tendrían que ver con la intención de una sociedad capitalista, donde lo único que interesa es que se conozca lo elemental para desarrollar la actividad señalada y asignada en el mundo del trabajo, pues es más fácil contener y mantener la hegemonía en un pueblo inculto, que sabedor de las cosas de su entorno y de otras latitudes.

De esta manera, a los gobiernos en turno no les interesa fomentar el pensamiento crítico entre los estudiantes ni el fomento de la cultura y el conocimiento. Todo esto promueve la participación y para ellos la subversión, lo cual es inadmisible. No por nada José Martí señalaba que “un pueblo culto es un pueblo libre”.

Cuando llegamos a Ocoyoacán nos esperaba en la Casa de la Cultura (que por cierto tenía en sus pasillos una buena colección pictórica de José María Velasco), un auditorio de poco menos de cien personas, en su mayoría mujeres, que tenían la virtud de trabajar en diversas empresas de los alrededores y complementar su tiempo con el esfuerzo de estudiar Administración.

Después de la plática previa en el trayecto, decidí iniciar la plática preguntando quién sabía quien era Jack London y si alguno (a) había leído sus libros quizá más conocidos en México: Colmillo Blanco y Regreso a la Selva. Nadie levantó la mano, aunque estoy seguro que alguno de los presentes tuvo alguna vez como tarea en la secundaria, leer uno de los dos libros citados.

No podía esperar algo distinto si me refería a la otra media centena de textos escritos por London en su corta pero fructífera vida. Lo mismo sucedió cuando me referí a México Insurgente y Diez días que conmovieron el mundo de John Reed o de otras obras de escritores radicales norteamericanos, que ubicaba de alguna manera como herederos de London. Así me referí a Manhattan Transfers de Upton Sinclair, Por quien doblan las campanas de Ernest Heminway, El halcón maltés de Dashiell Hammett, El ciudadano Payne y Espartaco de Howard Fast, Pentimento de Lillian Hellman, sólo por anotar algunos. La respuesta fue similar.

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Aquí me detengo y subrayo algo que ya había escrito antes sobre London, mencionando que este escritor autodidacta “no deja de plasmar en sus trabajos literarios su avidez por la lectura y lo que saca de ella…”. Menciono además que quien pretenda alguna vez escribir algo necesariamente tiene que leer y ambos esfuerzos nos llevan a ejercitar nuestro pensamiento hacia la construcción de una actitud crítica hacia lo que vemos, vivimos o leemos de otras experiencias y latitudes.

En mérito de esta actividad y de los participantes de la misma, creo que el auditorio fue receptivo, pero sobre todo que posee en su seno la decisión de crecer, aunque también subrayé la necesidad de que fuera en colectivo, combatiendo el individualismo, anteponiendo el interés colectivo sobre el personal.

Diego de Alba Casillas

Dr. en Ciencias Antropológicas por la UAM-I. Sociólogo de profesión por la UAA. Aprendiz de reportero.

Diego de Alba Casillas

Dr. en Ciencias Antropológicas por la UAM-I. Sociólogo de profesión por la UAA. Aprendiz de reportero.

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