La apasionante aventura de hacer libros. Entrevista con Araceli Suárez Aroche
La invención de los libros ha sido tal vez el mayor triunfo en nuestra tenaz lucha contra la destrucción (…) Debemos a los libros la supervivencia de las mejores ideas fabricadas por la especie humana.
— Irene Vallejo
La fiesta de los libros
Contra la opinión de que los libros impresos se están extinguiendo, existen evidencias de su permanencia y de que las revistas y los libros electrónicos complementan y forman ya parte de la cultura de la lectura en el mundo. La promoción y difusión de los libros se hacen de diversas formas, siendo una las ferias populares. En la ciudad de México, está instalada la tradicional feria del libro en el Zócalo, en su edición XXII, del día 7 al 16 de este mes de octubre. La plaza pública se ha convertido en un escenario privilegiado y abierto a presentaciones, conferencia y conciertos. El próximo mes, del día 26 de noviembre al 4 de diciembre, tendrá lugar la 36ª Feria Internacional del Libro de Guadalajara, la más importante de América Latina.
Las ferias de libros también son escolares y universitarias. En nuestro estado comienza el día 12 de este mes la XXIV Feria del Libro de la Universidad Autónoma de Aguascalientes, que se hace en colaboración con la Red de Editoriales Universitarias y Académicas de México (ALTEXTO), siendo la institución invitada la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas. Esta feria todavía tendrá presentaciones y conferencias virtuales, pero se promoverá la venta de libros en la propia institución.
El mes pasado, también en nuestra ciudad tuvimos la 54ª Feria del Libro de Aguascalientes, con exposiciones, conferencias y conciertos, promoviendo el mundo de las artes, la investigación científica y tecnológica y las humanidades. Después del periodo lamentable de pandemia, muchos acudimos a ella a presenciar y aprovechar la venta y actividades editoriales y culturales.
Recordemos que esta feria es la primera que se realizó en provincia, en el contexto de un trabajo importante que estuvo a cargo de un grupo de artistas, encabezado por el poeta y promotor cultural Víctor Sandoval. Fue a finales de los años sesenta e inicios de los setenta cuando este grupo creó la Casa de la Cultura; fundó los museos de Pabellón Hidalgo, José Guadalupe Posada y Aguascalientes; creó escuelas de arte y casas de cultura municipales; además, instituyó el Premio de Poesía, el más importante del país y fundó El Ferial, un espectáculo que desde entonces ha tenido aceptación entre los aguascalentenses.
Así, la Feria del Libro de Aguascalientes celebró sus 54 años y volvió a reivindicar “el poder de la palabra”, ahora con la asistencia de más de 46 mil visitantes, “entre niñas, niños, adolescentes, jóvenes, madres y padres de familia y adultos mayores”. A lo largo de nueve días, los aguascalentenses y visitantes pudimos disfrutar presentaciones editoriales, espectáculos de música y teatro; conferencias, mesas de diálogo, talleres especializados y para todas las edades. Como en otros años, la Feria se caracterizó por ofrecer una muestra de la producción editorial local y regional, aunque ahora, se procuró promover con más atención la equidad en la participación de mujeres y hombres y la diversidad de contenidos para todos los públicos.
De esta manera, el saldo final, según las estadísticas del Instituto Cultural de Aguascalientes (ICA), fue el siguiente: 57% de las actividades fueron de autoras, autores, sellos editoriales y artistas locales; de las 372 personas participantes tanto en el programa editorial como artístico, 182 fueron mujeres. De las 53 presentaciones editoriales que se programaron, 20 fueron sellos independientes, 10 institucionales y 10 de editoriales universitarias. Asimismo, el programa ofreció una importante muestra de literatura contemporánea hecha en México, tanto en poesía, narrativa y ensayo, además de publicaciones y contenidos sobre historia regional, historia del arte, crítica de la cultura, ciencia, tecnología, diversidad, derechos humanos y salud para todos los públicos.
Liderazgos y promotores involucrados
La 54ª Feria del Libro de Aguascalientes estuvo encabezada por el Director General del ICA, el maestro Carlos Reyes Sahagún, una persona con una trayectoria importante en el mundo de la cultura. Quien conocemos al maestro Carlos sabemos de su pasión por la lectura y su compromiso por escribir crónica y novelas sobre la ciudad y el estado. Junto a él, la Feria del Libro se realizó gracias a un equipo que trabajó muy bien, a pesar de los obstáculos que trajeron consigo las todavía restricciones sanitarias.
