El despojo de hombre comatoso que soñaba.
[bctt tweet=»Los sueños muestran todo aquello que le decimos a nuestra consciencia que se debe callar, son como la prensa roja; mi consciencia es como un sucio gobernante incompetente que le pide a sus subalternos guardar sigilosamente la sucia verdad» username=»crisolhoy»]
Yo era un paciente diagnosticado en estado vegetativo, llevaba 6 meses así en aquellos extraños días. Lo que caracteriza a estos pacientes es que abren los ojos en algún momento del día y hay momentos en los que parecen estar despiertos, aunque no exista ningún otro signo de conexión o de interacción con el ambiente.
Si puedo escribir esto, es porque año y medio después desperté; soy de esos casos extraños que los médicos estudian años después de acontecidos. Platicando con uno de esos batas blancas que se hizo mi amigo años después, recuerdo me dijo :
-《Se produce un estado vegetativo cuando el cerebro (la parte del encéfalo que controla el pensamiento y el comportamiento) ya no funciona, pero el hipotálamo y el tronco del encéfalo (las partes del encéfalo que controlan las funciones vitales, como los ciclos de sueño, la temperatura corporal, la respiración, la presión arterial, la frecuencia cardíaca y la consciencia) siguen funcionando. Por lo tanto, la persona abre los ojos y parece despierta pero, por lo demás, no responde a la estimulación de una manera significativa. No puede hablar y no tiene conciencia de sí mismo o de su entorno.》 La ciencia claramente no tenía una respuesta exacta respecto si los comatosos soñábamos, ya que evidentemente el hipotálamo es la materia que sueña según los neurólogos.
El mundo de mis sueños es la verdad de mi deseo, un sueño es una consecuencia de lo que desborda mi pensamiento. Sueño lo que deseo porque precisamente ese pensamiento repetitivo y a veces autocensurado en los casos eróticos, se filtra al fondo de mi confundida mente. Lo que hago ante los demás es muy distinto a lo que soy estando sólo, los pecadores no suelen anunciar sus pecados originados por sus deseos, desde tiempos remotos, hasta la Iglesia consideraba distintos los pecados de: pensamiento, acción, omisión; ergo, la misma iglesia consideraba distinto desear que actuar.
Los sueños muestran todo aquello que le decimos a nuestra consciencia que se debe callar, son como la prensa roja; mi consciencia es como un sucio gobernante incompetente que le pide a sus subalternos guardar sigilosamente la sucia verdad, no revelarla; a pesar de la censura fallida que procura la pulcra y metafórica consciencia mía, en mis sueños, la prensa roja revela la funesta y atroz verdad que hice todo lo posible por ocultar.
Realidad oculta como el amor que se fue y re aparece en sueños porque está más lejos que nunca, verdades que duelen y son insoportables como el deseo prohibido fuera de contexto y licencia, la certeza absoluta; la muerte, se disuelve en mis sueños. Mis seres más queridos que desde hace años están muertos y ausentes no dejan de re aparecer con su viejo siglo XX, el deseo no tiene temporalidad, los sueños son una analogía de la eternidad.
El mismo origen de la religión; podría apostar que el primer Dios del hombre se le apareció en un sueño y que la realidad es un mal sueño de un extraviado Dios, después de Auswitz; todo sueño es pesadilla hablando desde una perspectiva: sub specie aeternitatis, la sustancia de Dios seguramente son los sueños.
Mis sueños son un salón de fantasmagorías; mientras tenga sueños, queda un reflejo de la vida, lo ausente y lo invisible es más real que nunca, los símbolos y los recuerdos cobran una espectral vida.
Los sueños son: esa otra voz que le pido guarde silencio en mi interior, todo aquello que anhelo y me falta aunque este prohibido, ausente; aunque la misma muerte me separe por la eternidad, en los sueños lo imposible para el ordinario pensamiento, sucede.
Los sueños son el deseo convertido en imagen, en palabras, en una película placentera o siniestra que se proyecta en la consciencia sin autorización nuestra. Los sueños son el anhelo más profundo y más prohibido, todo aquello que está enterrado en nuestra consciencia y forma parte de ella sin que nos demos cuenta.
Yo soñaba a grandes autores muertos porque las musas ya no venían a visitarme en sueños, de vez en cuando, aprecian hermosos fantasmas de silueta femenina y vestido negro en mis sueños, pero soñar con mi pasado siempre terminaba en como hubiera querido que fuera el ayer, mis sueños eran la negación de mis sucesos, de lo ya escrito para la eternidad. Mis deseos más íntimos quizás no me los confesaba ni a mi mismo.
Y como llevaba ya un tiempo en coma, en un sucio hospital, hacia tiempo venía soñando a todos los autores que había leído, dicen que al final de la vida orgánica de cada sujeto, sus instantes finales, antes de partir hacia el ser o la nada eternos, antes de ese siniestro misterio, la vida entera pasa como en cámara lenta en forma de recuerdo; fue cuando en estos límbicos y delirantes estados comencé a soñar con tantos autores que había leído, mi mente no se quería despedir de tan apacibles horas leyendo al lado de: Borges, Chesterton, y ahora no sabía que libro ni que personalidad estaba por visitarme en mis sueños, mi única realidad siempre han sido mis ideas y los remanentes de las mismas, quizás es lo que siempre he sido, lo poco que me quedaba de alma y espíritu estaba en estas palabras.