EL JUEGO la capacidad de ser más humano.
[bctt tweet=»Si los seres humanos mantenemos la actividad lúdica a lo largo de toda nuestra vida es porque el juego es mucho más que “los juegos”.» username=»crisolhoy»]
El juego es una parte fundamental de la vida de un ser humano. Sólo baste ver que desde su nacimiento hasta su muerte. La representación de tener un momento de distracción, desapego, y triunfo a través de los juegos contacto, matemáticos, de mesa, o los videojuegos. Esta capacidad de juego está presente en todas las etapas en los primeros pasos del bebé, la educación primaria y en la vida adulta como un reflejo del niño interno en búsqueda de divertimento.
Esta necesidad-capacidad del juego la vemos ilustrada en el libro “Homo Ludens”, Johan Huizinga y la define como la condición de humanidad como “la persona que juega, la persona abierta al misterio y a la belleza”. Mucho más sugerente que el “homo faber”, el hombre que hace, o el “homo sapiens”, el hombre que piensa. Es que jugar consiste en hacer algo sólo por el placer de hacerlo; hacerlo libremente sin esperar nada a cambio más que el propio placer de jugar, sólo por el reto que entraña, por la alegría que procura.
Desde el origen de la existencia es una una fuente inagotable de actividad: mirar, tocar, manipular, curiosear, experimentar, inventar, expresar, descubrir, comunicar, soñar. En definitiva: jugar. El juego es la principal actividad de creatividad. El hecho mismo de la metodología del juego serio y utilizar los bloques de construcción (LEGO) hace experimentar al adulto en un ambiente controlado la forma en la que construye escenarios, soluciones y practicas de ver el mundo desde otro lugar. Jugar es una necesidad, un impulso vital, primario y gratuito, que nos empuja desde la infancia a explorar el mundo, conocerlo y dominarlo.
Si los seres humanos mantenemos la actividad lúdica a lo largo de toda nuestra vida es porque el juego es mucho más que “los juegos”. Debemos distinguir entre el juego que los ingleses llaman “play”, de los juegos, es decir los “games”.
El primero se refiere a una actitud frente a la vida. El juego en la infancia es indispensable: desde que el niño es pequeño y hasta la adolescencia se desarrolla a través de las más diversas actividades lúdicas. Jugar significa un modo de aprender: no es sólo una diversión, sino una preparación para la vida adulta. El juego es una parte esencial del crecimiento de todo ser, pues allí desarrolla habilidades cognitivas, de tiempo-espacio, intrapersonales, interpersonales, lógicas, y además otra que le servirá para el resto de sus días.
Los resultados de las vivencias emocionales y prácticas de los roles sociales que tendrán que desarrollar nuevas conexiones neuronales.
El grado de sofisticación y complejidad alcanzado actualmente por los juguetes, anula en muchas ocasiones la posibilidad de los niños de relacionarse entre sí, a diferencia del juguete antiguo o tradicional. Por ejemplo, los videojuegos de consola y computadora pueden envolver al ser humano en un mundo imaginario y fantasía en el que él es el protagonista, pueden correr, saltar, trepar, pero a veces suponen un freno al juego colectivo. Es decir, el juego no solo se pude enfocar en una primera etapa para el niño, el niño adolescente y el niño adulto permiten desenvolver otras cualidades que las llevarán directamente ante escenarios complejos, dinámicos, adversos para luego crear otras sinapsis en su vida diaria.