Izquierdas que divergen del oficialismo

Izquierdas que divergen del oficialismo

Hoy Andrés Manuel López Obrador anuncia, por darle a llamar pomposamente, una nueva generación de cambios estructurales.

Así lo promocionaban los panegiristas de los regímenes priistas y panistas que, en 1988, abrieron camino para una transición pactada que avanzara en restarle atribuciones al poder ejecutivo, seguir privatizando la administración pública, disminuir el gasto público en salud, educación, vivienda y como dice José Blanco, desatar un capitalismo depredador.

Todo el aparato del Estado creció en un parcelamiento de poderes donde la corrupción, la impunidad y las mafias construyeron sus esferas de operación, todavía, con el peso de un poder presidencial que respetaba los nuevos códigos y por lo tanto, le daba o simbólicamente le permitía, mantener el poder de decisión.

Ese Estado no está desmantelado. No solamente fue el elefante artrítico, también la concepción de los grupos de poder que confluyeron en el gobierno con la venia de Andrés Manuel y el autoaprendizaje en el ejercicio del gobierno, en tanto, que las mayorías constituidas en otros ámbitos del poder político y del orden federal, estatal y municipal los problemas de identificación de una agenda no fueron menores.

Sin duda tiempo y dinero se ocuparon en prioridades que no incidían profundamente en cambiar el Estado gerencial aplicado no solamente en la asignación del gasto público, también en su destino.

Nuevos mitos fueron creados en este proceso de transición. Los mitos desmantelan el fortalecimiento de la ciudadanía e ideologizan, en el sentido peyorativo del término, la construcción de la verdad y por lo tanto, de un nuevo sentido común.

Las mañaneras no estuvieron exentas de la construcción de mitos al margen del papel y modelo de Estado que propugnó la izquierda y por lo tanto, la propaganda se erigió como el recurso para no dejar ir a las masas frente a un proyecto siempre en acecho, atemperar a unos y a otros y con prioridades fundamentadas en el pragmatismo, aunque pareciera que el poder político actuaba con discapacidades que lo llevaban a quejarse frente a cada golpe que le daban o se daba con lo que le rodea.

Las reformas constitucionales que se propondrán, son metafóricamente, como las acciones últimas que llevó a cabo López Portillo para enfrentar el desaseo empresarial emprendido contra su gobierno.

El problema esencial, ayer como hoy, es que prevalece la imagen del mismo presidencialismo y del mismo partido del gobierno con una sociedad civil en condiciones clientelares y de paternalismo; razón por la cual, como lo advierte el mismo Blanco, las derechas “alistan sus fierros para descarrilar la elección”.

Vale la pena pensar que si la izquierda tiene algo que hacer en MORENA o iniciar su camino para luchar por la democracia sustantivamente popular en todos los términos de las relaciones sociales que nos hacen comunidad.

Organizaciones como el Partido Comunista de México, el Movimiento Comunista Mexicano, Izquierda Socialista -hoy Coordinadora Comunista Revolucionaria- y otras, han marcado distancia del proyecto Lópezobradorista y establecido su propia agenda, que con cuadrantes todavía producto de esta oleada, tendrán que resolver su quieren luchar por el poder y una nueva democracia.

Marco Vinicio Saldaña

Marco Vinicio Saldaña

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