¿RUPTURA EN MORENA?

Espero que Morena no se haya convertido en una obsesión, pues nuevamente escribo sobre el tema. Lo real es que su situación y perspectivas dan mucho que analizar y opinar. Que se preocupen para cuando ello no ocurra y se vayan perdiendo en el desinterés de la gente o de aquellos, que como yo, estamos atentos de lo que sucede en el ámbito político.
A partir de unas declaraciones del líder camaral morenista Ricardo Monreal, una reportera preguntó en la Mañanera a la Presidenta si era posible una ruptura en su partido. Ella de inmediato respondió que no, en tanto no había nadie en el movimiento que le estuviese apostando a ello, así como del mantenimiento del mismo iba para largo.
No dio razones que soportaran su aseveración pero si las hubiese habido, supongo que correspondería a una visión excesivamente de confianza en una instancia muy endeble en lo ideológico. Quizá se basa en la aceptación popular conforme las más recientes encuestas. Sin embargo, hay factores a considerar para mostrar la relatividad de la situación de Morena y porqué no, ahde la gestión hasta ahora exitosa de ora hay indicios de ruptura.
Primera, Morena disfruta la aceptación de la mayoría de la población, no gracias a su trabajo, sino de la gestión hasta ahora exitosa de la administración de la 4T. Vive entonces al amparo de lo que hacen otros, aunque provengan de su propio seno, pero no desprendido de las acciones partidarias.
Esta situación es muy atractiva para aquellos políticos de enormes ambiciones personales, a los cuales no les importa el partido, su política o ideología, sino sus propias aspiraciones, llegar como sea, pero llegar. La ética en la política es secundario para ellos. Abundan en la cúpula de Morena, porque entonces pensar y concluir que ellos y ellas habrían de romper.
Aunque si hay quienes han perdido piso y concluyen que por sus propios “méritos” deben llegar o incluso hacerle un favor al partido. Son aquellos que al no ser favorecidos, buscan otras opciones partidarias para contender. Prácticamente nadie lo logra, obviamente, porque el peso fundamental es del partido. De ahí que lo último que se piense sea el rompimiento.
También hay los megalomaniacos y poco autocríticos. Hay un caso que me tocó vivir, cuando un conocido, que aspiraba ser, me comentaba como argumento que era muy conocido entre los aguascalentenses. Le respondí que efectivamente, la gente sabía cómo era y qué era, por lo mismo no iba a ganar como ocurrió, aunque por vía plurinominal ha sido dos veces diputado local.
En los políticos de la cúpula partidista, en este caso de Morena, lo que opera sobre todo es el pragmatismo y utilitarismo, en busca de votos. Con el escenario descrito, son poco factibles las rupturas. Creen que cualquiera de los tres grupos predominantes en Aguascalientes, dígase Nora Ruvalcaba, Aldo Ruiz o Arturo Ávila pensarían en romper de no salir beneficiados. No porque se darían un balazo en el pie. Del futuro a mediano plazo no podemos hablar.