LE SALIÓ A AMLO SU JUGADA
El genio político de AMLO es una de sus cualidades más manifiestas y la semana pasada lo vio consumado con la imposición de sus dos candidatas.
Por un lado, el Presidente logró colocar como candidata de la oposición a la Presidencia de la República a la única persona que se perfilaba con posibilidades reales de arrebatarle a morena la Jefatura de Gobierno de la CDMX y así, en vez de enfrentarla en un escenario en el que era fuerte, la colocó en otro en el que es más fácil vencerla.
AMLO es el principal responsable de que Xóchitl Gálvez sea hoy la ungida para encabezar el Frente Opositor, gracias a sus reiteradas menciones y desencuentros deliberadamente provocados. Xóchitl se dejó endulzar el oído y contender por una posición con menos posibilidades de éxito, pero con esta jugada, AMLO estaba también posicionando a su corcholata favorita, alimentando la idea en el imaginario colectivo de que frente a una mujer debería contender otra mujer (pues para muchos, un hombre contendiendo con una mujer, se encuentra en condiciones de desventaja, por aquello de que no “puede” ponérsele al “tú por tú”).
Después de posicionar a una mujer para encabezar a la oposición, ya sólo faltaba el anuncio oficial de que la abanderada de morena y sus aliados sería Claudia Sheinbaum, personaje a quien el Presidente lleva años, literalmente, posicionando como su favorita, tirando línea de manera poco disimulada a sus seguidores de hacia dónde debían cargarse y, por supuesto, estos hicieron caso.
AMLO tuvo como favorita todo este tiempo a Claudia, porque a diferencia de los otros dos aspirantes con posibilidades, ella asegura la continuidad (y obediencia) del proyecto de nación obradorista. Adán Augusto López es, evidentemente, un hombre de carácter y Marcelo Ebrard siempre demostró un criterio propio, marcando incluso cierta distancia de la política del Presidente; ¿Sheinbaum? Se ha mostrado siempre incondicional e incluso ha imitado las mismas actitudes que su jefe, no entendiendo que ella no es AMLO y que a ella no se le perdona lo que al Presidente sí, pero eso será materia de otra editorial.