En este grupo estuvo el licenciado en Ciencias de la Comunicación Miguel Ángel Vargas, quien desde sus primeros años como profesionista estuvo ligado estrechamente a la promoción y gestión cultural, tanto en el sector público como en el privado. De sus convicciones, en una entrevista en un periódico, afirmó: “La cultura es tan generosa que permite perfectamente la convivencia de la iniciativa privada y de las instituciones públicas”. Luego, con razón, aclaró: “No es una competencia; hay tantas cosas por hacer y tantas necesidades por cubrir que hay trabajo para todos”. Miguel Ángel, por su larga experiencia, fue clave no sólo en la realización de las ferias de libros en la entidad, sino en la puesta en marcha y continuidad de un proyecto ambicioso que hace que el Instituto Cultural de Aguascalientes tenga un lugar destacado en el país.
Si habrá que señalar alguien por su responsabilidad y entusiasmo en la organización y realización de la Feria del Libro, entonces tenemos que referirnos a Claudia Patricia Quezada Rodríguez, responsable del Centro de Investigación y Estudios Literarios de Aguascalientes (CIELA), quien llegó de San Luis Potosí, donde estudió Relaciones Internacionales en el prestigioso Colegio de San Luis. Desde 2002, ella se ha dedicado a la gestión cultural, la promoción de la literatura y el cuidado editorial. Además, es escritora de ensayos, narrativa y poesía. La recuerdo con un bello texto que escribió en el libro Ecos del Caracol, cuyo inicio dice: “Pronto cumpliré 40 años. Creo en Dios y creo que todo sucede bajo su atención, con el guion de su sofisticada, prodigiosa creatividad. Me gustan las palabras y su poder de trazar e iluminar historias, de las que siempre esto y sedienta; me gusta escucharlas, leerlas y recrearlas. Me gusta sentirme conmovida por lo que las personas dicen o construyen, ideas o pirámides. Me gustan las personas que leen, las que escriben, las que tocan el piano. Me gusta mucho la música. Y los libros…”.
También en este grupo está Araceli Suárez Aroche, una mujer profesional, discreta y generosa, a quien dedico este espacio.
Satisfacción por los resultados en las Ferias de Libros
María Araceli Silvia Suárez Aroche nació en la Ciudad de México y llegó a Aguascalientes el año 1993 para quedarse. Fue corresponsable de organizar y realizar la Feria del Libro, siendo jefa del Departamento Editorial del ICA. En el año 2017 se le encargó a dicho departamento llevar a cabo, en el marco de la 49a Feria del Libro, el Foro de Literatura Fantástica y Ciencia Ficción, Spatium. Un foro en donde se pudiera acercar al público en general a la ciencia a través de la literatura. El propósito era tratar a la ciencia como tema de inspiración de la literatura, sobre todo en la ciencia ficción.
A partir de entonces, a este Foro se ha invitado a científicos y a divulgadores de la ciencia. La invitación también fue para escritores y escritoras de este género literario. Además, con este propósito, en el Foro se presentan libros o se comenta la obra de autoras y autores que han sobresalido, como Amparo Dávila, Mary Shelley, Ray Bradbury, Issac Asimov y otros más. En estas tareas se ha contado con la colaboración del Museo Descubre, con Julien Potier y con la Agencia Espacial Mexicana.
A través de este Foro y con las presentaciones de los libros publicados por el ICA, fue como Araceli Suárez empezó a colaborar en el programa y logística de la Feria del Libro. Su compañera Claudia Quezada Rodríguez se encargó de programar y coordinar los otros eventos, que son muchos más, y que dio lugar al eslogan “el poder de la palabra”, eslogan para resalta la importancia de la literatura, de la escritura. El eslogan, incluso, quiso hacer referencia a la palabra que cuida, un eslogan relacionado con el cuidado y autocuidado de la salud mental, un tema muy importante a partir de la pandemia.
Como parte de este trabajo, Claudia y su equipo realizaron en las bibliotecas Jaime Torres Bodet, Enrique Fernández Ledesma y Centenario Bicentenario talleres, al igual que el grupo de “Mediadoras y mediadores de Salas de Lectura del Estado de Aguascalientes”. Por su parte, las presentaciones de narración oral, dirigidas al público infantil, estuvieron a cargo de Rodrigo Pérez y Javier Barragán, y los espectáculos fueron coordinados por el Departamento de Programación Artística del mismo ICA. En la lista de resultados, vale señalar que hubo más de 60 stands con una oferta variada de editoriales y librerías nacionales y estales, para un público con gustos distintos. También se entregó el Premio de Literatura Joven Salvador Gallardo Dávalos 2022, así como los premios del programa de Apoyo a la producción cinematográfica, con varios ganadores.
