LOS HOMBRES DE NEGRO: RAPHAEL Y ALBERTO CORTEZ
[bctt tweet=»Antes de adentrarnos en las razones del porqué este color en su ropa, hablemos un poco del quehacer artístico de ambos: los hombres de negro » username=»crisolhoy»]
No, no hablo de la serie de películas de extraterrestres Hombres de negro; me refiero a dos ídolos de la canción que llegaron a México a mediados y hacia el final de la década de los 60’: Rafael Martos Sánchez y José Alberto García Gallo, conocidos por sus nombres artísticos de Raphael y Alberto Cortez.
Cada uno de ellos con detalles muy característicos que impedían que fuesen comparados con otros. Si bien los dos provistos de voces templadas, ni gritones ni susurrantes, ni mucho menos capritinas (voces de borrego) como la de aquel ex futbolista gallego, ambos fueron, en su momento, fácilmente reconocibles por vestir de riguroso negro, que no de luto.
Antes de adentrarnos en las razones del porqué este color en su ropa, hablemos un poco del quehacer artístico de ambos.
De Raphael lo más interesante es al tiempo que iniciaba su carrera como cantante, hacía lo mismo con una carrera actoral que, él mismo no se explica, se interrumpió de pronto, quizá porque el cantante pudo más, inmensamente más, que el actor. De hecho en España su país natal su película “Cuando tú no estás”, de 1966, dio origen al LP homónimo, que incluye todas las canciones de la mencionada película, pero curiosamente sería conocido en México después del LP “Digan lo que digan”, de 1967, porque fue éste con el que se dio a conocer en nuestro país. Es posible que usted haya escuchado en voz de algún declamador, la poesía gitana:
La Profecía
(fragmento)
“Me lo contaron ayer
las lenguas de doble filo
que te casaste hace un mes…
y me quedé tan tranquilo.
“Otro cualquiera en caso
se hubiese echa’o a llorá
yo, cruzándome de brazo’
dije que me daba iguá…”
Etc. y termina con el verso más conocido:
“Porque sin ser tu marido,
ni tu novio ni tu amante,
soy el que más te ha querío,
¡y con eso tengo bastante!
Esta poesía viene al caso, porque su autor, Rafael de León, tenía por oficio hacer letras comerciales para canciones, y es nada menos que el que escribió la letra de la que en su momento fue la canción más conocida de Raphael en México: “El tema de amor”
“Dicen que somos dos locos de amor
que vivimos de espaldas al mundo real
pretendiendo lograr de la gente un favor:
que nos dejen querernos en paz…”
Y bueno, Miguel Rafael Martos Sánchez, el hombre detrás del cantante, tiene una familia que incluye esposa, hijos y nietos. Además de ser Marqués consorte debido a que su esposa, Natalia Figueroa, heredó el título de Marquesa de Santo Floro, aunque el título se lo ha disputado por años su hermano.
Luis Alberto García Gallo, “Alberto Cortez” (con Z por decisión suya), de quien tuve ocasión de hacer una muy breve semblanza con motivo de su sorpresivo fallecimiento publicada en este mismo sitio, llegó a México en 1969, y aunque en sus inicios en Europa y su natal Argentina ya había grabado algunas canciones con los ritmos de moda, y, como se estilaba entonces, covers de éxitos en inglés con letras al español, pero a México llegó ya con la fama de “Mi árbol y yo” a cuestas; ya no le escuchamos en este país las canciones ramplonas de sus inicios (salvo en grabaciones), sino que ya conocimos al Alberto Cortez de profunda filosofía y poemas hechos canción; poemas a veces suyos, a veces de Machado, Alberti o Miguel Hernández, y cuando ponía él sus letras sabía tocar el alma, como cuando cantaba “Cuando un amigo se va” o “En un rincón del alma”. Y no crea que le faltaba el sentido del humor, ¡qué va! Como cuando en un concierto en vivo, cantando “No soy de aquí ni soy de allá”, de Facundo Cabral, hay una parte de la letra que dice:
“Me gusta el vino tanto como las flores,
Y los amantes, pero no los señores…”
Y aprovechando unos tiempos de música sola luego de esta frase, agrega con absoluta picardía: “Todavía no”. Si no la ha escuchado, le recomiendo que busque su canción “Los americanos”, ¡No tiene desperdicio!
https://www.youtube.com/watch?v=PBYjtD06fcs
Pues bien; ¿Qué tienen en común estos dos cantantes? No, no, no. Alberto Cortez vivió por décadas en España, pero era Argentino. Ambos compartían el gusto por salir al escenario vestidos de negro, y lo hacían por razones muy distintas: En sus primeras presentaciones, un día llegó Raphael al sitio donde actuaría, pero su guardarropa no, así que de emergencia le consiguieron lo que pudieron para vestirle, y quiso la suerte que fuese pantalón y camisa negra, y al cantante le gustó y lo adoptó en adelante como su “ropa de trabajo”, hasta que ya madurito, optó por vestir de traje, pero siempre negro.
El caso de Cortez es distinto; él desde siempre eligió vestir de este color porque no quería que nada distrajese la atención de su canto, y decía que con un color tan sobrio como lo es el negro, nadie repararía en su ropa y sí en su canto. Yo por mi parte, así hubiese salido a cantar vestido de payaso, nada podría abstraerme de sus canciones tan elocuentes.
Como ven, a veces llegamos al mismo destino pero por caminos diferentes.
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