No Logo: Naomi Klein
[bctt tweet=»“La desilusión con el proceso político es más profunda en el campo internacional, donde siempre se han frustrado los intentos de imponer normas a las internacionales por medio de las Naciones Unidas y de las entidades de regulación del comercio.” Naomi Klein» username=»crisolhoy»]
No Logo: En 1999 irrumpió en el mundo editorial Noami Klein de nacionalidad canadiense, periodista independiente, escritora y activista política en los temas relacionados con la globalización; en No Logo, explica de forma detallada el desarrollo de cómo las sociedades occidentales se han visto implicadas en un proceso de transformación en las relaciones laborales y de consumo ocasionado por el auge del marketing publicitario y la creación de “marcas”, explicando por qué las marcas o franquicias han adquirido más poder y recursos financieros que muchas naciones, pero al mismo tiempo son más vulnerables que los políticos.
La desilusión con el proceso político es más profunda en el campo internacional, donde siempre se han frustrado los intentos de imponer normas a las internacionales por medio de las Naciones Unidas y de las entidades de regulación del comercio.” Naomi Klein
Haciendo un recuento del inicio del marketing del siglo XX Klein muestra cómo las agencias publicitarias fueron desarrollando sus campañas de anuncios cada vez más agresivas y sobre todo dirigidas a grupos vulnerables del mercado. Así fueron construyendo el camino para el gobierno de las marcas, como unidades paradigmáticas que definen parte importante de la cultura y por ende el consumo y organización social de los espacios de reproducción social, desplazando al estado en sus responsabilidades de conservar y reproducir cultura, apropiándose de espacios que debieran ser libres de publicidad como las escuelas y universidades, por citar algunos ejemplos, como ocurre en la Universidad Autónoma de Aguascalientes, donde en los baños existe publicad de distintas marcas y las credenciales de los estudiantes para su identificación son tarjetas bancarias.
Las marcas se han convertido en «entes de poder» que establecen líneas de acción y estrategia política que someten estados naciones, al tiempo que ofrecen a la población el consumo de sus mercancías como un estilo de vida que permitirá al individuo ser aceptado ante su comunidad.
No Logo aventura una hipótesis al respecto de la diversidad de género y cultural como una respuesta que el mismo sistema de mercadotecnia creó para poder agrupar en un solo movimiento publicitario a toda la diversidad y así lograr disminuir sus gastos de imagen al no tener que diversificar su marca en diferentes líneas, lo que aumentaría el costo de la publicidad. Fue por el apoyo de las marcas que los activistas de la diversidad han logrado encontrar más eco en los políticos que en la convicción de sus ideas. ¿Qué sería del mundo occidental sin campañas publicitarias como ¡Hazlo nike!, “Like a girl”, Real Beauty Sketches, entre otras?, ¿hablariamos de la misma diversidad y autoestima de las personas?, así las marcas modifican pautas de cultura aprovechando las debilidades psicológicas de la población y sus contradicciones culturales, hasta llegar a ridiculizarlas en un momento determinado, para explotar el mercado homogeneizando la diversidad.
Las franquicias han hecho que los viejos capitales de la industria dediquen más esfuerzos y recursos en perfeccionar la imagen de su marca que en la producción misma y por ende masificar la ganancia a costa de violentar los derechos humanos, la calidad del producto y lastimar los derechos laborales, aprovechándose de las zonas de libre mercado (como México); para producir a menores costos y explotar sin remordimiento a trabajadores por medio de subrogar sus producciones a contratistas externos que no forman parte de la marca, protegen así su imagen y su inversión en “marca”, si un contratista fuera contrariado por los medios de comunicación o los políticos que quisieran desafiar el sistema las marcas pueden prescindir sin problemas de dicho producto o proveedor de mercancías sin afectar su imagen corporativa y menos su capacidad de generación de bienes y productos de consumo ya que cambiándose de domicilio y renombrando su empresa filial pueden evadir sin problema las restricciones que algún Estado Nación intente hacer en contra de ellos. En ese sentido tendría validez la crítica de Trump de que los empleados mal pagados de México son agentes que permiten que el capital migre de Estados Unidos y decida producir en México o cualquier otra zona de libre mercado, lo que se le olvida a Trump y el grupo de empresarios y ciudadanos que votaron por él es que ese sistema de “mercado libre” fue generado por la política de expansión de mercados que el mismo Trump impulsa y gobiernos de Estados Unidos han llevado con anterioridad. Siguiendo el hilo conductor de Noami Klein, son las mismas marcas que han formado la masa crítica de odio hacia el extranjero en Estados Unidos para tratar de definir una “nación blanca” asociada a “marcas” y servicios “patrióticos” y evadir su responsabilidad con sus conciudadanos.
“Como predijo Alexis de Tocqueville, son las creaciones fantásticas de este tipo lo que puede hacernos «lamentar el mundo de la realidad»; y no hay realidad que resulte tan lamentable, comparativamente hablando, como la de quienes sufren la pobreza y la opresión en tierras lejanas.”
Leer No Logo permite un ejercicio de reflexión de cómo la globalización actúa y porque los pueblos tratan de forma tan beligerante de redefinir sus fronteras con discursos nacionalistas sin darse cuenta que el problema no es la globalización si no la falta de organización de las luchas obreras de forma internacional. En otras palabras, el capital se ha transformado y perdido el color de su nacionalidad para ser empresas globales, mientras que las luchas obreras y movimientos por los derechos humanos se han estancado en combates regionales, incluso en el primer mundo. Por ende es la misma debilidad del sistema, ya que esta vorágine de producción y consumo en un momento dado debe terminar por agotar los mercados y bolsillos de las ya casi inexistentes clases medias o clases con capacidad de compra, que son las que realizaban principalmente el consumo; sin fuentes de trabajo que realmente sean remuneradas ¿cuánto tiempo le queda al sistema?, la respuesta claramente no es más muros, y menos si lo que haces es poner una barda para “delimitar la zona de libre mercado” y poder ponder más anuncios.
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