Para Araceli Suárez, “la feria es un evento cultural, un punto de encuentro de los productores editoriales y los lectores; es una gran ocasión para atraer lectores y a personas que no lo son pero que los convierte
. Un objetivo muy importante de la feria es atraer a compradores que ayuden a que crezca el mundo editorial; pero, no es el único, otro es la promoción y difusión de la cultura a través de sus actividades, sobre todo que se dé a conocer a los autores y sus obras. La feria introduce e invita al público infantil, adolescente y de adultos a un espacio a la escritura, a la lectura en diferentes soportes. Con la Feria se despierta el interés y el gusto por la lectura y el conocimiento”.
Origen y experiencias de una vocación
En entrevista, le pido a Araceli que nos comente de dónde viene ese gusto y conocimiento por el trabajo editorial, y ella responde: “Vengo de una familia de impresores, mi papá, Héctor Suárez Cervantes, trabajó en una importante imprenta de la Ciudad de México, luego se independizó creando su propio negocio de impresión, de ahí aprendí el oficio, del grabado al offset. No estudié diseño, estudié la licenciatura en Economía, pero por motivos familiares trabajé en este negocio familiar por más de diez años. Este fue un importante acercamiento a los libros, primero para saber cómo se hacen y después para diseñar y conocer a diseñadores. Fui muchas veces a la Imprenta Madero y veía lo que hacía Vicente Rojo y su grupo. Hasta la fecha añoro ese taller, el olor del papel y las tintas”.
Araceli dice que aprendió el oficio trabajando. Desde que llegó a Aguascalientes, hace ya casi 30 años, se dedicó a la producción editorial, trabajó un año en el ICA, en el Centro de Investigación y Estudios Multidisciplinarios de Aguascalientes, en la Oficina de Asesores del Gobierno de Otto Granados Roldán; muchos años por su cuenta y otra vez llegó al ICA hasta hace unos días por cambios en la administración estatal.
De su paso por la Oficina de la Coordinación de Asesores, entre 1992-1998, nos comparte su experiencia: “Claudio Vargas me dio la oportunidad de trabajar en esta Oficina; colaboré en un proyecto importante con la publicación de “Cuadernos de trabajo”, recuerdo que se hicieron 101 cuadernos, con diferentes temas: medio ambiente, economía, educación, entre otros.
Yo era la Coordinadora Editorial y conté con el apoyo de todos los asesores, entre ellos tú con los temas de educación. Además de estos cuadernos hicimos otros libros, entre ellos el de “Mamíferos de Aguascalientes” y “Agua, desafíos y oportunidades para el siglo XXI”. Coordiné las publicaciones, me encargaba del diseño, del seguimiento de impresión y su distribución”.
Araceli también ha hecho trabajo independiente, y de esta experiencia nos dice que ha sido todo un reto: “Sí, siempre he trabajado por mi cuenta, por más de seis años trabajé así, en los últimos años lo hice con menos frecuencia por lo demandante que era mi trabajo en el ICA. Hice libros para varias instituciones a petición de autores y de investigadores; para el Instituto de Educación de Aguascalientes, la Universidad Autónoma de Aguascalientes, el Municipio de Aguascalientes y el Instituto Municipal Aguascalentense para la Cultura, entre otras”.
Ante la pregunta sobre las temáticas de las publicaciones, ella dice que han sido libros de diferentes temas, en especial de historia, arte, educación y ciencias sociales. Luego se refiere a sus gustos: “Todos los libros me han aportado algo y me han gustado, intervienen tantos aspectos y todos se suman. Cada publicación tiene su dificultad y creo que hay que encontrar la manera para que el lector disfrute y entienda la obra. El texto y la imagen son los elementos con los que se crea una publicación. Me gusta hacer libros con presupuesto ilimitados, pero también con presupuestos reducidos, en cada caso tendrás que resolver muchas cosas”.
¿Cómo se hace un libro?
Quienes leemos y escribimos libros, no sabemos cómo se hace un libro. Desde luego, con la tecnología los procedimientos han cambiado y eso lo saben perfectamente quienes a eso se dedican. Araceli, al respecto, señala: “Los libros son textos e imágenes. Hay que empezar con conocer el texto, puede ser literario o bien producto de una investigación. Las imágenes pueden ser fotografías e ilustraciones que acompañan al texto o bien pueden narrar otra historia”. Luego, sobre procesos más detallados, nos comenta: “El editor o editora tiene que establecer el criterio para hacer el libro, criterio que se seguirá en la revisión y corrección de textos, edición de imágenes en el diseño editorial y en la producción del libro que dependerá del público al que está dirigido, de las necesidades de la obra y del presupuesto para hacerlo.”
