Los Misterios de Marsella (1867) Émile Zola y El Naturalismo
Émile Édouard Charles Antoine Zola o mejor conocido como Émile Zola. Nació el 2 de abril de 1840 en París, Francia. Periodista que incursionó artísticamente bajo la forma expresiva en la novela del siglo XIX. Principalmente la obra de Émile Zola, se pensó desde su creación para ser publicada dentro de los “diarios” de la época, como proyecto literario para atraer lectores a dichos medios de comunicación. Pero el trabajo de Zola, por su forma expresiva que trascendió a la forma, le permitió con ella reproducir las bases de todo un movimiento artístico al cual se le considera iniciador y padre del mismo, nos referimos al <<naturalismo>>.
A groso modo el <<naturalismo>> como corriente artística consiste en documentar y describir de forma realista todos los aspectos de la vida humana. Presentado tanto lo más sublime y hermoso de la humanidad y los individuos, así como lo más bochornoso y grotesco de la especie.
Ya que para Émile Zola “el novelista es como el naturalista y apuesta por una literatura de análisis inspirada por la ciencia.”
En su momento, los criticos del <<naturalismo>> acusaron al genero de ser reducto de pornografía, por lo descritivo que exige el estilo.
Visto desde los ojos de la antropología social: Émile Zola es un etnógrafo de la sociedad francesa de la segunda mitad del siglo XIX e inicio del siglo XX. Retrata la vida cotidiana de la urbe y el campo Francés (ver: <<La Tierra>> de Émile Zola), quien nos presenta de forma novelada la transformación de una sociedad convulsionada por las revoluciones políticas del siglo XVIII y XIX.
En ese mundo dislocado de la modernidad, se presenta como primera oposición el enfrentamiento de la “razón” y la “fé”. De ahí Émile Zola retrata la vida campesina organizada en los restos del feudalismo y cómo este modo de producción enfrentado con la espada de la Revolución Industrial y apoyado con las nuevas estrategias de comercio (ver: <<El Dinero>>, <<Los misterios de Marsella>>, <<El Paraíso de las Damas>> de Émile Zola), sientan las bases del capitalismo moderno del siglo XX.
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En este mundo los ideales de la Revolución Francesa de 1789 libertad, fraternidad e igualdad, producen un estado Francés que cree en la República a pesar de sus regresiones al Imperio. Pero al mismo tiempo la fuerza en la creencia de estos principios que hoy podemos considerar principios básicos de los Derechos Humanos, no son suficientes para que en una de la naciones de vanguardia del siglo XIX, el etnocentrismo junto con la xenofobia se manifiesten en forma de racismo en contra de los judios y diferentes (ver: <<Yo Acuso>> de Émile Zola).
Émile Zola siempre tomará partidos en favor de los regímenes progresistas y democráticos en contra de la monárquica, sin dejar de observar las contradicciones de la modernidad.
Émile Zola como artista literario nos presentar los avances de la humanidad, así como las contradicciones de una sociedad que omite reparar o reflexionar sobre la falta de contundencia en los ideales de la libertad, fraternidad e igualdad, pero también nos hace reflexionar en la democracia y las funciones del estado, así como en esos elementos de la especie que contradicen el progreso y el crecimiento de la modernidad sustentada en la razón (ver: <<La jauría>> de Émile Zola).
<<Los Misterios de Marsella>> (1867)
<<Los Misterios de Marsella>>, primera novela de Émile Zola, basada en hechos reales. Su elaboración fue planeada para ser publicada en un diario de la ciudad de Marsella[1]. Émile Zola en esta novela comienza a dar muestra de la genialidad de su estilo así como de la crudeza descriptiva del <<naturalismo>>.
En <<Los Misterios de Marsella>> Émile Zola nos da una radiografía de la insatisfacción humana, describiendo las características de personajes desdeñables y demagogos así como parias sociales, que surgen dentro del hilo conductual de una historia de amor.
Los Amantes
Émile Zola inicia describiendo la tragedia Philippe y de Blanche; dos amantes que por sus orígenes de clase, se ven obstaculizados para poder profesar su amor. Impedidos por una sociedad corrompida por el poder económico y la tradición de la sangre en el recuerdo de una vieja nobleza, que se opone a realizar alianzas matrimoniales con gente sin renombre social.
Así que ante la negativa familiar, Philippe decide con ayuda de la misma Blanche fugarse para tratar de obligar a los familiares de la dama que acepten la alianza matrimonial a cambio de no mancillar el honor de ella y de la familia.
Émile Zola describe a sus personajes con detalle y añade al problema económico una diferencia de edad que oscila en 14 años de diferencia entre ambos enamorados (30 y 16). Por la diferencia de edad la joven Blanche aún es considerada una niña que fue mancillada por un ambicioso sujeto mayor de edad que aprovechó la juventud e inexperiencia de una niña enamorada del amor.
Lo que Émile Zola nos quiere hacer conscientes es de un sistema de relaciones vigente en el intercambio de mujeres en la Francia del siglo XIX, explicando detalles y relaciones simbólicas que denotan las sutilezas de la dominación masculina del siglo XIX y queda dicho de paso, aún muchos valores de esa tradición subsisten en el siglo XXI en occidente.
