MORENA CONTRA MORENA
[bctt tweet=»Morena va de mal en peor.» username=»crisolhoy»]
Morena va de mal en peor. No atina cómo salir de su crisis interna, ahora exacerbada con la disputa por la dirección partidaria, donde lo que ha prevalecido no son las propuestas programáticas y cómo salir de su precaria situación orgánica, sino la denostación y la guerra sucia. Dan pena.
Han perdido piso para ubicarse responsablemente como el partido en el gobierno o quizá por eso ven al mismo como un botín, lo que los aleja de toda ética surgida de una agrupación que muchos consideran de izquierda. Progresista, no lo dudo, de izquierda no, más cuando no hay un sentido ético preciso, donde debiera prevalecer el valor colectivo sobre el individual y aquí, no se está viendo eso.
Tampoco se ve bien la intromisión del INE y del Tribunal Electoral en el proceso interno y en la definición de quién será el dirigente nacional de Morena. No se ve bien la intromisión de estos organismos en la vida interna de los partidos, no olvidemos el precedente que constituyó hace años la determinación para que Jesús Ortega fuera el dirigente nacional del PRD.
Esto lesiona al sistema de partidos, vulnera la independencia de los mismos, el cual tampoco pasa por un buen momento, vive un completo descrédito, donde a todos, los consideran iguales, gracias a sus cúpulas que pareciera están hermanados en el afán de luchar por el poder y no por el beneficio de la colectividad.
Los únicos que no se dan cuenta que están entorpeciendo al proyecto de la Cuarta Transformación, son los propios morenistas, los cuales cada vez se hunden más. Hay de todo, menos conciencia del momento ni voluntad política. Y no para mantener una lealtad ciega con López Obrador, como lo señala Mario Delgado cuando acusa a Muñoz Ledo de ser un crítico al actual gobierno, sino para acompañar a un proyecto con independencia y apreciaciones propias.
Si esto implica que en algunas ocasiones se tendría que constituir como contrapeso político, más serviría al proyecto, que si fuera un dócil cordero que nada más sirve para hacer lo que le dicen. De paso implicaría diferenciarse de los otros partidos que han llegado a la Presidencia de la República. Aquí también se valdría la frase de “no somos iguales” y no, “más de los mismo”. Por sus dichos, a Mario Delgado le gustaría asumir el primer escenario y servir de cordero. Eso no es lo que esperaríamos de Morena, porque reeditaría el papel que han jugado los otros partidos y aquí se requiere algo nuevo, realmente renovador.
Hubiese sido bueno encontrar caras nuevas en su proceso interno y no los viejos líderes, a los cuales ya les conocemos todos, hasta las mañas. En esto destaca el caso de Citlalli Hernández, que pareciera ser la virtual secretaria general de Morena, para imprimir un estilo más fresco y dinámico al trabajo en Morena.
Nadie cede como si las cosas fueran de vida o muerte, cuando lo que está en entredicho es la predominancia de Morena como partido mayoritario y esa si es una colaboración crucial para que avance la Cuarta Transformación, pues qué pasaría si pierden la mayoría en la Cámara de Diputados en las elecciones del año entrante. Se le complicaría la gestión a López Obrador en la segunda mitad de su periodo presidencial. Y si así ha sido muy difícil, como sería con una cámara chica en manos de la oposición.
Después de un presunto empate técnico entre Muñoz Ledo y Mario Delgado, el INE pretende implementar una nueva encuesta de “desempate”, que para mi gusto va a desgastar más la de por si precaria situación de Morena. Se alarga la agonía y entorpece el proceso de recuperación.
Es lamentable que la expresión que se reivindica de izquierda al interior de Morena, no haya incidido debidamente e influido en un proceso para dirimir la situación interna con propuestas y tendido de puentes conciliatorios. Su actuación hasta ahora ha brillado por su ausencia.
Quede quien quede, lo primero que debiera hacer es llamar a la unidad interna, cerrar filas para lo que se viene, que no es sólo el proceso electoral federal del año venidero y de la mayoría de estados con comicios locales, es conducir el barco postpandémico, aderezado por la crisis económica muy grave, además de una acentuada campaña de la derecha.
Ahí está el enemigo no al interior de Morena. Este es un punto que también debe quedar claro y saber con precisión cuales son las tareas prioritarias para ese partido. Y para la izquierda a su interior, infiere una acción y objetivo más, que se evite que se afiance la derecha al interior de Morena y en el mismo gobierno. Puentes también deber de tender con la izquierda militante al exterior de su partido, que son infinidad de grupos y organizaciones. Con ellos se podría integrar una agenda común de lucha.