Amado Nervo: un siglo de ausencia
[bctt tweet=»Como quiera que sea, aún nuestro Premio Nobel de Literatura Octavio Paz, que antes le dedicó sentidas palabras, al final también le restaba méritos al nayarita.» username=»crisolhoy»]
Amado Ruiz de Nervo Ordaz, el poeta nayarita que nació en Jalisco. En efecto, el 27 de agosto de 1870, día en que el futuro literato vino al mundo, Tepic pertenecía a Jalisco. Fue su padre quien acortó el apellido de Ruiz de Nervo a sólo Nervo. De manera que lo que muchos tomaban por pseudónimo, es su nombre verdadero.
Amado Nervo es el poeta mexicano más leído y respetado en el mundo, pero es también el poeta más criticado y minimizado por otros poetas mexicanos posteriores, que tachan su poesía de cursi, banal y la encasillan en un estilo modernista caduco. Incluso nos han “mujereado” a quienes gustamos de ella al afirmar que “sólo es leído por mujeres”. Como quiera que sea, aún nuestro Premio Nobel de Literatura Octavio Paz, que antes le dedicó sentidas palabras, al final también le restaba méritos al nayarita.
Amado Nervo fue el mayor de 6 hermanos, más dos hermanas adoptivas, mayores que él, que por circunstancias fortuitas llegaron a engrosar su familia. Al dolor de perder a su padre y volverse “el hombre de la casa” con tan sólo 9 años, se suman a las grandes pérdidas en su vida las de sus hermanos Juan Francisco, que perdiera la vida a los 16 años, y Luis Enrique, que cometió suicidio cuando ambos, Amado y él, vivían en la capital del país y habiéndose hecho de dos tiendas de abarrotes que atendían uno cada uno, Luis Enrique murió el 12 de septiembre de 1896 en su tienda, que tenía por nombre: La Mexicana.
Pero no iban a terminar aquí las desgracias en la vida de Amado Nervo.
Desde antes de salir de Tepic hacia Zamora, en Michoacán, Amado Nervo ya había comenzado a escribir artículos y cuentos para algunas revistas y diarios, y cuando eventualmente llegó a colaborar en un Despacho de abogados en Mazatlán, ya era un escritor reconocido. En este Puerto recibió la noticia de la muerte de su hermano Juan Francisco, y la relación fraternal con su hermano Luis Enrique se hizo más fuerte; por ello viajaron juntos a México y vivieron la experiencia abarrotera ya relatada. En México conoció a Manuel Gutiérrez Nájera, y colaboró en la revista Azul, que Gutiérrez Nájera dirigía. Luego Nervo fundaría la revista Moderna, sucesora de Azul. Como corresponsal de El Imparcial, viajó a París en 1900, pero al permanecer allá más tiempo del tolerado, le fue suspendido el estipendio que enviaba El Imparcial, y Nervo tuvo que subsistir por sus propios medios. Es así que en 1901 conoce al amor de su vida: Ana Cecilia Luisa Dailliez Largillier, que había nacido en París el 19 de abril de 1881 y tenía una hija llamada Margarita Elisa Dailliez. Del padre de esta no se tiene dato alguno.
Quizá no pudieron casarse o quizá no quisieron, el hecho es que vivieron su amor por 8 años escondidos de la sociedad que, en esa época, no hubieran tolerado tal pecado. Comenzaron a vivir juntos en 1904 y la relación terminó cuando la fiebre tifoidea arrancó a Ana Cecilia de los brazos del poeta el 7 de enero 1912, en Madrid, donde Nervo tenía un puesto diplomático.
El mismo Nervo cuenta en sus notas del libro La Amada Inmóvil, cómo vivía la situación marital con Ana Cecilia:
“Como aquel nuestro cariño intenso no estaba sancionado por ninguna ley; como ningún sacerdote nos había recitado maquinalmente, uniendo nuestras manos, algunas frases latinas; como ningún juez civil nos había gangueado algunos artículos del Código, no teníamos el derecho de amarnos a la luz del día, y nos habíamos amado en la penumbra de un siglo y de una intimidad tales, que casi nadie en el mundo sabía nuestro secreto. Aparentemente yo vivía solo, y muy raro debió ser el amigo cuya perspicacia adivinara, al visitarme, que allí, a dos pasos de él, latía por mí, por mí solo, el corazón más noble, más desinteresado y más afectuoso de la tierra.”
Después de aquello, Nervo se hizo cargo de Margarita, y para evitar que le fuera arrebatada, consiguió ser nombrado su tutor. El amor paterno se volvió pasional, pero Margarita supo mantener las distancias no accediendo a los impulsos románticos del poeta.
Ya de regreso en México, ocupó algunos cargos burocráticos y docentes, y obtuvo una plaza en la Escuela Nacional Preparatoria.
En 1918 fue enviado como Ministro Plenipotenciario para Argentina y Uruguay, puesto que tomó en el mes de marzo, en Buenos Aires, Argentina. Esa era la encomienda de Representación del Gobierno Mexicano, cuando enfermó de uremia. Sólo se sabe de su enfermedad por una carta con que da respuesta a una carta recibida:
“Carmen: Tengo aquí su carta del 17, su noble carta: gracias. Ahora va usted a recibir unas cuantas líneas porque no puedo escribir. Me han hecho esta mañana una punción para sacarme sangre, creo que para ver si tiene urea, y me han puesto una inyección de cafeína, todo en el brazo derecho. Me van alimentar con inyecciones de suero, porque hace días que no puedo comer nada. Si dejara de escribirle un día, no pensará pues, que por olvido, ¿verdad? Es imposible que yo la olvide”.
Y en efecto. Su pluma dejó de escribir para siempre el 24 de mayo de 1919 en la capital uruguaya, Montevideo.
Los homenajes no se hicieron esperar en Argentina, Uruguay, Brasil, Venezuela, Cuba, etc. Todos estos países enviaron barcos que escoltaron a la corbeta “Uruguay” que trasladó los restos mortales del poeta hasta Veracruz. El cuerpo, que no cesaba de recibir homenajes, llegó a la capital mexicana el 11 de noviembre de ese año, casi 6 meses después de su defunción. Fue velado en el patio principal de la Secretaría de Relaciones Exteriores, y finalmente es inhumado en la Rotonda de los Hombres Ilustres* el 14 de noviembre, terminando así la historia material de Amado Nervo.
Entre un sinfín de escritos en prosa para diversas revistas y periódicos, Amado Nervo publicó
Poesía:
Perlas negras (1898)
Místicas (1898)
El domador de almas (1899)
La hermana agua (1901)
Poemas (1901)
El éxodo y las flores del camino (1902)
Lira heroica (1902)
Las voces (1904)
Los jardines interiores (1905)
En voz baja (1909)
Serenidad (1912)
Elevación (1916)
Plenitud (1918)
El estanque de los lotos (1919)
Póstumos:
La amada inmóvil (1920)
El arquero divino (1920)
Mañana del poeta (1938)
La última luna (1943)
Las dos últimas gracias a Alfonso Reyes.
Novelas:
Pascual Aguilera (1892 y 1899)
El bachiller (1895)
El domador de almas (1899)
El diablo desinteresado (1916)
Además de novelas y una Obra de teatro convertida en zarzuela.
La recopilación más completa de la obra de Amado Nervo la tiene
Editorial Aguilar, en una edición en dos tomos que hoy es difícil de
conseguir.
*Luego este espacio funerario cambiaría su nombre a: Rotonda de las Personas Ilustres.