Para este sistema la mujer tiene un valor social a partir de su origen de clase, la alianza matrimonial que se desea para ella, debe ser al menos con un igual, para este modo de ver el mundo es preferible una hija soltera a una hija mal casada que denigra la integridad moral de su familia de origen al aceptar a un hombre como su pareja de menor rango social.
Visto en el siglo XXI a pesar de que existe la tradición de solicitar la dama de la prometida al varón jerarca de la casa de la mujer, la realidad es que pocos padres o tíos tienen como excusa para impedir el matrimonio el origen de clase de los posibles futuros esposos. Lo que se podría interpretar como una pequeña gran conquista de las mujeres y de la cultura occidental para debilitar la dominación masculina y crear condiciones de equidad entre ambos sexos.
De forma paradigmática si consideramos esta narración de Émile Zola como un mito y lo dividimos en mitemas, como lo haría Claude Leví-Strauss: este mito encuentra una relación de parentesco con el Rapto de las Sabinas, en el sentido que se deja observar claramente cómo las mujeres se convierten en objetos de intercambios un sistema de alianza no sólo entre un hombre y una mujer, si no que por mediación de una mujer se realiza una alianza formal entre hombres. Es así que en el mito del Rapto de las Sabinas, Rómulo, ante la falta de mujeres y la negativa del Rey Sabina a permitir una alianza entre la incipiente Roma y el reino de Sabina, se ve envuelto en una conspiración de engaños para raptar a las hijas de Sabina, y como el Rey para evitar la desgracia de sus hijas termina por aceptar el matrimonio de ellas con romanos, para también sacralizar la existencia de sus nietos.
Así Rómulo logra que Sabina acepte a sus vecinos como iguales lo que facilitó también el asentamiento y desarrollo de Roma.
Dentro también de esta familia de raptos místicos está el de Helena de Troya, conocida historia que fundamenta la invasión de las ciudades Griega a Troya y que se encuentra narrada por Homero en la Ilíada.
En el rapto de Helena, es el despojo de una mujer sin la concebida transacción entre el hombre que la posee y quien desea poseerla. Nuevamente el mito refleja los principios de dominación masculina, en donde la mujer es vista como una posesión que sin su debida transacción o remuneración por la pérdida de la mujer, la guerra entre pueblos está justificada para restablecer el honor del pueblo al que se le ha desposeído de una mujer sin reciprocar por ello.
Entre estas dos disyuntivas míticas Émile Zola nos explica cómo son las clases gobernantes de Marsella en el siglo XIX, la debilidad de la iglesia por los poderosos así de cómo el sistema de justicia puede ser corrompido para perpetuar los principios de la dominación masculina, además de otros detalles que no pierden interés en la forma cruda en la que los presenta nuestro autor.
Pero una vez que hemos citado el mito del Rapto de las Sabinas, existe un mitema dentro de esta narrativa que se repite en <<Los Misterios de Marsella>>, una joven enamorada embarazada. Recordemos que en el mito de las Sabinas, el rey Sabina termina aceptando la unión matrimonial de sus hijas con los romanos gracias a que sus hijas intervienen pidiendo clemencia al castigo para evitar que sus nietos fueran huérfanos. En el caso que nos narra Émile Zola que motivó la negativa del tío Blanche al matrimonio, refleja otro factor de la dominación masculina. El tío de Blanche como varón responsable de la dama, era el responsable de la herencia y dote de Blanche, por lo que el matrimonio era la ruina para el tío.
Como segunda historia dentro de <<Los Misterios de Marsella>>, Émile Zola narra cómo funciona la avaricia de los hombres, describiendo los sistemas de prestamistas o agiotistas, quienes prestan dinero a rendimientos elevados, así como la relativa moral de los banqueros que actúan con los mismos motivos de avaricia que los agiotistas. (ver: <<El Dinero>> de Émile Zola)
De la fiebre comercial y crecimiento de las fortunas, lo importante es multiplicar en poco tiempo el incremento del dinero. Para ello el “juego” permite a los especuladores soñar con la gloria fácil del azar. Pero la fiebre de una ciudad comercial no puede evitar desarrollar una enfermiza fijación al juego.
Fortunas y familias quedan arruinadas en pocos momentos. Los casinos son gritos en los que desaparecen el honor de los soñadores, que al perder todo, solo el suicidio los consuela (ver: <<El jugador>> de Fiódor Dostoyevski)
Dentro de la narrativa Émile Zola incluye breves pasajes de la toma de Marsella. Así como ideales revolucionarios del momento. Los obreros, los trabajadores son los que constituyen la patria…, el estado llano tiene armas, el pueblo no las tiene. El pueblo es custodiado a mano armada, como una fiera. Algún día la fiera enseñará los colmillos y devorará a sus guardianes. Esto es todo. Émile Zola <<Los Misterios de Marsella>>
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Le Messager de Provence: El Mensajero de Provenza. ↑