La cátedra del maestro Borges

La cátedra del maestro Borges

[bctt tweet=»Borges habló de su propia literatura, yo estaba allí, mi mente nunca ha podido hacer la distinción entre la realidad y el sueño, seguidor de Nietzsche considero que: 《 no hay hechos sólo interpretaciones》» username=»crisolhoy»]

Lápida de la tumba Borges

 

Después de leer tantos  libros de Borges, y de escucharle dialogar con incontables  sabios de la época en la que vivió, comencé a confundir la realidad con el sueño ¿Dios soñó al hombre o el hombre en un sueño inventó a Dios? Yo difícilmente soñaba, la mayoría de mis descansos estaba en blanco mi memoria, hasta que un día soñé que soñaba.

Considero a lo natural un delirio, a la realidad inalcanzable, a las teorías imposibles. La razón no alcanza a la realidad aunque los metódicos aprendieran a medir, aunque usen matemática y lenguajes  abstractos, aunque presuman a la ciencia de otros, la razón es un delirio y la realidad un mal sueño de una mente inmensa que está a punto de despertar de su pesadilla llamada historia de la humanidad.

Yo estaba soñando que Borges me daba una de sus clases de literatura  inglesa, las clases que solía dar en Buenos Aires. Lo que nunca había sucedido en sus cátedras, sucedió aquella ocasión: Borges habló de su propia literatura, yo estaba allí, mi mente nunca ha podido hacer la distinción entre  la realidad y el sueño, seguidor de Nietzsche considero que: 《 no hay hechos sólo interpretaciones》; la realidad es mitad ideal al menos, concediéndole a un realista aquello del mundo exterior que existe ajeno al interior, la realidad es una idea, el lenguaje impregna todo lo que afirmamos existe.

Borges hablaba del  Aleph con su particular tono de voz. Desde luego, en mi sueño, el formidable anciano dominaba: el griego, el latín, el inglés antiguo de Shakespeare, el castellano repleto de imágenes bucólicas de Cervantes. Borges me hablaba en un salón de clases, sus cátedras las impartía  en distintos idiomas, su voz se entrecortaba como era mi recuerdo del maestro al verle dialogando con Octavio Paz en la televisión nacional de México, país donde nací.

La confusión en el sueño inicia cuando el maestro Borges con la sonrisa de Siddhartha estaba hablando sobre una de las historias de su  libro El Aleph: Los teólogos era el cuento, dictaba su lección en Castellano, después de elogiar unos minutos a Cervantes, pronunció:

En la biblioteca monástica que hicieron arder los hunos, perduró casi intacto el libro duodécimo de la Civitas Dei, que narra que Platón enseñó en Atenas que, al cabo de los siglos, todas las cosas recuperarán su estado anterior, y él, en Atenas, ante el mismo auditorio, de nuevo enseñará esa doctrina.》 Su primer silencio fue largo.

Maestro, esa teología es muy parecida al: 《Eterno Retorno》 de Nietzsche, -interrumpí el silencio, los instantes en silencio eran una eternidad junto a Borges. –

Tumba de Borges

Aquel loco que escribió Schopenhauer como educador, el solitario de Turín,  aquel que fue más allá de su maestro, del Bien, del mal ¿Por qué se parecen tanto la doctrina de Platón y la de Nietzsche? El tiempo es circular para ambos.

Dudo que Schopenhauer fuera superado nunca, el tiempo es lineal o circular, ese debate es antes de la disputa entre el maestro Schopenhauer y su alumno Nietzsche.》El maestro Borges volvió a sonreír, tomaba su bastón mientras miraba atentamente a la clase. El silencio parecía alimentar  su sabiduría, me di cuenta que el auditorio estaba abrumado de asombro como yo. Borges continuó su discurso en su fino castellano:

Aureliano encontró la secta de los anulares y por eso supo del texto, los de la secta asumirán que la historia es un  círculo y que nada es que no haya sido y que no será.》 El maestro seguía hablando de la historia de Los teólogos, una historia de tantas de su libro El Aleph.

Entonces, sólo puedo intentar entender tan inexplicables enigmas, asumiendo que la creencia comúnmente aceptada primero fue la religiosa, es decir, el presente sólo era una transición al mundo de la eternidad, este mundo de apariencias resulta mera impermanencia, el presente es devenir. El destino es la hoguera  eterna para el cristianismo de Occidente o la recompensa eterna, quizás la sentencia en Oriente sea más definitiva, y a semejanza de Nietzsche, la rueda del Samsara sea esa vida que se repite eternamente: ¡maestro! Si la vida se repite, si el tiempo es circular ¿Soportaríamos está vida con sus febriles desencantos? Ser, existir, desear, imaginar, soñar, vivir, morir, repetirlo circularmente por siempre .

Siempre es una palabra que no está permitida a los hombres. Los que consideraban que el tiempo es circular, como los estudiosos de la  doctrina del Eterno retorno de lo mismo de Nietzsche, eran considerados heresiarcas.

Agustín había escrito que Jesús es la vía recta que nos salva del laberinto circular en que andan los impíos; Aureliano, laboriosamente trivial, los equiparo con Ixión, con el hígado de Prometeo, con Sísifo, con aquel rey de Tebas que vio dos soles, con la tartamudez, con loros, con espejos, con ecos, con mulas de noria y con silogismos bicornutos. 》

¿Entonces que concluyó Aureliano maestro ?

Recibió una refutación a sus creencias de un tal Juan de Panonia, un escrito breve que afirmaba en el universo no existen dos almas iguales y que el pecador más vil es precioso como la sangre que por él vertió  Jesucristo. El acto de un solo hombre pesa más que los nueve cielos concéntricos y trasoñar que puede perderse y volver es una aparatosa frivolidad. El tiempo no rehace lo que perdemos (afirmó) ; la eternidad lo guarda para la gloria y también para el fuego.》

¿Maestro estoy soñando? ¿Estoy muerto? La eternidad es la ausencia de tiempo y medición, el insondable Rimbaud afirmaba que la eternidad es cuando el mar se junta con el sol, yo de niño le preguntaba a mi padre: ¿ El mar devora al sol?  Mi padre se reía de mi por mis delirios y falta de lógica, yo desde niño quería ser como Ícaro y como Rimbaud, por supuesto nadie sabía de mi delirio.

《La vida es un sueño, la escritura una aventura. Me agrada la brevedad de Byron, Rimbaud  y Rulfo, supe que este último es uno de tus predilectos. Me agrada la brevedad y las palabras poéticas, aquí un ejemplo Alejandro, de una condensación metafórica importante: 《luna espejo del tiempo》, seguramente lo recuerdas de cuando me viste en televisión dialogar con Octavio Paz hace años.》

Si maestro, recuerdo bien que en una oración simple es usted capaz de hacer la poesía más bella.

¡Basta de halagos que me rasgan la piel como Nietzsche afirmaba! Olvidemos a Borges, te debería estar enseñando sobre Byron y no sobre mis cuentos.》

Pero maestro perdóneme, por favor prosiga…

Alejandro Marengo

Mendigo de sueños, distópico, surrealista.   La enajeción desiderativa a la mercancía dinero, se paga siempre con libertad.

Alejandro Marengo

Mendigo de sueños, distópico, surrealista.   La enajeción desiderativa a la mercancía dinero, se paga siempre con libertad.

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