¿PATEAR EL AVISPERO?
La presente colaboración de alguna manera está asociada a la anterior, como continuidad de la misma, en tanto subraya la necesidad del qué hacer, después de esta semana tan intensa en lo político, que podemos afirmar, concluyo con una mayor polarización e intensidad en la disputa por hacer prevalecer una visión de país, del México que queremos.
Podremos estar de acuerdo o no con la forma de polemizar del presidente de la república o de definir los temas centrales de la agenda política nacional. Para algunos incluso ha implicado patear el avispero y alborotar sobre todo a una oposición cada vez más beligerante y activa. Para otros, fue poner a cada quien en su lugar, de manera directa y sin tapujos. Hay quien dijera que con su proceder denigra la investidura presidencial y en contrapartida, se afirma que es peor ocultar las cosas.
“Haiga sido como haiga sido” y más allá de los casos ya manifiestos en la colaboración anterior, esta semana, el presidente López Obrador ha atizado el fuego en varios asuntos, que sin duda han intensificado la confrontación, no sólo con la derecha, el conservadurismo, intereses económicos foráneos, sino incluso a gobiernos como el de España. Me refiero a la pausa marcada hacia el gobierno ibérico o al balconeo hacia Carlos Loret de Mola.
La reacción de los contrarios no se hizo esperar. Los primeros respondieron por la vía diplomática y las empresas españolas acusadas de abuso y aprovechamiento de México como tierra de conquista, han hecho lobby (como lo denunció López Obrador), se supone con el embajador norteamericano. Los segundos, armaron un mitin virtual que al parecer, según datos de ellos mismos, reunió a 64 mil mexicanos que se solidarizan con el periodista experto en montajes televisivos y repudian al presidente.
De tal manera que empiezan a ser sustituidos como temas centrales, el debate con el INE y especialmente con Lorenzo Córdoba y Ciro Murayama; con Carmen Aristegui y la supuesta objetividad e imparcialidad de los medios de comunicación; el pésimo papel jugado por la STPS y su titular en la renovación sindical en Pemex o en la solución de la huelga en Cananea, que ya lleva quince años, sólo por anotar unos de tantos, pues evidentemente enumeramos más.
El escenario político se ha calentado. Los distintos actores han redoblado sus acciones conforme a sus intereses. En términos marxistas podemos afirmar que se ha intensificado la lucha de clases, pero salvo en las redes sociales, sin las suficientes manifestaciones, que por lo visto, el progresismo de la 4T no quiere alentar y su aparato político electoral, dígase Morena, sigue consumiéndose en su propio jugo, sin tomar las riendas de la iniciativa de organizar y dar la lucha en todos los frentes. Por algo es una agrupación no clasista, aún el lema de Primero lo pobres.
Es importante seguir utilizando las redes sociales para ventilar los puntos a debate, pues hay que aprovechar todos los espacios posibles, pero precisamente por esto, no nos debemos de limitar a ellos, sino tomar la iniciativa de la confrontación política e ideológica en todos los ámbitos. Por ello no son cuestiones menores atender la solidaridad con los mineros de Cananea; denunciar la corrupción en la cúpula del sindicato petrolero y las irregularidades dadas en su proceso de elección de dirigencia sindical: exigir el esclarecimiento de la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa, así como el asesinato de periodistas, defensores de derechos humanos y luchadores sociales.
No ponemos en duda nuestra postura con respecto a la actual administración. Es mejor de todo lo que ha habido en el pasado, sobre todo en el periodo neoliberal. Pero las cosas no son maniqueas, no son blanco y negro. Hay muchas cosas que hay que alentar y profundizar, pero otras que se deben cambiar y transformar radicalmente. De tal manera que reitero por enésima vez, se requiere una tercera vía en México (y no la planteada por Antony Giddens), que rebase por la izquierda a la 4T.
El asunto es que no es cuestión sólo de buenos deseos, sino trabajar en consecuencia, cuestión no fácil, por la situación actual de la izquierda socialista mexicana, y su grado de inserción e influencia en el movimiento social. Por ello es pertinente una consideración que leía el otro día.
Alejandro Quintero Sahagún publicaba en Tribuna Comunista que, “no es exagerado, pero como organización partidaria la sobrevivencia se fortalece o debilita en función de la solvencia y tino que se tenga para resolver problemas cotidianos; diseñar propuestas y soluciones; contemplar opciones y elegir las mejores; instrumentar proyectos concretos; realizar balances, ajustar ideas, actitudes y habilidades, etc.”
Sin duda es cierto, pero también lo es otra consideración que quiero resaltar. Dice: “Actualmente están enconchados más en lo doméstico, perdiendo de vista a los otros sujetos y actores que si se están moviendo. En consecuencia, el horizonte de su mirada se fue reduciendo poco a poco al estar entretenidas sólo consigo mismas; así, lentamente muchas instancias de dirección se anquilosaron e innumerables dirigentes quedaron inmovilizados por el burocratismo… se trabaja sólo lo necesario… se pierde la iniciativa… el interés radica exclusivamente en lo personal o en lo que les ordenan desde arriba. Una muestra de este grave letargo es la electoralización de los partidos políticos y, por lo mismo, la ausencia de una vida partidaria cotidiana plena y diversificada.”
Este solo punto anterior requeriría un texto particular, pero como no es el tema de este artículo, únicamente lo tomamos referencialmente para soportar lo que queremos señalar: tener claro los errores y deficiencias, para actuar en consecuencia y que tracemos una estrategia efectiva de lucha ideológica y política con la derecha.
No podemos esperar más. Es una tarea nuestra no de nadie más.