El discurso de la guerra y la construcción del racismo moderno

El discurso de la guerra y la construcción del racismo moderno

Genealogía del Racismo (1976): Michel Foucault al momento de estar abordando la construcción de una de sus más célebre obra Vigilar y Castigar (1975), obtuvo material con el cual a su juicio daba elementos para abordar un tema pendiente a desarrollar dentro de los discursos del <<poder>> y la <<tecnología de los cuerpos>>; por lo que en sus cursos de 1975 y 1976 planteó públicamente a sus alumnos las ideas que su investigación le habían arrojado y que estaban en construcción planteando los principios de los discurso de la <<guerra>>, <<poder>>, <<control sobre los cuerpos>>, <<raza>>, <<racismo>>, <<estado nación>>, <<democracia>>, <<burguesía>> y <<sexualidad>>.Temes que con frecuencia se encuentran presentes en el pensamiento de Foucault.

En Genealogía del Racismo Foucault se plantea el tema de las poblaciones y el nacimiento de la biopolítica. Cómo aparece el discurso jurídico para reforzar el poder basado en el sistema jurídico y dan principio a los estado nación y con ellos los discursos nacionalistas y por defecto los discursos racistas en oposición a lo sin razón, los locos y/o a la pobreza, males que están fuera del desarrollo y son lastres del progreso, dando paso a los discursos biologicistas que justificaban la dominación de un grupo social o clase, extendido sobre una población y como para su conservación el discurso político del poder adoptar medidas para justificar por <<raza>> el uso legítimo del Leviatán del estado por medio del odio a la alteridad que representa los males que se oponen al progreso o desarrollo y justificando la <<guerra>> como sistema legítimo para erradicar la alteridad.  

Así el poder se dota de principios discursivos que justifican al estado nación para enfrentar a nombre de la <<soberanía>> al otro y los hechos o acontecimientos que puedan considerarse elementos contrarios al orden establecido de las cosas, ese miedo inconscientemente, construido por prejuicios discursivos que son la base misma del discurso del estado nación y la soberanía que facilitan los discursos nacionalistas de odio, el racismo y la guerra. Grandes males de los estados modernos que por su configuración y construcción desde el poder deben seguir lidiando con ellos, ya que son ellos mismos los que fundamentan el andamiaje discursivo jurídico de los Estados actuales.

Este poder discursivo justifica al poder por medio de la historia y la fuerza de las amas. El triunfo de unos es la sumisión de otros para glorificación de ellos. El discurso oculta la derrota y glorifica la victoria, sin considerar las realmente los procesos históricos, sino la justificación del poder por el poder mismo.

Foucault explora y muestra cómo es que los discursos del estado moderno occidental se encuentra construido por reglas discursivas que no están sustentadas en el sistema jurídico romano y que a este se le han atribuido por mecanismos de legitimación del poder borrando el verdadero origen de las reglas discursivas del poder occidental sustentado en la jurisprudencia de la tradición judía antes que la romana.

Algunos siglos después, apareció en Occidente una historia que tenía fines muy distintos; desenmascarar a Roma como una nueva Babilonia; reivindicar, contra Roma, los derechos perdidos de Jerusalén. (Genealogía del Racismo:1976)

Hipótesis que Foucault construye tratando de explicar cómo el <<poder del estado>> bajo el <<poder del discurso racista>> y <<odio>> en los principios de <<soberanía>> dotan en el imaginario social la legitimación atribuida a otro origen y tradición para justificar así mismos frente al otro y separar de ellos al rechazado. Debe el lector siempre tener presente y considerar que Genealogia del Racismo está construido utilizando apuntes de cursos de Foucault para alumnos de él inscritos al taller de investigación, donde el profesor plantea escenarios de investigación que pueden ser usados o eliminados con posterioridad. Dejando ver estos debates dentro de los cursos de Foucault, como él utiliza como sistema principios de la “duda cartesiana” para la construcción de sus pensamientos, teorías e hipótesis de análisis.

Pero para Foucault esté discurso para justificar un pasado europeo en Roma y no en Babilonia es el que hace al mismo tiempo el que justicia a los estados Europeos establecer <<guerras de odio>> y <<raza>> contra sus vecinos por pensar en <<soberanías>> y <<estado>>.

