Aguascalientes ya no duerme tranquilo: la inseguridad y el pulso político

Durante años, a Aguascalientes se le veía como ese lugar al que uno podía mudarse para “vivir en paz”. Un estado chico, ordenado, sin los sobresaltos que se viven en otras regiones del país. Pero algo ha cambiado. Y la gente lo está empezando a notar. Hoy, la percepción de seguridad que tanto nos enorgullece comienza a tambalearse, misma que los hechos de violencia e inseguridad han ido desvaneciendo poco a poco, en un estado en que se ha vuelto tan seguro, que seguro te roban, seguro te llaman para extorsionar, seguro te ves molestado por algún retén que intenta supuestamente traer la paz cuando el crimen ha logrado irrumpir la tranquilidad y no logra nada con interrumpir el tráfico, si no que solo advierten a la ciudadana que la paz ha terminado como resultado del crecimiento de población y la pobreza patrimonial. La verdad es que se siente. En la calle, en las conversaciones, en las redes. Hay una inquietud que se cuela por las rendijas del día a día. La paz social imaginaria que gozaba Aguascalientes ha terminado.
Cuando el miedo empieza a votar
Las encuestas más recientes de Massive Caller, publicadas el 31 de julio de 2025, nos muestran un panorama político todavía dominado por el PAN. Tanto a nivel estatal (39.5%) como en la capital (44.4%) el blanquiazul encabeza las preferencias. Pero sería un error quedarse solo con los números. Porque detrás de esos porcentajes hay algo más profundo: una creciente desconfianza que ya empieza a reflejarse en la decisión de voto.


Y es que hay un dato que no deberíamos pasar por alto: el porcentaje de personas que aún no decide por quién votar ha crecido —y no poco. A nivel estatal es de 11.7%, mientras que en la capital llega hasta el 15.6%. En otras palabras, hay miles de personas que, a estas alturas, simplemente no se sienten representadas por nadie. O peor: no creen que alguien pueda garantizarles seguridad, estabilidad o rumbo.
Historias que calan más que las estadísticas
En las últimas semanas, han circulado historias que ponen los pelos de punta. Desde desapariciones que no tienen explicación clara, hasta robos a plena luz del día en zonas donde antes bastaba con cerrar la puerta con llave. Hay quienes ya no dejan que sus hijos tomen el camión solos. Comerciantes que cierran más temprano. Colonias que han empezado a organizar rondines. Y aunque muchas de estas cosas no aparecen en los informes oficiales, el miedo sí se ha metido en la rutina.
La inseguridad no es solo un problema de cifras. Es una sombra que se cuela en la mente, que nos cambia los hábitos y que hace que miremos dos veces antes de cruzar la calle. Y eso, por supuesto, también impacta en lo político.
¿Quién puede dar certezas en medio del desconcierto?
En este clima, no sorprende que figuras como Antonio Martín del Campo —quien lidera cómodamente entre los posibles candidatos panistas con un 48.3%— aparezcan como “el de más experiencia”. Del otro lado, Arturo Ávila encabeza las preferencias dentro de Morena (36.8%), seguido de cerca por Nora Ruvalcaba. Pero más allá de los nombres, lo que está en juego es algo mucho más grande: ¿quién puede devolverle al estado esa sensación de tranquilidad que parece haberse extraviado?


