“RUIDO” NETFLIX “Si nos tocan a una, nos tocan a todas”

“RUIDO” NETFLIX “Si nos tocan a una, nos tocan a todas”

Sumándose a los esfuerzos de otras directoras que abordan un tema ya no oportuno sino necesario sobre la impunidad que las autoridades judiciales y los cárteles gozan en nuestro país para atentar contra incontables féminas que con brillantez narrativa y claridad de ideas se ha expuesto en cintas como “La Civil” de la cineasta rumana Teodora Mihai con una impecable Arcelia Ramírez o la multipremiada “Noche de Fuego” de Tatiana Huezo ahora llega “Ruido”, un título que refiere al antitético silencio que predomina en los labios de los procuradores ante ésta situación tan alarmante e injustificada pero que sí lo encontramos en los vociferantes estruendos vocales de todas las mujeres que en una escena de la cinta claman “ya no tenemos miedo tenemos rabia”.

El conducto dramático para que la experimentada cineasta Natalia Beristáin (“Los Adioses”, “No Quiero Dormir Sola”) deshilvane éste relato que infortunadamente habita en la carne verdadera de muchas familias que han perdido hijas, esposas y madres es el personaje de Julia, interpretada con una sapiencia
histriónica que no le pide nada a una Frances McDormand en “Tierra de Nómadas” por Julieta
Egurrola.

Ésta mujer busca con desesperación a su hija Gertrudis –a la que se refiere cariñosamente como “Ger”- una vez que los fiscales a cargo del caso hacen lo de siempre: nada, mientras que su hijo y esposo le suplican dejar las cosas en paz una vez que sus propias pesquisas llegaron a callejones sin salida.

Con la ayuda de Abril Escobedo (Teresa Ruiz), una reportera dedicada al activismo social, comienza su peregrinar por diversas partes de la República con la esperanza de localizar a su hija, encontrando fortaleza en Abril –ella misma madre de una pequeña- y en otras mujeres en la misma condición (incluyendo la participación de integrantes reales de organizaciones verídicas como “Voz y Dignidad Por Los Nuestros”) que le dan herramientas emocionales para subsistir a su pena, una que la devora viva en varias escenas muy conmovedoras.

Beristáin muestra su pericia al generar un retrato que apela a la ficción cinematográfica construyéndolo mediante la minuciosa elaboración de caracteres que distingue el matiz emocional y psicológico de sus personajes integrando con mucha tersura la estructura del docudrama que inyecta veracidad a la narrativa.

Pero mucho es sostenido por la fuerte presencia y actuación de Egurrola, una actriz que revela tanto de su personaje a través de musitadas expresiones, miradas que dejan entrever su desgastado espíritu y un lenguaje corporal que expresa la fortaleza que sólo una madre puede manifestar en la férrea gesta por localizar a su hija.

Hay varias preocupaciones plásticas y de índole lírico (en particular el clímax del filme) que desarrollande ésta cruenta historia dejando claro que lo social no pude o debe estar peleado con el arte mismo, y “Ruido” es una conjugación de elementos así que pueden darnos una necesaria tunda sensorial que despeja nuestra perspectiva ante ésta terrible problemática a la vez que sucumbimos ante su honrada necesidad porque nos conmovamos en la presencia de una proeza que, en circunstancias normales, sensatas y civiles, no debería serlo.

“Ruido” es precisamente lo que muestra la película expresando fuerza su mensaje sin perderse en cacofonías denunciantes o difusas, pues en un país que hace oídos sordos a las mujeres que no exigen nada más que justicia por sus desaparecidos y desaparecidas, ruido es exactamente lo que hay que hacer.

Juan Pablo Martínez Zúñiga
Juan Pablo Martínez Zúñiga

Juan Pablo Martínez Zúñiga

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