«El fin de la historia»
En la revista The National Interest, en el verano de 1989, se publico un artículo de apenas 16 páginas con el título «El Fin de la Historia» firmado por el politólogo estadounidense Dr. Francis Fukuyama. En dicho texto presentó su autor una hipótesis vieja dentro de la tradición marxista «El fin de la historia», siendo tal el impacto en el mundo intelectual de finales de la década de 1980 y principios de la década de 1990, que la simple mención del nombre de Fukuyama servía para generar una gran e importante cantidad de críticas y burlas por la sentencia hipotética del «final de la historia».
Haciendo un poco de remembranza; el artículo de Fukuyama vio la luz por primera vez en un momento histórico en el que estaba por desencadenarse un gran cambio social, la caída de la URSS y con ello el fin de la guerra fría. Por lo que no faltó quien quisiera utilizar las premisas de Fukuyama para demostrar la superioridad del modelo capitalista de EEUU frente al modelo socialista de URSS. Lo cual contribuyo a que lo expuesto por Fukuyama se politizara y se desechara por buen tiempo en el mundo académico tanto por los pensadores de ideología de derecha como los de izquierda, siendo estos últimos los que con mayor ferocidad ironizaban y trataban de denostar sin haber leído el artículo publicado en The National Interest.
Viendo el éxito de su texto Fukuyama decidió publicar un libro que nombro El fin de la Historia y el último hombre, de manera más extensa trató de contestar a las críticas más reaccionarias de las que fue objeto su artículo en el The National Interest señalado que «… un intento de explicación del acontecer de los últimos tiempos, a partir de un análisis de las tendencias en la esfera de la conciencia o de las ideas. El liberalismo económico y político, la “idea” de Occidente, …, finalmente se ha impuesto en el mundo. Esto se evidencia en el colapso y agotamiento de ideologías alternativas. Así, lo que hoy estaríamos presenciando es el término de la evolución ideológica en sí, y, por tanto, el fin de la historia en términos hegelianos.»
En el libro (2006), trata de explicar por que Marx sentenció el «Fin de la historia» y porque para Fukuyama, Marx no contaba con el experimento de la URSS y menos como fue derrotado dicho modelo por las democracias capitalistas, por lo que para el pensador norteamericano quedaba claro que la lucha de clases no consiste en un enfrentamiento por los modos de producción, si no en un recorrido histórico de las ideologías democráticas para poder darle a la humanidad una forma de gobierno en el que se sustente la dictadura del proletariado mediante el ejercicio publico de la democracia y no un estado raptado por un partido o grupo que se convierta en un sistema tiránico.
Fukuyama ve en esa lucha por la democracia el «fin de la historia ideológica», y no así el fin de la historia biológica de la especie. A la cual le falta aun por enfrentar luchas con movimientos nacionalistas y religiosos que se oponen a la instauración de sistemas globales de leyes como los Derechos Humanos o la ONU.
Fukuyama regresó con otro libro en 2015 ¿El fin de la historia? y otros ensayos, donde el autor retoma sus planteamientos originales y reconoce algunas criticas que ponen en contradicho su primeros planteamientos de 1989, pero definitivamente refuerza su hipótesis central del fin de la historia ideológica y a la cual el juicio de la historia se encargará de poner en su justo lugar y dimensión.
Aunque no deja de ser atractivo el planteamiento de Fukuyama en su obra de 2015 critica a su maestro Samuel P. Huntignton y se enfrasca con él en un debate sobre el Choque de Civilizaciones y culturas, en las que para Fukuyama son las instituciones internacionales y los Derechos Humanos los que aun no han definido completamente como podría ser dicho enfrentamiento para que al final si se da se instaure un sistema único de gobierno para el planeta.
Recomendable la lectura de Fukuyama por plantear la polémica que deja el reconocer la desaparición del mundo bipolar de la guerra fría y que debiera de continuar el desarrollo «histórico» de la especie.