Carolina Herrera y lo mexicano en la industria de la moda

[bctt tweet=»Para la cultura de masas la moda es el proceso globalizador y homogeneizador de la diversidad por excelencia. La moda dice promover distinción y sofisticación, al tiempo que uniforma gustos.» username=»crisolhoy»]

Carolina Herrera: Cuando Roland Barthes^{^[1]} en 1967 publicó El Sistema de la moda y otros escritos^{^[2]}; reclamo para la sociología y la semiótica un campo de estudio que antes de Roland era considerado superfluo, banal y de poco interés para las ciencias sociales. Barthes reconoce la importancia de la <<moda>> como un sistema rico de <<signos>>, <<significantes>> y <<significado>>, que manifiestan no solo unidades culturales de las masas, sino sobre todo sintagmas y paradigmas estructurantes que construyen y facilitan la reproducción social, al tiempo que se manifiesta en forma de objetos de consumo en el <<inconsciente colectivo>> y las relaciones <<simbólicas>> de los sujetos envueltos en un tiempo y espacio determinado.

Es la moda como sistema de consumo e intercambio de bienes de <<signo>>, y en especial por la dinámica existente de los bienes de consumo diseñados para el gusto y beneplácito del público femenino que la ropa y accesorios para mujeres son para Barthes el mejor escaparate de unidades de cultura y hábitos de consumo que pueden denotar no sólo un estado de ánimo de la portadora, sino un conjunto de relaciones sociales, como clase social, género, habitus, edad, etc, elementos <<significativos>> que al combinar reflejan <<significados>> e ideales culturales.

Para la <<cultura de masas>> la moda es el proceso globalizador y homogeneizador de la diversidad por excelencia. La moda dice promover distinción y sofisticación, al tiempo que uniforma gustos.

En un mundo globalizado la cultura dominante de consumo busca objetos nuevos, para denotar y significar, pero para que la ropa como objeto <<signo>> pueda estar en el gusto de los demás y <<significar>>, las masas deben tener elementos que le permitan interpretar y dotar de <<significado>> los objetos. Es decir en otras palabras, la moda de la ropa solo puede establecerse en el gusto de las masas si existen condiciones para ello cuando en diferentes campos culturales que aparentemente no tienen relación existen elementos relacionados entre si.

En días recientes se dio a conocer la colección de ropa 2020 primavera verano Carolina Herrera. La propuesta de la diseñadora de origen venezolano, que desde 1981 es una marca de ropa considerada de alta costura, propone para esta temporada utilizar vestidos basados en el folclor mexicano, recordando las combinaciones de los sarapes y estampados de flores, así como deshilado y bordado.

Carolina Herrera pone a disposición de las masas su versión de latinoamérica, reconociendo colores, texturas y combinaciones que son ampliamente aceptadas y asociadas como iconos signos de la cultura latina. Pero Herrera pone especial atención a combinaciones que la masa de consumidores de la moda aceptan como unidades culturales propios de la mexicanidad y el folclor popular.

La colección basada en motivos alusivos a la cultura Mexicana es atractiva como propuesta de consumo para un público norteamericano que está dispuesta a portar un mensaje opositor al inquilino de la Casa Blanca, mandando el mensaje de inclusión y aceptación de sus vecinos del sur. Recordemos que la moda de la ropa denota signifiantes que se acomulan en los signos de la ropa creando nuevos significantes y mensajes que se nutren de diferentes campos culturales, por lo que el campo de la política no es el único que nutre de sentido a la colección, el cine norteamericano como industria, ha mandado mensajes similares recientemente, explotan elementos culturales de México para ser consumidos en suelo norteamericano.

Sin querer Donald Trump por oposición y la industria cultural del cine de USA por procesos de contra cultura pusieron de moda lo mexicano. Un choque de civilizaciones en reconocimiento al otro.

Por otra parte autoridades mexicanas ven en la colección de Herrera una ofensa a la cultura méxicana. Y posiblemente lo sea, porque les debe de dar pena que una empresa trasnacional defienda más la mexicanidad que los super amigos de la 4 T. Como el senador Monreal que acude a la palestra para denunciar en los medios las supuestas ofensas y denigración a la cultura Mexicana por parte de una trasnacional.

Habría que cuidar que la trasnacional no patente diseños populares de México, para luego querer ejercer presión sobre los productores nacionales. Pero esa es otra discusión producto de los abusos del poderoso capital trasnacional que leyes internacionales de derechos de autor le permite apropiarse de unidades culturales populares.