Teoría política e ideología 3/6 Apuntes acerca del fetichismo en las relaciones políticas y la alienación política. El aparato ideológico del Estado

Teoría política e ideología 3/6 Apuntes acerca del fetichismo en las relaciones políticas y la alienación política. El aparato ideológico del Estado

La ideología está inmersa en la contienda político-social. Para algunos autores, la ideología es entendida en su acepción “suave”, siendo “fuerte” la de Marx. En su significado débil es un concepto “neutro”: sistemas de ideas que pretenden explicar una realidad histórica determinada orientada a la acción tanto programática como estratégica, criticar, cambiar o defender y mantener un orden social y político existente, lo cual también indica su valor como instrumento de lucha política. (K. Friedrich, D. Easton, C. Moore, citados por Mario Stoppino, Diccionario de Política, T. I, p. 790). En La Sagrada Familia, Marx enfatizó que la crítica social y política (la filosofía) empieza por la crítica a la religión.

Sartori (Stoppino, Loc. Cit), explica la doble dimensión de la ideología: “cognitiva y emotiva… 1) mentalidad dogmática (rígida, impermeable tanto a los argumentos como a los hechos) y doctrinaria (apela a los principios); con fuerte componente pasional y alto potencial de actividad…”. Y 2) los sistemas de creencias pragmáticas no dogmáticos, ni doctrinarios ni pasionales [¿el viejo régimen del “nacionalismo revolucionario”?]. Según este esquema los tecnócratas “neoliberales” son dogmáticos, aunque pragmáticos, y los populistas son dogmáticos, doctrinarios y pasionales.

Para Louis Althusser, siguiendo a Marx, existe correlación estrecha entre filosofía y ciencia y su contraparte la ideología. Ésta posee doble faceta: 1) epistemológica (práctica teórica); 2) sociológica (vínculo con las prácticas sociales). Precisa que la ideología “no tiene historia, pero atraviesa toda la historia”, es decir, desde la emergencia del poder político-religioso y la invención de la escritura existe la ideología y su uso para fines de dominación. (Gustavo Cala, Althusser y la teoría de la ideología (2012).

Aunque la ideología es conciencia falseada, sostiene Althusser, tiene existencia material insertada en prácticas normadas que se manifiestan en actos, prácticas, rituales y los aparatos ideológicos del Estado. La eficacia de estas prácticas radica en que el individuo ideologizado es interpelado por el poder ya sea Estado, Dios, mercado, Razón, y se considera, por ese hecho, como libre y autónomo. Supone que quien es interpelado es el poder, personificado en el patrón, el empresario, el policía, el gobernante, que, al poseer respuestas a sus preguntas y cuestionamientos, no vislumbra su condición ideologizada, enajenada diría Marx, y acata y se sujeta a las órdenes del poder. Al desconocer su relación con sus condiciones reales de existencia, actúa como soporte de las relaciones económicas, políticas e ideológicas existentes.

El aparato ideológico del Estado, instrumento de la ideología dominante en la lucha de clases, se desempeña en dos facetas. Externa, resuelve las contradicciones surgidas del enfrentamiento de la ideología dominante con la de las clases explotadas. Interna, resuelve las propias contradicciones entre las fracciones cupulares y sus intereses particulares para realizar la unidad de clase dominante.

Para Althusser esa relación imaginaria entre los individuos y sus condiciones reales de existencia “es válida incluso para las ideologías revolucionarias”, ya que “esa ideología [proletaria o populista] interpela a los individuos como sujetos, exactamente como sujetos militantes”. Y en una de sus conclusiones advierte que la historia no la hacen el Estado, ni la clase ni el hombre (el caudillo), sino las masas aliadas en una misma lucha de clases. (Loc. Cit)

En cuanto al aparato ideológico del Estado aclara que no es lo mismo que aparato represivo del Estado, el cual “pertenece enteramente al dominio público, pero la mayor parte de los aparatos ideológicos de Estado (en su aparente dispersión) provienen en cambio del dominio privado. Son privadas las iglesias, los partidos, los sindicatos, las familias, algunas escuelas, la mayoría de los diarios, las instituciones culturales, etc.” Además “los aparatos ideológicos del Estado… utilizan secundariamente, y en situaciones límite, una represión muy atenuada, disimulada, es decir, simbólica… Así la escuela y las iglesias ‘adiestran’ con métodos apropiados (sanciones, exclusiones, selección, etc.), no sólo a sus oficiantes sino a su grey … El aparato ideológico de Estado cultural (la censura, por mencionar sólo una forma), etcétera”. (Louis Althusser, Acerca de la reproducción de las condiciones de reproducción, 1969)

A su vez, Gramsci apunta que “se afirma que una cierta solución política es ‘ideológica’, o sea, insuficiente para cambiar la estructura, aunque ella cree poder cambiarla… Se pasa a afirmar que toda ideología es ‘pura’ apariencia, inútil… Hay que distinguir entre ideologías históricamente orgánicas (organizan las masas humanas, forman el terreno en el cual los hombres adquieren conciencia de su posición, luchan); e ideologías arbitrarias (crean ‘movimientos individuales, polémicas”. (Antonio Gramsci, Antología, 2010)

El aparato ideológico no sólo es instrumento; es en sí mismo poder político en cuanto derivación del poder de los grupos dominantes que figuran en la cúspide del Estado. De ahí que el debate ideológico se da también en términos desiguales, reproduce la básica desigualdad socioeconómica y política.

La lucha de las clases, las comunidades, las organizaciones gremiales, civiles o del ciudadano, es el esfuerzo para impugnar y hasta confrontar las acciones e ideología de ese poder económico-político, a fin de conquistar lo que bien podemos identificar como la aspiración por la justicia social, no pocas veces espejismo e ilusión.

Piketty al rechazar la “ideología propietarista”, enfatiza que “su credo globalizado consiste en repetir que cualquier iniciativa de justicia social equivale a ir ‘derecho hacia la inestabilidad política y el caos permanente, lo que terminará por darse vuelta contra los más modestos. La respuesta propietarista intransigente consiste en que no hay que correr ese riesgo, y que esa caja de Pandora de la redistribución de la propiedad nunca se debe abrir’. Al contrario, argumenta Piketty, no sólo hay que abrirla, sino que la historia nos prueba que ha sido abierta en muchos momentos y que, gracias a esos momentos, se construyó el progreso humano”. (Eduardo Febbro. https://www.pagina12.com.ar/216584-para-thomas-piketty-la-desigualdad-es-ideologica-y-politica)

Jorge Varona Rodríguez

Ex Presidente del Colegio de Ciencias Políticas y Administración Pública de Aguascalientes

Jorge Varona Rodríguez

Ex Presidente del Colegio de Ciencias Políticas y Administración Pública de Aguascalientes

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