En esta hechura de libros, también hay un equipo que debe trabajar armoniosamente, con una comunicación constante y, desde luego, con profesionalismo. De este trabajo de equipo, Araceli dice:
“Los textos se revisan y corrigen por un especialista en este tema, son por personas conocedoras del lenguaje, gramática, sintaxis… se revisan y corrigen varias veces. Este especialista primero lee para entender al autor o autora y va corrigiendo ortografía; en una segunda lectura cuidará otro aspecto hasta que el texto quede totalmente revisado y corregido siguiendo al autor, cuidando que no se cambié el sentido de lo que nos quiso decir”.
Las imágenes también se tendrán que editar y cuidar en sus aspectos técnicos para poder imprimirlas con buena calidad. “Se hace el diseño editorial, buscando el tamaño adecuado de la letra, el tamaño de la columna, pensando en que la portada tenga referencia con el texto y sea atractivo y comprensible al lector”, nos señala. Ya para estar en la imprenta, “se hacen los originales electrónicos para impresión, se da el seguimiento con la imprenta hasta tener el libro impreso y acabado”. Para Araceli, el trabajo continúa y ella lo ha hecho en muchas ocasiones: “Y después habrá que promocionarlo, difundirlo, distribuirlo. Hacer que llegue al lector”.
Según su experiencia de años, cada libro tiene su dificultad y tiene diversas maneras de resolverlas: “es lo que hace que cada libro sea diferente y, aunque hayas hecho muchos libros, siempre su elaboración tiene retos. Sin embargo, me parece que lo más difícil es cuando el autor o autora no está de acuerdo con la edición o con el diseño. Entonces, habrá que tener muy buena comunicación y entendimiento para lograr que el libro quede lo mejor posible”.
Ante las preguntas “¿cuáles son los libros que más recuerdas? ¿Los que menos te han gustado y los que más te han gustado?, Araceli, cuidadosa y atenta como es ella, nos comparte sus respuestas: “Los libros que primero vienen a mi memoria son los libros de arte, y es lo que más voy a extrañar de ya no trabajar para el ICA, ya que me dio la oportunidad de hacer libros de la obra de grandes artistas, como la de José Guadalupe Posada. Recuerdo mucho las publicaciones que hicimos en el 2013 para conmemorar los 100 años de su muerte. Para hacer el libro se fotografiaron más de 1000 impresiones de este grabador; conocí al coleccionista Mercurio López y sobre todo conocí muy bien la obra de Posada. También hice libros de Saturnino Herrán y Jesús F. Contreras, entre otros”.
Luego, Araceli habla de un libro que ella y yo hicimos: ella realizó la investigación iconográfica y yo una investigación de varios años. En esta experiencia y otras que hemos tenido, aprendí mucho de ella, y le estoy muy agradecido. Por Araceli supe de la complejidad no únicamente técnica sino también de comunicación, en la cual hay una necesidad de establecer relaciones humanas de entendimiento y colaboración. De aquella experiencia, ella me escribe:
“Tengo un recuerdo especial por tu libro “Bugambilias. Cien años de promoción cultural en Aguascalientes”, en el que yo participe con la investigación iconográfica, el diseño y producción del libro; además, me dio la oportunidad de conocer mucho sobre los creadores aguascalentenses”.
Los primeros libros que comenzó a hacer fueron “Aves de Aguascalientes” y “Anfibios y réptiles de Aguascalientes”. De ellos afirma: “Me gustan y siempre los recuerdo”. Luego refiere el trabajo que hizo en las revistas del ICA, las cuales tienen, por su naturaleza, otro tipo de complejidad: “Participé en el diseño de la revista “Parteaguas”, que cada número tiene algo especial para mí”. También recuerda la revista “Esto no es una máquina”, que fue un proyecto que le implicó un nuevo reto, pero cuyo resultado mucho le satisfizo.
A la pregunta qué libros no le han gustado, ella responde: “decirte cuál o cuáles libros no me han gustado, se me hace difícil hacerlo; más bien, te tendría que decir qué libros me hubieran quedado mejor, libros que a la distancia me hubiera gustado resolverlos de otra manera”.
De la entrevista han quedado temas pendientes, que ya no tienen espacio en este texto; pero, para terminar, quiero señalar que a Araceli muchas personas que hemos escrito en y sobre Aguascalientes le reconocemos su trabajo y, seguro estoy, le estamos muy agradecidos. No me cabe la menor duda.