Hablar de los jóvenes en plural
Interesante y provocador compromiso contrajo la gobernadora de Colima con los jóvenes de su entidad, tras reunirse con estudiantes de la Universidad del estado.
En particular, con independencia del grupo de jóvenes a los que se dirigió, los jóvenes están en la actividad productiva o demandando trabajo; en los hogares, dedicados a la labores domésticas o al ocio; o están estudiando en las universidades y centros tecnológicos; sin olvidar aquellos que desde edad temprana forman parte de la delincuencia organizada.
Decía un compañero que los jóvenes no tienen ideología, tienen sueños, tienen aspiraciones y hay un constructo social que les da certidumbre o incertidumbre en la vida cotidiana, que les provoca mayor o menor aceptación de la que tienen y esperanza en lo que aspiran, según el circulo social, pero que irremediablemente se convierte en el único espacio y trayecto para alcanzar sus fines.
La educación superior representa una oportunidad de movilidad social para los óvenes, pero a la vez, los acota o los despliega la clase social de la que proceden.
A la vez, el régimen político imperante se convierte en un factor que, en la medida en que no existe ciudadanía, la condición juvenil para acceder al mercado laboral a través de la cultura del esfuerzo es limitada, franqueada u obstaculizada por el clientelismo, patrimonialismo, caciquismo y el desarrollo económico y la base productiva, del ambiente político en el que se desenvuelven.
La gobernadora, Indira Vizcaíno Silva, ha sostenido que “el vigor de la juventud es la clave de las grandes transformaciones”. Y también afirmó:
Nuestro estado y el país están dando oportunidad a un proyecto transformador, sustentado en la defensa de los derechos humanos y lo más justo es que se fortalezca con el pensamiento de ustedes, las y los jóvenes.
El concurso de todas las instancias del gobierno es la única capaz de romper la inercia que tiene la educación en México; aunque la educación no es lo único que hay que situar en sus manos. También la felicidad, la oportunidad de contar con éxitos, recompensas y sonrisas que transformen sus rostros y le dejen un sello para el futuro.
Hoy por hoy huelen y caminan por la decepción, el engaño, la represión y la falta de oportunidades y espacios propios. Los gobiernos los engañan o, en la medida en que sus programas son insuficientes y raquíticos, dejan a una franja amplia de jóvenes sin acceso al beneficio de programas públicos.
Tienen razón los jóvenes para estar enojados; y los derechos humanos y la formación de ciudadanía aún no cala hondo en su conciencia.
Eficiencia terminal
Veamos lo que pasa en el plano educativo. En el cuadro siguiente hay observaciones a la eficiencia terminal por entidad federativa.
El modelo de tránsito escolar que se reproduce comprende el periodo 2004-2020 y se puede observar que la vida escolar tiene su primer descalabro cuando solamente el 95% de quienes ingresaron en el periodo 2004-2005 egresan de la primaria y 92% ingresan a la secundaria, de la cúal únicamente egresa el 78%, con lo cual el 22% ya habrían dejado de asistir al sistema educativo escolarizado, cuando la educación básica comprende hasta el nivel de bachillerato, lo cual resulta terrible en el imaginario psicosocial y cultural de los jóvenes que vislubran como se van cerrando su oportunidades de desarrollo personal y restringiendo sus opciones a futuro.
No obstante que hay un esfuerzo de los jóvenes por regresar al sistema escolarizado, como se puede despender de la población que se incorpora al sistema escolarizado, las diversas condiciones sociales, económicas y personales los vuelven a arrojar de la pretensión de volver a la escuela.
En general, ingresa el 83% al nivel medio superior: 81% a bachillerato y 2% a profesional técnico. Sin embargo, solo el 53 y 1% de ellos logra egresar.
Al final del trayecto educativo escolarizado el 39% ingresa a licenciatura para concluir con una eficiencia terminal, en el último periodo de la educación superior, con el 26% a nivel nacional.
En la siguiente gráfica se aprecia como Colima (junto con Tamaulipas) ocupa el séptimo lugar en la eficiencia del sistema educativo escolar por entidad federativa, con un 33%, seis puntos porcentuales por arriba del promedio nacional, que es del orden del 26 por ciento.
Tal posición es una ventaja para el estado de Colima, que obliga a la gobernadora a realizar un doble esfuerzo: para elevar la eficiencia terminal de la entidad y, a la vez, evitar la fuga de talentos, debido a la estructura productiva con que cuenta la entidad.
Población, ocupación y desocupación
En la ciudad de Colima, para el último trimestre de 2020, el total de la población ocupada fue de 143 mil 839 es ocupada y 6 mil 725 estuvo desocupada, lo que representó el 61.6% y el 38.4%, respectivamente; la población desocupada, porcentaje respecto a la Población Económicamente, asciendió a 4.5% y el 11.4% se localiza en el rubro de la ocupación parcial y desocupación.
La presión general, que comprende a quienes están en desocupación abierta y a los ocupados que buscan empleo adicional o para cambiar el actual, como proporción de la población económicamente activa, ascendió a 7.6%.
Con los anteriores porcentajes la tabla que aparece más abajo, se describe la situación de la ocupación con respecto a algunas ciudades del entorno nacional y señalo que, para efectos de no particularizar, parto del bono demográfico que significa la población joven.
Son datos para contribuir a las preguntas que hizo Vizcaíno Silva y que califico como fundamentales para las y los jóvenes: ¿En dónde estamos?, ¿hacia dónde queremos ir? y ¿cómo lo lograremos?
«Les queremos escuchar, saber la problemática que viven y de qué manera pueden ayudarnos a mejorar las condiciones; las ideas que aporten aquí, serán el motor que nos impulse a trabajar en una agenda por ustedes y para ustedes«, insistió la Gobernadora.
Delincuencia organizada
No queremos pasar por alto la cifra de los jóvenes detenidos y que han muerto al servicio de la delincuencia organizada.
Según el Comité Ciudadano ¿cómo vamos? Colima, de enero a mayo del 2021, se han registrado 210 homicidios dolosos en Colima, esto es 21.6% menos que lo reportado en el mismo periodo del año pasado (268).
Considerando la población en la entidad, se tiene una tasa de 28.1 homicidios por cada 100 mil habitantes, ocupando el segundo lugar con más registros de este delito en el país, solo por debajo de Baja California (30.78). Cabe señalar que la media nacional es de 9.59 casos por cada 100 mil habitantes.
De enero a mayo de 2021, en el Estado de Colima, las lesiones dolosas tienen una disminución del 7.5%, en números absolutos pasó de 492 casos a 455 (ene-may 2020 y 2021 respectivamente). Con estas cifras, Colima tiene una tasa de 62.2 casos por cada 100 mil habitantes, ubicándose en el octavo lugar a nivel nacional, siendo el Estado de México el que ocupa el primer puesto con 120.85.
Respecto a las víctimas de este delito, entre enero y mayo 2021, se registraron 457 afectados: 276 hombres y 181 mujeres. En cuanto al rango de edad del total de víctimas, 19 eran menores de edad. Cabe destacar que la mayoría, 431 personas fueron agredidas con elementos distintos a las armas blancas (8) y de fuego (18). (https://comovamoscolima.org/inseguridad-de-colima-supera-la-media-nacional/ )
En otra colaboración, el resto de las preguntas que se hace la Gobernadora.