Porque hoy, más que buenos administradores, Aguascalientes necesita liderazgos que se sientan cercanos. Que caminen los barrios. Que den la cara cuando las cosas se ponen difíciles. Que no escondan los problemas tras discursos prefabricados.
Y quizá por eso también está tomando fuerza la idea de una alianza PAN-PRI, que ya cuenta con la aprobación del 60.4% de sus bases. No tanto por afinidad ideológica, sino porque para muchos, unir fuerzas parece la única manera de frenar un deterioro mayor.
Hora de decisiones
Lo que estamos viviendo no es una simple racha. Es una encrucijada. Aguascalientes puede seguir vendiéndose como el estado modelo, mientras la gente siente miedo cada vez que sale de noche. O puede mirar de frente la realidad, con toda su complejidad, y reconstruir el pacto social desde lo local, desde lo cercano, desde lo humano.
El desafío no es solo detener la violencia. Es volver a creer que las cosas pueden mejorar. Y eso empieza cuando las autoridades no solo hacen promesas, sino cuando se atreven a escuchar. Cuando dejan de hablar “de seguridad” y empiezan a hablar “con la gente”.
Porque al final, la política también se trata de eso: de dar certezas cuando todo lo demás parece temblar.
Este incremento de la percepción de la violencia podría ser un escenario que favorece a Arturo Ávila, ya que de los cuatro aspirantes es el que en teoría tiene más acercamiento con las políticas de seguridad, pero su estrategia de ser el vocero de Ricardo Monrreal, lo aleja de la población hidrocálida aún más de lo que ya está con sus propiedades en Estados Unidos.
Violencias que estremecen la rutina de miles de mujeres
Ahora que tenemos una idea más clara del ambiente político y social en Aguascalientes, es imposible ignorar una realidad que sacude en lo más íntimo: la violencia que enfrentan las mujeres día con día. No es una exageración ni un caso aislado. Es una constante dolorosa.Las cifras desde el 2021 van en aumento.
La ENDIREH 2021 lo deja claro y, la verdad, no es fácil de digerir: el 72.8 % de las mujeres de 15 años o más ha sufrido algún tipo de violencia —psicológica, física, sexual, económica o patrimonial— en algún momento de su vida. Y lo más alarmante: casi la mitad (48 %) la vivió en los últimos 12 meses.
Estas cifras no son solo estadísticas. Detrás de cada número hay una historia, una herida, una mujer que un día dejó de sentirse segura en espacios que deberían ser su refugio.
Escuelas que deberían cuidar… pero también lastiman
Pensar que el espacio escolar puede ser escenario de violencia resulta difícil de aceptar, pero es una realidad: el 35.2 % de las mujeres ha sufrido violencia en la escuela, y una de cada cinco lo vivió solo en el último año. No se trata de algo que pasó lejos o hace mucho: está pasando aquí y ahora.
Muchas veces el agresor es alguien cercano, un compañero de clases —en el 41.9 % de los casos— y casi siempre ocurre dentro del mismo plantel. Imagínate ser estudiante, cargar con libros… y también con miedo.
Oficinas y talleres: el otro campo de batalla
El trabajo debería ser un espacio de desarrollo, no de tensión constante. Pero para muchas mujeres, es lo segundo. El 31.2 % ha sufrido violencia en su entorno laboral a lo largo de su vida, y el 26.1 % en el último año.
Y es que no siempre se trata de gritos o insultos. A veces es esa mirada invasiva, ese “comentario de broma”, o ese jefe que amenaza con represalias. En el 40.2 % de los casos, el agresor fue un compañero, y en el 82 % la violencia ocurrió dentro del propio centro de trabajo.
Calles que ya no se caminan igual
Salir a la calle nunca debería ser una decisión difícil. Pero el 47.2 % de las mujeres ha sido víctima de violencia en su comunidad. ¿Lo más frecuente? La violencia sexual. El 44.5 % la ha sufrido en espacios públicos a lo largo de su vida y el 23.8 % en el último año.
Y sí, muchas veces es un desconocido el que agrede (60.8 %), en plena calle, parque o parada de camión. Caminar sola, sentarse en una banca, esperar el transporte… ya no es neutro. Puede ser un riesgo.
Cuando el peligro está en casa
Lo más doloroso es cuando el lugar que debería proteger, también daña. Una de cada ocho mujeres fue violentada por un familiar en el último año, la mayoría de las veces con violencia psicológica.
En muchos casos, el agresor es un hermano, un padre, un tío. Y el 62.9 % de los casos ocurrió dentro del hogar. Como si no hubiera escapatoria posible.
La pareja: entre el amor y el miedo
Casi la mitad de las mujeres que han tenido una relación de pareja ha sido violentada en algún momento. Solo en el último año, el 24.8 % vivió algún tipo de violencia —en especial emocional, psicológica, de control o humillación.
Es fácil pensar en violencia como algo visible, físico. Pero hay otras formas más silenciosas y persistentes: chantaje, control, amenazas disfrazadas de celos.
Desde la infancia… hasta la sala de parto
La violencia muchas veces empieza temprano. El 35.1 % de las mujeres ha sido víctima en su infancia —ya sea física, psicológica o sexual—. Y en muchos casos, el agresor fue alguien de la familia, como un tío o una tía.
Y para colmo, incluso el parto se ha vuelto una experiencia de maltrato para muchas: el 30.3 % sufrió violencia obstétrica durante la atención médica. En su momento más vulnerable, muchas fueron ignoradas, humilladas o maltratadas.
Con los pies en la tierra… y el corazón encendido
Si algo nos deja claro este panorama es que la inseguridad en Aguascalientes no es solo cosa de ladrones o narcos. También se trata de esas violencias cotidianas, muchas veces invisibles, que afectan especialmente a las mujeres.
Y lo más grave: estas experiencias no solo duelen… también influyen en cómo votamos, en cómo confiamos, en cómo nos relacionamos con lo público. Porque ¿cómo creer en las instituciones cuando ni tu escuela, ni tu casa, ni tu calle te protegen?
La política no puede seguir ignorando esto. Quien quiera gobernar debe empezar por preguntar:
¿Qué haré para proteger a las mujeres?
¿Les devolveré el derecho a vivir sin miedo?
Porque si el miedo se combate con certezas, esas certezas deben incluir a todas… y sobre todo, a ellas.
Regresando a los resultados de la encuesta de Massive Caller, publicadas el 31 de julio de 2025, se observa en los historiales de sus estudios, que cuando hay escándalos de corrupción, actos de violencia e inseguridad, estos suelen afectar principalmente al PAN.
Que en esta ocasión el voto aun indeciso creciera también es una llamada de atención a los principales protagonistas y partidos políticos, que no están sabiendo atraer y conservar al electorado, los arranques de priistas por buscar la candidatura dentro del PRI para gobernador, facilita a su vez el crecimiento del descontento por la alianza PAN PRI, observando en las encuestas un incremento en indecisos pero que no alcanzan tampoco a ser una opción de triunfo, al contrario, pareciera que si el priismo insistiera en ir por separado, a los que ponen en riesgo de perder la elección de gobernador de 2027 es el PAN.
No se observa que exista una estrategia clara desde el gobierno del Estado y de Acción Nacional un acercamiento con las bases priistas que permita conservar una alianza que cada día por el crecimiento de Morena, parece más necesaria electoralmente aun y cuando los votos que puedan aportar en dicha alianza los priistas sean minúsculos. Aunque también puede ser que con estos repentinos destapes del presidente de estatal del PRI y otros militantes, lo que realmente está buscando el PRI es vender más caro su amor, a un nivel que no necesariamente valga la pena, ya que existen otras fuerzas en la entidad que podrían dar ese impulso que requiere el PAN para conservar electoralmente Aguascalientes en el 2027.
Con el tiempo seguiremos viendo cómo sigue evolucionando la percepción en los estudios demoscópicos.