Feminicidio: La Otra Epidemia

Feminicidio: La Otra Epidemia

“¿Qué más necesitamos que pase para aceptar que la violencia contra las mujeres en nuestro país es una epidemia extendida en todos los estratos sociales?”

El feminismo en México ha llegado potente a un debate nacional que lo tenía relegado. No hay mucho espacio más para los temas evasivos en las largas conferencias matutinas, es aquí y ahora,  mientras en los espacios de opinión y en las calles las reivindicaciones y la protesta contra la ola de violencia contra las mujeres se hacen una sola corriente. No se puede ya estar metiendo la basura debajo de la alfombra. 

Así, sin antecedente en la vida pública del país, el próximo 9 de marzo el movimiento de las mujeres organizadas se prepara para llevar a cabo el paro nacional que día con día suma. Y es que todo tiene un límite ante el horror acumulado en las cifras de los últimos años, para recordarlo pronto, el impacto en lo mediático viene por lo menos desde los recurrentes sucesos conocidos en el negro capítulo de, “Las muertas de Juárez”, y hasta los feminicidos en cascada que detonaron con los asesinatos recientes de Abril Pérez, Ingrid Escamilla y la pequeña Fátima.

Las cifras; en enero de 2020, se registraron un total de 73 feminicidios, de acuerdo con cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública -publicadas hace unos pocos días-, lo que significó una ligera baja respecto al mismo mes de 2019 cuando se cometieron 75 feminicidios, pero que indica, a pesar de esa disminución, que los crimenes continúan por arriba de las cifras de años anteriores: en enero de 2018, hubo 69 feminicidios; en enero de 2017, 51; en enero de 2016, 44; y en enero de 2015, 33.

A nivel nacional, en 2019 se registraron un total de mil 10 feminicidios, en comparación de los 913 de 2018.

La jornada del próximo 9 de marzo será también -ya lo es- una prueba de lo más significativa  para el presidente, Andrés Manuel López Obrador, ante la crítica de sus opositores políticos y de la opinión pública que  han calificado su respuesta ante la ola criminal, como “anémica”, “insensible” y “condescendiente”. Son además señalamientos vienen de todos lados, desde los más visibles grupos feministas, hasta de asociaciones sociales de todo género quienes han expresado su decepción  por la respuesta del Presidente, de quien recuerdan en su campaña se presentó como una figura de verdadero cambio, como alguien que saldría en defensa de los derechos de las poblaciones marginadas, de las minorías “invisibles”, y por supuesto de las garantías de las mujeres. 

El crecimiento de la violencia en el país, aunado a la actual crisis económica, acentúa los hechos criminalesla contra las mujeres, al tiempo en que se incrementan de forma alarmante. A pesar de ello, coinciden las opiniones más calificadas; no se han implementado, tanto a nivel federal como local, las medidas integrales para erradicar la violencia de género. Por el contrario, la omisión generalizada por parte de las autoridades de los distintos niveles de gobierno parece buscar su invisibilización, lejos de enfrentar y combatir sus causas.

Así, mientras en los últimos años se han tomado algunas acciones para atender la violencia contra las mujeres, tanto a nivel Federal como en algunas entidades,  la falta de coordinación interinstitucional y algunas lagunas en materia de política pública han evitado que operen de manera efectiva ante los delitos llamados “de gran impacto”, y que para desgracia ocurren día con día.

Para ilustrar lo anterior basta señalar que en México, tan sólo uno de cada cinco asesinatos de mujeres se indagaron como feminicidio en los últimos años. La débil aplicación de justicia, con un 97% de impunidad, se debe a la falta de perspectiva de género en las instituciones públicas y la falta de voluntad política, según denuncian numerosas organizaciones. Ante ello, el movimiento feminista y sus aliados en la sociedad vienen ahora con una oleada de protestas y demandas que marcarán un antes y un después para la población y las autoridades.

“Es una crisis nacional”, ha señalado Ana Patricia Peralta, representante del Movimiento Morena, el partido de López Obrador, en un discurso hace una semana; “¿Qué más necesitamos que pase para aceptar que la violencia contra las mujeres en nuestro país es una epidemia extendida en todos los estratos sociales?”, fueron parte de sus palabras.

Una síntesis de los señalamientos en contra de la violencia, y que toca tanto al poder Federal, como a los de las entidades y los Muicipios, se centra en denunciar la impunidad, y el que no se persigan y castiguen  las conductas antisociales y los delitos. Y es claro, mientras el Estado permita que esa impunidad se convierta en una constante social –aunque sea cuantificable sólo a través de la percepción social- no sólo se hace cómplice de esos delitos, sino además de la socialización de la violencia, de los agravantes de la violencia y de la inseguridad. 

Toda la sociedad mexicana tiene frente así un enorme desafío y es hoy cuando hay que enfrentarlo.

* Publicado en el diario “Hidrocálido”. / 26.02.2020

 

Armando Alonso de Alba

Poeta y periodista hidrocálido.

Armando Alonso de Alba

Poeta y periodista hidrocálido.

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