“MUERTE INFINITA” (“INFINITY POOL”)

“MUERTE INFINITA” (“INFINITY POOL”)

Brandon Cronenberg, hijo del ya mítico cineasta canadiense David Cronenberg, logra consolidar con ésta su tercera película una senda idioléctica que sugería en un inicio con su ópera prima titulada “Antiviral” (2012) la toma de una estafeta narrativa centrada en los horrores producto de la guerra carne-mente al igual que su progenitor, pero con “Muerte Infinita” queda claro que la sátira sobre la cultura clasista en contraposición a los requerimientos del intelecto y del alma son lo suyo, y aun así los toques de visceralidad explícita marinados en imaginería surrealista de pesadilla no se ven exentos.

La tesis de la película parece ser la inevitabilidad del ego siendo esto una prisión incorpórea donde el sujeto se ve cautivo en claustrofóbica condena consigo mismo, reflejado en un personaje protagónico sustentado en fallas profesionales y existenciales. Alexander Skarsgard (“El Hombre del Norte” interpreta a James, escritor de una sola novela titulada “La Funda Variable” que resultó un fracaso de crítica que se encuentra de vacaciones junto a su pareja, Em (Cleopatra Coleman) y que pasa por un bloqueo que no le ha permitido retomar su actividad creativa. Ambos se encuentran en una paradisíaca playa del ficticio país de Li Tolqa donde coinciden con otra pareja integrada por la misteriosa Gabi (Mia Goth) y el maduro Alban (Jalil Lespert) interactuando con ellos cuando se declaran fanáticos de la obra de James.

Esto los conduce a una convivencia que terminará en tragedia cuando, después de beber unas copas fuera del resort donde se hospedan, James arrolla con su auto a un trabajador local en una desolada carretera. Las leyes de Li Tolqa son severas, al punto que indican el asesinato del perpetrador de cualquier muerte –incluso si es accidental- a manos del hijo mayor de la familia afectada, pero también la corrupción de éste país que hibrida la ideología y sociocultura de ciertas naciones de Oriente Medio domina la ley y en éste lugar se ha perfeccionado la ciencia de la clonación permitiendo que, por una muy elevada suma,  los homicidas involuntarios se libren de éste castigo ofrendando a su doble para la inevitable muerte.

“MUERTE INFINITA” (“INFINITY POOL”)

James acepta y a partir de aquí todo será una espiral hacia un mundo de mentiras y cuestionamientos sobre la identidad y la ética conforme James se enreda cada vez más con Gabi, Alban y un grupo de aristócratas occidentales que han hecho de la transgresión y el hedonismo su vida en Li Tolqa a costa de la vida de sus clones. La corrosiva crítica a una sociedad conformada por un cinismo y exhibicionismos extremos es la textura con que el joven Cronenberg ata los puntos dramáticos de éste interesante filme que realza los componentes psicológicos que yacen en su narrativa mediante el desmenuce de sus personajes, en particular la tortuosa y ambivalente Gabi y un James que representa la abstracción de la autoagresión cuando debe ver su figurativa muerte cada vez que su clon es ejecutado.

El grado de sarcasmo con que el director ejecuta su obra parece casi cruel, pero es en realidad una necesaria mirada a una generación decadente que se regodea en la sociopatía y donde la personalidad o el físico son tan solo consumibles en una ideología que lo celebra mediante Tik Toks.

“Muerte Infinita” es una válida acepción en tono de ciencia ficción a otros ataques contra la bancarrota moral de la alta burguesía con una buena dosis de humor negro como las recientes “El Triángulo de la Tristeza” o “El Menú”, pero aquí con las características estilísticas y de lectura de la familia Cronenberg.

Juan Pablo Martínez Zúñiga
Juan Pablo Martínez Zúñiga

Juan Pablo Martínez Zúñiga

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

error: Content is protected !!