“RAYMOND & RAY” – APPLE TV+
Los dramas filiales funcionan mejor cuando se trabajan desde una óptica minimalista ya que le dan más espacio a la proliferación de ideas en términos de la narrativa a desdoblar el proceso como si fuera una especie de épica creyendo que de esa forma todo encuentra una justificación más racional.
Y para muestra de lo primero está “Raymond y Ray”, la más reciente película del colombiano Rodrigo García (“Con Tan Solo Mirarla”, “El Secreto de Albert Nobbs”) apoyado en producción por, entre otros, Alfonso Cuarón, abordando la historia de los dos medios hermanos del título, Raymond (Ewan McGregor) y Ray (Ethan Hawke), cuyas disímbolas personalidades logran darle sabor a una historia muy vista pero que, una vez pasada por la estructura del road movie, da un resultado animoso y con ciertas posibilidades líricas.
Estos personajes, si bien no se odian más tampoco son los más unidos, deberán acudir al funeral de su padre, un ente diegético ausente por su fallecimiento quien los maltrató en su infancia y ahora a través de su renovada interacción encontrarán cuánto influyó en sus vidas gracias y debido a él.
La figura desaparecida del progenitor como detonante dramático e introspectivo le hurta más a la literatura rusa que al cine, pero aquí logra cuajar muy bien gracias a la enorme química que entablan MacGregor, cuyo rol es el de un hombre sensible con varios traumas cortesía de papá quien incluso fornicó con la esposa de su personaje al ser un mujeriego empedernido y Hawke, la otra cara de la moneda al despotricar y vomitar el nombre de su padre cada vez que puede.
El efecto que su dinámica produce es la de hilaridad y juego dramático, pues entre ambos localizarán la verdad sobre su procreador al interactuar con personas que lo conocieron, incluyendo a su última esposa (Maribel Verdú) y una enfermera que tiene una imagen sobre su padre muy distinta a la de ellos.
Por cierto, su última voluntad es que los dos medios hermanos caven su tumba, lo que añade una cualidad simbólica a su gesta y todo se encauce si bien no a redimir a quien a todas luces fue una persona detestable sí a ahondar en sus motivaciones y esclarecimiento de su ser, y como ocurre en éstos casos de ficción, también Raymond y Ray se encontrarán a ellos mismos de paso.
Ésta comedia con tintes amargos logra enfocar sus puntos jocosos con los melancólicos atinadamente y las buenas interpretaciones de MacGregor y Hawke son el necesario colofón que una trama algo manida como ésta requiere para que el espectador pase un rato agradable.