Yo no quiero hacer una historia del racismo en el sentido general y tradicional del término. Es decir, no quiero hacer la historia de lo que en Occidente ha podido ser la conciencia de pertenecer a una’ raza, ni la historia de los ritos y de los mecanismos a través de los cuales se quiso excluir, descalificar o destruir físicamente a una raza. El problema que he querido sacar a luz es otro y no concierne ni al racismo ni, en primera instancia, al problema de las razas. Se trataba -y para mí se trata aún- de intentar ver de qué modo, en Occidente, apareció un análisis (crítico, histórico, político) del Estado, de sus instituciones y de sus mecanismos de poder, llevado a cabo en términos binarios. (op. cit.)

Por lo que el estado es en su conjunto un instrumento jurídico de poder que produce relaciones sustentadas en el <<miedo>> principalmente al otro, justificando por el discurso biologicista, religioso y/o económico su <<odio>> y <<racismo>> contra todo aquello que considera diferente. En este principio se encuentra construido los estados nación y la soberanía de los estados modernos en occidente. Por eso no es de extrañar la facilidad con que estos estados están diseñados y construidos para convertirse en verdaderas máquinas de guerra y destrucción, todo a nombre de la <<civilización>> y el <<progreso>> de la <<humanidad>>.

Dentro de la expansión de las naciones europeas el discurso nacionalista impera la anexión de las mezclas nordicas, galas, hispanas en oposición al discurso homogeneizador del imperio romano. Intentando eliminar los problemas raciales para la población europea hacia la monarquía universal que se le impone a los habitantes del norte de áfrica como unidad cultural de sincretismo ideológico hacia la fallida integración del mediterráneo por los mismos principios que le dieron origen a los estados soberanos y nacionalistas de europa.

He aquí el problema: ¿qué debe saber el príncipe, de dónde y de quién debe tomar su propio saber, quién esta habilitado para formar el saber del príncipe?  (op. cit.)

La historia fue la encargada de sustituir a los mitos y leyendas para legitimar por medio de la educación y repetición de la historia. Al mismo tiempo que la historia del derecho es la historia de las traiciones. Por ello las nociones de nacionalismo y racismo son dos fuentes continuas de la guerra.

En el proceso de la creación de los estados modernos la discusión del <<derecho natural>> en oposición al <<derecho divino>> y posteriormente el surgimiento del <<derecho positivo>> para Foucault no son más que formas refinadas de procesos arqueológicos del saber que los cuerpos administrativos del estado en distintos momentos (tiempo) y circunstancias (hechos), construyen para adaptarse a las transformaciones sociale y tratar de conservar el poder mediante la legitimación de “histórica” de las <<leyes>> y el dominio hacia los otros.   

La historia se convierte, con ello, en un saber de las luchas que se despega y funciona en un campo de luchas: combate político y saber histórico están de ahora en más ligados uno con el otro. Y aun si es verdad que nunca hubo enfrentamientos que no estuvieran acompañados de recuerdos, memorias y rituales de memorización, ahora, a partir del siglo xvm, la vida política comienza a inscribirse en las luchas reales de la sociedad. (op. cit.)

En otras palabras y es una idea que retoma Foucault de su libro “La verdad y las formas jurídicas” (1973), los cuerpos burocráticos del estado junto con las clases gobernantes continuamente construyen su saber hacer y adapta el mismo a circunstancias históricas con el fin de legitimarse como grupos de poder y control para mantener vivo y estable el orden de las cosas. Estos cuerpos y discursos tienden a la conservación y acumulación del <<poder>>, sin querer compartirlo, ya que de compartirlo pierden reconocimiento social e influencia sobre los otros. Recurriendo ante estas eventualidades de ausencia de poder a los discursos simbólicos del nacionalistas y la raza para tratar de retenerlo, utilizando la guerra como coacción y sistema de miedo ante la posibilidad del estado para desatar el Leviatán contra los enemigos de la sociedad (que generalmente son los enemigos de la clase gobernante).

Diego de Alba Casillas

Dr. en Ciencias Antropológicas por la UAM-I. Sociólogo de profesión por la UAA. Aprendiz de reportero.

Diego de Alba Casillas

Dr. en Ciencias Antropológicas por la UAM-I. Sociólogo de profesión por la UAA. Aprendiz de reportero.

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